Los lavabos más frikis de Barcelona

Un paseo por los lavabos más extraordinarios y curiosos de nuestra ciudad

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Todos hemos experimentado esta sensación: "¿Y ahora tengo que hacer mis necesidades aquí?". Quizá, como Mark Renton en 'Trainspotting', no hemos tenido que enfrentarnos al peor lavabo de Escocia, pero nuestra ciudad tiene algunos de los váteres más frikis que jamas hayan visto nuestras nalgas. Para lo bueno y lo malo: hay wc's excelsos, de diseño nórdico. Otros son pequeñas obras de arte. Otros, sencillamente reflejan el carácter del bar en cuestión. Porque ya sabéis que detrás de un gran bar siempre suele haber un gran lavabo. ¡Descubrid estos!

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Madame Jasmine: 'torture porne' a la Barbie
Madame Jasmine: 'torture porne' a la Barbie

Cabecita de Barbie con melena de color amarillo orín. Cuerpo de culturista gay con reminiscencias de He-Man y un paquete abundante majo el slip. Piernas arqueadas estilo María Patiño que parece que hayan sufrido una liposucción en una clínica clandestina coreana... No hablo de una mutación entre Lindsay Lohan y Van Damme, sino de uno de los dos inquietantes muñecos que cuelgan en las puertas de los lavabos de Madame Jasmine y sirven para decirnos dónde van los señores y dónde las señoras... En teoría.

A la práctica, os costará distinguir un género sexual definitivo en estos engendros de plástico nacidos de una imaginación perturbada y fabricados con excedentes de Mattel. Lo cierto es que en un lugar tan friki como este bar da igual si el muñeco se parece más a una Bratz mal operada que a un indicativo aclaratorio de masculinidad o feminidad... Pero seguro que el lavabo de este agujero oscuro y polvoriento haría las delicias de los hermanos Calatrava. Si te dejas agua en el lavamanos, aparecen renacuajos a los cinco minutos. Cuando consigues mover la puerta de madera corredera con la vena del cuello inflada (parece que la haya cortado un carpintero miope), y por fin puedes meterte en el water, las baldosas de colores psicodélicos y los efluvios concentrado de micción estancada te rematan sin compasión. En los lavabos de Madame Jasmine no hay tregua para el desprevenido. La próxima vez no me dejaré intimidar por una Barbie transgénica, palabra.

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El Bosc de les Fades: el paraíso del voyeur
El Bosc de les Fades: el paraíso del voyeur
Los espejos son una maravilla, un gran invento. Los de los ascensores sirven para arreglarte justo antes de entrar en el despacho donde te van a hacer una entrevista de trabajo. Los de los probadores de las tiendas de ropa interior están hartos de ver chicas en ropa interior, abuelas con fajas gruesas y a hombres con paquetes inmensos llenos de algodón. Los del Tibidabo te pueden deformar la cara hasta convertirte en un extraterrestre. Los espejos del lavabo de hombres del Museo de Cera son inquietantes y perversos. No es el caso, pero podrían ser el paraíso del voyeur, la casa del cotilla.


Y es el lavabo está rodeado de espejos. Tu mirada rebota de un sitio a otro y se escurre por todas partes. Te pones delante del lavabo, te bajas la bragueta, sacas la pichita y empiezas a orinar. De entrada, tienes tendencia a mirar hacia adelante, pero en este lavabo tienes que cerrar los ojos, porque, si no, el espejo que hay detrás rebota con el del extremo derecho que a su vez refleja la imagen que proyecta el del extremo izquierdo que te ofrece una panorámica en cinemascope del miembro del chico que está meando a tu lado.  
Si sois un poco voyeurs, id al lavabo del Bosc de les Fades, el bar del Museo de Cera. Las hadas son inocentes, pero a la vez juguetonas y traviesas. Dejaos seducir por sus cantos y por las miradas corruptas que os rodean. –A. Olivas/T. Juncà

