La familia de Aina lo vota todo, pero nadie había pensado nunca que el presidente de la asamblea pudiera ser otro que el padre o la madre. Este punto de partida de 'Consell familiar' le sirve a la autora, Cristina Clemente, para explicar la calidad de nuestra democracia y reivindicar que el Estado no son sólo sus gestores, es decir, los políticos que escogemos, sino que el Estado somos todos. "Quería jugar con la idea que para construir un mundo nuevo sería necesario empezar a cambiar las cosas ahora, desde el minuto 1, en cada familia", indica. Porque lo que pasa es que todos, desde que somos pequeños, nos criamos en "un mundo corrupto". A menudo manifestamos que el Estado -o los corruptos - son ellos -los políticos- y "aquí estamos nosotros para timarlos", manifiesta Clemente. Una contradicción brutal.
Este es el fondo de 'Consell familiar'. Sólo el qué. Porque el cómo es un poco más complicado. Clemente, dramaturga conmovedora de la gran generación de autores que tienen entre 33 y 40 años, llegó a esta serie de conclusiones después de trabajar todo el curso pasado con los alumnos de 2º de ESO del Instituto Príncep de Girona de Barcelona gracias al programa En Residència del Ayuntamiento, que hace que chicos y chicas se acerquen a los procesos de creación artística. Hasta la entrada de Clemente y de la coreógrafa Àngels Margarit, se hacía sólo con artistas plásticos.
La dramaturga ha quedado maravillada. Primero, porque dice que disfrutó de un grupo muy receptivo, muy creativo, hecho que la llena de optimismo hacia el mundo futuro. Y segundo porque ha descubierto una generación muy crítica. "Piensa que son chavales que no tienen ni idea del franquismo, que no pueden decir eso de, cuidado, que antes estábamos mucho peor, sino que son muy críticos con la democracia actual".
Clemente llevaba en el bolsillo una obra breve que había escrito cuando estudiaba en el Institut del Teatre. Y optó por borrarla y hablar de organización familiar, quizá porque en su casa eran muy democráticos. 'Consell familiar' tiene mucho de la vida de la autora. La familia es humilde y, a pesar de las disputas entre sus miembros, hay un gran cariño entre los unos y los otros, y la voluntad de unión de los padres.
La autora reivindica una forma propia de hacer comedia, "incluso como país". Sus héroes cotidianos característicos, los de 'Vimbodí vs. Praga', 'La nostra Champions particular' o 'Consell familiar', son gente de Horta o de Gràcia, con los problemas de la gente de aquí. Personajes que define como ingenuos -"aquí es donde entra en juego la comedia"-, que viven dentro de la precariedad -"y buscan la felicidad aunque viven en condiciones pésimas"-, que a pesar de todo son positivos, y que sitúan al hombre y a la mujer en un mismo nivel, con la responsabilidad compartida en el hogar.
Cuatro rasgos que podrían formar parte del canon de la comedia catalana contemporánea para quienes están por debajo de los 40 años. Y que sus niños de 2º de ESO captarían enseguida... Sobre la democracia real, la que tenemos y sobre la que podríamos hablar durante horas. Incluso podríamos hablar de la 'democracia teatral', de cómo muchos gestores viven al margen de lo que se ha construido en los últimos años. En sus manos está cambiar las cosas. No vale quejarse.