Primero de todo: coger fuerzas. Caña fría y comida que se sirve rápido. No imagino ningún otro bar que no sea el Cervantes, una leyenda del Gòtic que sirve el mejor bocadillo de tortilla de queso que he probado en mi vida. Trato familiar, mobiliario antiguo y clientela fija: también se llama familia.
Son como tu casa, el lugar en el que vivirías si no tuvieran un horario: los bares de culto de Barcelona son una especie en peligro de extinción y desde aquí no podemos hacer más que reivindicarlos. Visitad alguno de estos 21 bares míticos de la ciudad e impregnaos de su ambiente donde brota el buen beber y la bondad, seguro que estaréis tan a gusto que volveréis.