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El Otro Bar: códigos alienígenas
El Otro Bar: códigos alienígenas
Com diría Nexus 6 al final de 'Blade Runner', he visto cosas que vosotros no creeríais: pulpas alienígenas, deidades polinesias malévolas, pintadas fantasmagóricas y olores que harían vomitar a una cabra. Pero en El Otro Bar me encontré con uno de esos enigmas que harían trempar a Indiana Jones, Fox Mulder y al tío de 'El mentalista' al unísono. Un nuevo idioma. Un misterioso mensaje en clave. Demonios, consulté libros de ocultismo de Jiménez del Oso, estudios sobre lenguas perdidas, manuales de bricolaje prohibidos por el Vaticano... Dediqué horas de mi vida intentando resolver el enigma del símbolo que preside la puerta del lavabo de señoras de este bar de Gràcia, mirando siempre más allá de las formas más evidentes (muchos veréis una cara, pero cuidado: es una medida disuasoria). Y el otro día, después de observar estos signos detenidamente y ponerlos en el contexto del lavabo (decorado en un riguroso rojo y negro), caí en la cuenta. Recordé las lagartijas extraterrestres de la serie 'V' y su particular abecedario (idéntico al de la puerta), recordé sus uniformes negros y rojos (como el color del lavabo) y comprendí que el nombre de El Otro Bar no es broma. Han vuelto los reptiles, pero esta vez la invasión es silenciosa. Si veis algún lavabo con signos parecidos y los camareros se comen ratas como si fueran calçots, rezad y huid. ¡Yo me salvé!
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Virreina: los robots también hacen de vientre
Virreina: los robots también hacen de vientre
Me llamo Pol-E y soy un robot del futuro. Un buen día, mientras limpiaba los escombros de un paraje devastado en el cuadrante mediterrnáneo, una disfunción espaciotiemporal producida por radiaciones de kalimotxo fermentado me llevó atrás en el tiempo, al año 2008. Fui a parar a un lugar llamado plaza de la Virreina, el punto donde se originaron las fermentaciones crusties que me llevaron al pasado. Alguien me recogió y me inmovilizó en la pared roja de una cámara inquietante que los humanos conocer por las misteriosas siglas WC. Qué malicia.

Hace un año que estoy aquí, viendo cómo los humanos se sientan en una silla blanca, hacen extraños ruidos y dejan a su paso una peste insoportable incluso para las narices mecánicas. Hace un año que deseo compañía, que imploro al Dios del Destornillados que me de al menos un compañero con quien compartir la tortura. El otro día, mis plegarias fueron escuchadas; el mismo hombre que me recogió cruzó la puerta del WC con una sorpresa en las manos. Era Jofr-E, un amigo de la infancia de una generación robótica inferior, otra víctima del agujero negro del kalimotxo de la Virreina. Soy feliz, tengo la compañía que tanto deseaba. Jofr-E es pequeñito, pero está programado para hablar de cualquier cosa y aligerar el infierno de pedos, meadas y coitos furtivos que estamos condenados a sufrir. ¿Sería demasiado pedirte una robot femenina para el verano, oh gran Dios del Destornillador?

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  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Pesca Salada: porcelana china
Pesca Salada: porcelana china
A veces la realidad supera las drogas. El lavabo de este pequeño bar es una puerta dimensional a un mundo perdido que hace que las fantasías de Lewis Carroll parezcan patéticos delirios de un pedófilo con mucho tiempo libre. ¿LSD? ¿Peyote? ¡Me meo! Pesca Salada era una pescadería, y los dueños han convertido el almacén del bacalao en un lavabo. La puerta de acceso es la que había en el frigorífico.

Tendréis que preguntar dónde demonios está el lavabo: es imposible encontrarlo. Pero, ahhhh, como si fuéramos los chavalitos de 'Las crónicas de Nárnia', cuando crucéis la puerta, la realidad se desdibuja y da paso a un mundo de sueño, Lubinalandia, una dimensión pescadera paralela embutida en un metro cuadrado de psicodelia radical. La pared está forrada con un papel kitsch de peces chinos. La puerta nos saluda con un ojo de buey donde habitan dos clicks de Famobil: un buceador y una sirena. La tapa del wc, colgada en la pared, nos muestra el dibujo de un niño malévolo cabalgando entre peces. Pero, cuidado, porque el trip bacaladero no se acaba. Después de orinar, cuando encaréis el lavamanos, experimentaréis el toque de gracia: ¡una balanza de pescadería de postguerra colgada delante de vuestra narices! Es la puerta de salida de Lubinalandia. Cuando la toquéis, os despertaréis en un callejón frío, desorientados, palpándoos el cuello, no sea que os hayan salido branquias.

