Una preciosidad de lugar ante el que no funcionan las posturas cínicas: Ugot es como el salón de té de la tía francesa que nunca tuvisteis. La israelí Adi Nachson ha llenado un antiguo almacén de alma, con una vajilla recopilada durante años, un suelo primorosamente restaurado y una miscelánea de muebles de anticuario. Lo llama bruncherie: podéis hacer desayunos potentes y buenos (huevos en todas las modalidades posibles), platos del día curiosos y de calidad y pastelería casera hecha por Adi ('Ugot' es pastel en hebreo). Y también encontraréis algún plato israelí, como la shakshuka, potentes huevos al plato especiados.
Tomarse una copa aquí siempre es un espectáculo: de hecho, disfrutas tanto con el continente como con lo consumido. Son lugares donde el interiorismo es fronterizo con el arte, y es mejor que vayas con alguien muy atractivo, porque si no te pasarás el rato embelesado y bobo, con la mirada fija en las paredes.