Nada igual por estos lares. El sueño hecho realidad de García Marinelli lo hilvana con elegancia, criterio y rigor Stephane del Río. Sobre la excelsa partitura que ofrece la cocina francesa –estos meses transitan por sabores provenzales–, sus interpretaciones del onglet o la mítica bullabesa dejan poso. Cuando reinen las aves en su despensa, saldréis cantando La marsellesa abráis o no una botella de champán. Imprescindible la sección dulce.
Francia ganó el Mundial, conquistó su segunda estrella. Pero quizás más que por su juego, les admiremos por su gastronomía, por todo lo que han aportado a la cocina mundial, por ese 'savoir faire' y ese cuidado ya sea un plato muy elaborado, delicadísimo o sea un crepe o una ostra. Habrán conquistado la Copa del mundo pero la copa que realmente nos interesa es en la que cabe un Borgoña.
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