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Kaburi Rol & Games: el señor de la escobilla
Kaburi Rol & Games: el señor de la escobilla
La tienda-café Kaburi, especializada en juegos de rol, está habitada por gente hospitalaria. Los kaburianos viven en paz y no le ponen mala cara al recién llegado o al caminante que simplemente pasa por allí para tomarse un refresco. Eso sí, cuando se trata de higiene en los lavabos, este pueblo tan afable es capaz de la peor de las maldades. Dios os proteja, incautos viajeros, de dejar el wc sucio. La venganza que caerá sobre vosotros será dolorosa y sanguinaria. Tantos años jugando a rol ha llevado a los kaburianos a dominar la magia druídica más ancestral y el arte de la innovación. Aquí tenéis una imponente figura que representa al guerrero Parragorn, conocido por haber empalado a 3000 trols en las guerra del Bizcocho. Id con cuidado, porque el mítico guerrero vigila el acceso a los lavabos y el cabrón se entera de todo. Si por un momento pasara por vuestras cabezas mear fuera de la taza o no utilizar la escobilla, Parragorn cobrará vida, os cogerá por el cuello antes que salgáis del local y desenvainará la espada Tere-sinha, un arma indestructible que fue forjada en el principio de los tiempos por los gnomos y acabó con la vida de incontables enemigos en las batallas esotéricas del Turó de la Peira. Ya podéis pedir clemencia, pobres desgraciados, incluso podéis ofreceros a limpiar con la lengua el destrozo que habéis dejado atrás. Nada evitará que el implacable Parragorn os mire a los ojos y os atraviese con la espada como si fuerais un vulgar pollo.
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  • Sarrià - Sant Gervasi
Taita: el Indiana Jones catalán
Taita: el Indiana Jones catalán
Me gusta su perilla de cabra, de mosquetero, de hombre de mundo. Me cautiva su mirada decidida, perdida, golpeada por visiones que la mayoría de los humanos solo hemos tenido en nuestras peores pesadillas. Aquí tenemos a un aventurero de raza, un hombre que no le teme a nada, el Indiana Jones catalán. Lo imagino, señor X, cazando rinocerontes en África y luchando contra anacondas de doce metros en un charco amazónico. Es usted un macho en vías de extinción, se nota a primera vista... Todo empezó la primera vez que fui al Taita. Y allí lo encontré a usted, señor X, colgando de la puerta del lavabo, mirando a un horizonte lejano lleno de peligros, bestias salvajes y malévolos hechiceros caníbales. Enseguida me di cuenta que estaba mirando cara a cara a un tipo que no para cuando el semáforo está en rojo. Massagran y Tintín, a su lado, señor X, parecen el cantante y el guitarrista de The Communards. ¿Quatermain? Un flojo alcohólico. Usted, señor X, ha tomado té con el Yeti, ha practicado esquí acuático con el monstruo del lago Ness, le presentó a King Kong a Copito de Nieve... Ostras, usted rodó las imágenes del falso aterrizaje en la Luna ¡y no Stanley Kubrick! Qué quiere que le diga, si llevara un sombrero de cowboy como el que usted luce, esté seguro, señor X, que me lo quitaría en su honor antes y después de cada evacuación. Un fuerte abrazo de su admirador.
  • El Gòtic
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Polaroid Bar: cuidado con Lionel Ritchie
Polaroid Bar: cuidado con Lionel Ritchie
Say you, say me, say it for always, that’s the way it should be. Say you, say me, say it together, naturally”. Bigotito de pubis, mirada vidriosa, rizos con laca, torera de cuero, jersey acrílico... Lionel Ritchie va en serio. Cuando Lionel Ritchie te mira a los ojos te meas encima. Lionel Ritchie no tiene amigos. Lionel Ritchie podría arrancarte las extremidades como si fueras un muñeco de He-Man. Lionel Richie mastica los hígados de sus víctimas mientras camina por encima al ritmo de 'Dancing on the Ceiling'. Lionel Ritchie es el Alfa y el Omega. El Anticristo. Vuestra peor pesadilla. Lionel Ritchie os espera en el lavabo de hombres del Polaroid y tiene ganas de hacer daño. Mucho daño.
Id con cuidado, porque la sonrisa blanquecina de Lionel esconde maldad en estado puro. No gocéis a calificarlo de hortera, porque Lionel os hará pasar la borrachera con un golpe de rodilla en la entrepierna que os convertirá los testículos en huevos de codorniz. No os hagáis los chulitos: Lionel le arrancó los ojos a su progenitor porque no quería darle la paga. Ah, de acuerdo, id de machos duros, ¿os pensáis que este negro afeminado no es rival para vosotros? Pues entrad, entrad, pero que conste que os hemos avisado: cuando tengáis la guardia y los pantalones bajados, Lionel Ritchie os inmovilizará por detrás, os pondrá a cuatro patas y os enseñará lo que son 36 centímetros de venganza butifarrera. Os aseguro que acabaréis cantando Say you, say me con lágrimas en los ojos.
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  • Música
  • Ciutat Vella
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
La Rouge: un cómic que te engulle
La Rouge: un cómic que te engulle
¿Recordáis aquel videoclip de A-ha en el cual Morten Haket, el afeminado vocalista sueco, aparecía dentro de un cómic viviente? Si ya tenéis una edad, sabréis de qué hablo. Y seguro que en algún momento de vuestra adolescencia, aunque ahora os dé vergüenza admitirlo, deseasteis ser como él y salvar a la chica, saltando de viñeta en viñeta. Pues bien, amigos, más de veinte años después, servidor ha podido sentirse como el bueno de Haket... Pero en versión Makinavaja o Pedro Pico & Pico Vena.

