"Me salvó Berlín", dice el dramaturgo. "Si hubiera sabido que irían bien, las habría escrito antes", remata. Y no nos extraña. Hace seis años no lo conocía nadie y hoy, gracias a los alemanes, es de los pocos que puede permitirse el lujo de 'vivir' de aquella obra lejana y de las dos que la completarían, 'Contra la demoràcia' (2010) y 'Contra l'amor' (2009). Esta última se estrena ahora en nuestro país entre el Alegria de Terrassa y La Seca.
Dos teatros que harán, además, un maratón, ya que ofrecerán la posibilidad de ver la trilogía completa. Tres piezas que, como evidencia el autor, van contra el poder establecido, ya que ponen en duda tres palabras clave de nuestro sistema de valores basado en la democracia, el progreso y el amor. "Unas palabras que, al pasar el filtro del consumismo, se han ido alterando", dispara el autor.
Una de las claves del éxito mundial de estos textos se han conectado con el zeitgeist, el espíritu de nuestro tiempo, "una época líquida, profundamente inestable, en la que tenemos que reescribirlo todo, porque todo ha cambiado de signficado", se explica, Zygmunt Bauman del teatro. Soler defiende que, en el fondo, las tres obras son "teatro underground". "En 'Contra l'amor', por ejemplo, pasan cosas muy hardcore", añade. Y es que tiene dos referentes claros, los británicos Sarah Kane y Howard Barker, duros, contudentes, que el dramaturgo leyó de estudiante y no ha podido olvidar, sobretodo por "la idea de generar un conflicto en el espectador, que deberá de resolver en casa ".
Al cabo de los años, Soler ha visto muchos montajes de las obras y las han tratado de maneras muy diferentes. Se queda con la versión para adolescentes de 'Contra el progrés' realizado en el Consol Theater de Gelsenkirchen (Renania del Norte-Westfalia). Y en cómo lo han tratado en Rumanía, exactamente "como una estrella del rock", confiesa.
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