Qué gusto de vida de barrio la resucitó en la zona de Legazpi (Madrid) el furor por Madrid Río y Matadero. Ahora uno no se mueve hacia el barullo si puede quedarse por allí después del paseo matutino y el disfrute cultural de turno, sobre todo si puede comer como Dios manda. Y se puede, en Buenas y Santas, un restaurante modesto de cocina rica y sin pretensiones.
Bastarían las paradas que brinda la plaza de Legazpi (Madrid), donde confluyen tres barrios de Arganzuela (Legazpi, Chopera y Delicias), para llenar de centenares de historias este reportaje.
Podríamos atestiguar los últimos días de EVA, el espacio vecinal que estuvo instalado en el colosal Mercado Central de Frutas y Verduras, ahora poco más que un esqueleto de hormigón esperando a Godot, y acercarnos luego a los pies de la lujosa torre junto a la M-30 para leer entre líneas algunas políticas.
ÍNDICE
Dónde comer
Dónde beber
Qué hacer
Dónde comprar
Podríamos esperar en las marquesinas donde se reúnen los autobuses interurbanos, apostarnos en la boca de metro que expulsa y engulle a diario a trabajadores somnolientos, estudiantes veloces, jubilados camino de Madrid Río y bailarines de la Compañía Nacional de Danza o refugiarnos en las inagotables propuestas artísticas de Matadero (o en su cantina al olor de lo recién horneado por la buena gente de Olivia te Cuida o en el Café Naves).
Podríamos sentarnos frente a un hotpot en el nuevo megarestaurante chino Xiaolongkan (Maestro Arbós, 3), comernos un bife de chorizo en el industrialmente estiloso argentino Piantao (Paseo de la Chopera, 69) o tomarnos un café rápido con un par de churros en El mirador de Legazpi (Paseo de las Delicias, 154).
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En una vuelta apresurada a la plaza ya se destapan los contrastes de este cruce de caminos (parada de taxis incluida) que da paso a este barrio de los metales de Madrid, donde las nuevas construcciones con garaje y piscina comunitaria conviven con solitarios almacenes y una pista de BMX a la ribera del río.
Porque aunque lo parezca, el atractivo y pálido amarillo de la colonia del Pico del Pañuelo no pertenece a este barrio sino a Chopera. Así que adentrémonos en Legazpi con alguna licencia extramuros. Aquí, dentro de los márgenes estrictos del barrio, fue donde hace un par de años decidieron abrir el restaurante Éter (Granito, 20) los jovencísimos hermanos Tofe.
Ya estaban por la zona las quiches y la milanesa de Buenas y Santas, se sumaron luego las hamburguesas de Trujillo (Bolívar, 18) y el pescaíto de Macarena (Rodio, 6). Para comprar, El Despacho Clandestino (Plomo, 10) (vinos, conservas y chacinas bien). Y chivatazo para vecinos: verdura de huerta propia en Paseo de la Chopera, 59 (solo algunos domingos al mes).