El lavabo de La Rouge es un cómic que se traga al visitante. Lo engulle sin reparos. Toda la estancia está forrada con páginas originales, arrancadas de mil y un tebeos; incluso el techo presenta un horror vacui de viñetas que marea. Nunca había visto un trabajo tan minucioso y esforzado: aquí hay años y años de aburrimiento, incontables ejemplares de El Víbora destripados y un trabajo de tijera monumental.

Lo mejor es que muchos de los dibujos tienen una carga erótica considerable, una tentación como una catedral para quienes, cuando se sientan en la taza, empiezan a jugar con lo que no suena para matar el rato. Ya que esta crítica está adquiriendo una dimensión fálica importante, aquí tenéis una confesión: todavía tengo grabada en la mente el aforismo anónimo que han puesto en letras rojas y que se ve en la fotografía: “No se debe sacar la polla para mezclar el azúcar con el café”. Una verdad como un templo, qué queréis que os diga.

  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Bar Bodega Cal Pep
Bar Bodega Cal Pep
Si los miembros del Equipo A eran capaces de montar una barrera con dos colchones, tres latas y un tetrabrick de Don Simón, ¿quiénes somos nosotros para cortarle las alas al manitas de la Bodega Ca’l Pep? Si MacGyver construía un acelerador de partículas con un mechero de plástico, medio metro de alambre y un Big Mac, diantre, ¿sería justo que priváramos de su arte al maestro de la ingeniería que ha pensado esta obra monumental? La antiquísima y casera bodega Ca’l Pep no quiere saber nada de lampistas titulados o fontaneros ilustres. Ellos van a saco, sobreviven sin ayuda de nadie, le plantan cara al mundo con dos narices... Y lo mejor de todo es que lo consiguen.


¿Se estropea el dispensador de toallitas de papel? Aquí no ha pasado nada. Un trozo de alambre sacado de cualquier contenedor, un rollo de papel de cocina –no lo confundáis con el papel higiénico, por el bien de vuestro esfínter–, un tubo de madera para hacer rodar el artefacto y a vivir la vida. Hay en este invento una chispa de genialidad que me sobrepasa. Una intuición y un aprovechamiento de las posibilidades de la carcasa de hierro que hablan muy bien de la mente privilegiada que está detrás de esta conspiración. Estáis delante de un diseño industrial que el cerebro humano todavía no está preparado para entender. Una obra avanzada a su tiempo. Se rumorea que Vinçon ya ha hecho un pedido de 300.000 unidades.

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