10 locales con encanto donde tomar un cóctel sin arruinarte

Este restaurante con encanto y decorado con suma delicadeza ofrece cocina catalana, preparada con excelentes materias primas de proximidad y a precios asequibles. Es un lugar ideal para ir a tomar unas tapas y platillos y acabar la cena con un Jack Honey Lemonade, que aportará un toque refrescante y ligero y que, además, combina a la perfección con una de esas sobremesas tan típicas y agradables de la Robadora.

Abrieron hace cinco años y han marcado un estándar: el de bar estilo nórdico con galería de arte. Luminoso hasta decir basta, muy espacioso y de techos altísimos, la transición entre cafetería, gastrobar y galería es armoniosa. Y no hay mejor decoración que una programación de arte pop comisariada con criterio. Podéis cenar unos de sus deliciosos platillos con los que compaginar unos buenos licores y mucho arte.

Ubicado en el viejo Sarrià, el Treze es un local inspirado en Formentera, de ambiente tremendamente mediterráneo y que cambia a lo largo del día. Sirven buenos desayunos, tienen una carta basada en tapas, platos fríos y embutidos de primera calidad, y son especialistas en vermuts y cócteles, que sirven a cualquier momento del día. Y para la sobremesa, y para aquellas noches en que el calor aprieta, nada mejor que tomar un refrescante Jack Honey Lemonade.

Reconocido con el The Restaurant & Bar Design Award, que premia a los locales con mejor diseño del mundo, el Blue Wave del Port Vell es una moderna coctelería de tonos azulados que recuerdan el reflejo de la luz en el mar. El estudio Equipo Creativo es el creador del diseño de este bar, uno de los más bonito del mundo. Acercaos a tomar unas buenas tapas y unos cócteles en su terraza: merece una visita.

En plena Ronda de Sant Pau, entre el popular barrio del Raval y la animada y teatrera avenida del Paral·lel, sorprende el Café Manila, uno de esos lugares que no deja indiferente a nadie. Su cocina mediterránea con toques de fusión y muy elaborada combina a la perfección con unos cócteles deliciosos y licores escogidos con muy buen gusto, ideales para saborear en un ambiente muy moderno y siempre de buen rollo. Además, a menudo ofrecen música en vivo y tienen una preciosa terraza de verano, donde siempre apetece un Jack Honey con regusto a miel.

El Ultramarinos no es un restaurante pequeño y carismático en el que un ilustrado chef, cuando no está en la cocina, relee Bauman y recupera recetas de su bisabuela, adaptadas, con precisión y sensibilidad, a su filosofía. El Ultramarinos es un macrolocal de diseño en medio de la Rambla que debe su nombre a las pequeñas tiendas donde se compraba antes, espacios que más que desaparecer se han transformado (ahora son pakis) y que tanto gustan al propietario de este Ultramarinos de interiorismo espectacular firmado por el hombre de moda, Lázaro Rosa Violán. Aprovechad la visita par probar un Jack Honey directo con hielo y saborear un producto con el sabor unico y delicioso de miel.

"Es importante deslocalizar la oferta de Barcelona y podernos mover a otros barrios donde tradicionalmente no había cocina de autor a precios razonables. Ahora hay mucha oferta, mucha gente viene a Mandri expresamente, no sólo gente del barrio". Lo dice Carina Soler-Lluro, una de las cuatro propietarias del Lío de 4. Este acogedor gastrobar abrió hace justo un año, y ha llevado la cocina de mercado en clave gourmet a Mandri: una tortilla menorquina para chuparse los dedos, un brioche de rabo de buey para llorar y los postres, caseros, valen muchísimo la pena. El chef es José Miguel Manzanal, que antes había sido cocinero de restaurantes como el Cachitos, Dos Palillos y Koy Shunka. Además, en la barra saben seleccionar los mejores licores para maridar con sus platos. ¡Imperdible!

Al final de los cien metros más sórdidos del Raval, se abren unos bajos inundados de luz que remiten más bien a una cafetería fina de estilo nórdico que a una taberna de Barranquilla. El Trópico se llama así porque su carta toma recetas del llamado cinturón del café, la franja tropical que va de Sumatra a Guatemala. "La yuca, el plátano, el limón, todo son productos presentes en esta franja –dice Tristancho–. Queríamos que la gente encontrara cosas que ya hubiera probado en otros lugares y se acordara ", añade Marco. Probad los huevos benedict impecables y panqueques –concesión anglosajona– huevos rancheros, la 'msemmen' –la crêpe originaria de Magreb con huevos revueltos– o el 'açaí na tigela', cuenco brasileño con helado de palmito de Brasil. Y todo ello regado con los mejores licores. ¡Una delícia!

Un buen día Flora Saura, presentadora de televisión, se topó con un bar de Les Corts que se traspasaba y decidió liarse la manta a la cabeza. Enredó a David Carabén -cantante de Mishima y su marido- y a un amigo, Zico. Sin pensárselo demasiado: La Javanesa abrió en septiembre de 2016. El nombre viene de una canción del gran Serge Gainsbourg, que la escribió como si usara la jerga javanesa. La Javanesa es una coctelería que el barrio pedía, y porqué David, buscando camarero, tropezó con Pablo, un peruano y coctelero de raza. Ahora sirve auténticas maravillas, recetas propias y de otros cazadas por David en los templos de los templos del cóctel, el Suffolk Arms de NYC. Podéis combinarlo con un ceviche fresquísimo o alguna tapa de inspiración peurana. 

Para los que somos del morro clásico, lo más fácil es reivindicar bares antiguos ante la proliferación de espacios modernos. Sin embargo, algunas veces nos encontramos con lugares como el Collage, pequeños tesoros que nos obligan a tragarnos las invectivas de bebedor rancio y a aceptar una cura de humildad coctelera. Lo que hace diferente a este rincón megacool de Ciutat Vella es que no se encuentra nada cómodo con la definición tradicional de bar. Se le queda pequeña. Es un bar, pero pretende convertirse en una especie de oasis donde arte y cóctel se confunden en danza seductora: una celebración de la creatividad al servicio del hígado. Compro. Por cierto, si tenéis hambre, facturan aperitivos y tapas muy competitivas.