En esta vida, no hay nada peor que querer aparentar lo que no eres. En el capítulo de bares, te echas a temblar cuando te dicen que tienes que visitar un nuevo local "de lo más canalla con tapas de diseño". Bien, pues lo que se agradece del reciente, mastodóntico y madrileño Lateral es que no te vende ninguna moto. O mejor dicho, la moto que te venden la pruebas, das una vuelta y la compras convencido.
El Lateral, que abrió a finales de 2014 en Consell de Cent muy cerca de la rambla de Catalunya -territorio medio peleado con una oferta de comida cabal-, es la primera apertura en Barcelona del grupo Lateral, que tiene seis locales más en Madrid: es un macroespacio que recuerda a los enormes y populares bistrots parisinos, y que promete ración y pintxo de la calidad a precio ajustado. Y ¿sabéis una cosa? Dice la verdad. De hecho, se podría decir que se especializan en coger platos maltratados y encarecidos y rehabilitarlos.
Ejemplos: ensalada de jamón de Jabugo con tomate y mozzarella, tartar de aguacate y salmón o atún a la plancha. Pruebo tomate, jamón, salmón y atún. ¡Y están buenos! Mercedes Moraleda, directora general del grupo, explica que "la clave para poder ofrecer márgenes muy ajustados en los precios es el hecho de trabajar bien desde hace 17 años. Y como somos honestos con los proveedores y los clientes, la gente ha respondido muy bien en este sentido".
Algo para todos
Uno de los grandes triunfos de Lateral es que todo el mundo encuentre alguna cosa. La carta es larguísima, y los carnívoros militantes se pueden hartar a base de delicias cárnicas, como un platito de estofado de rabo de buey que es un bombón o una morcilla de Burgos con pimientos de Padrón (se recomienda compartirlo). Y quien quiera navegar por un mar de ensaladas con hoja y fruta buenas, gazpachos y cebiches (deben tener el más barato de la ciudad, a 6,95 €), lo puede hacer. La tortilla es el pintxo estrella: bien hecha y melosa, donde la cebolla caramelizada planta cara a la patata casi al 50%.
¿Menú de mediodía? No, gracias. "La idea es que la gente se pueda confeccionar un menú a partir de una carta muy extensa", dice Moraleda. Han invertido mucho para dar de comer barato: 1.200.000 euros para convertir una agencia de viajes en una local faraónico (y bonito). Trabajan 30 personas para ofrecer cocina ininterrumpida, desde las 12 hasta las 2 de la madrugada. Si todavía hubiera cines en el centro, podríamos ir a cenar después de la peli.