Es un placer volver a encontrarse con la verdadera cocina vietnamita, sencilla y sabrosa, con una visita al Pho, auténtico bar y restaurante representante de la cocina del sureste asiático. Se trata de una cocina que no sólo es gustosa, si no que también es sana y fresca. Destaca entre las otras cocinas orientales, como la china, por ejemplo, porque utiliza menos fritos, o la tailandesa, porque no abusa del picante. El picante, en los platos vietnamitas, más que un impacto es un sabor intenso en la boca, quizá matizado por la abundancia de hierbas que intervienen en los platos, como la menta –gran protagonista –, la albahaca o el cilantro que dosifican muy sabiamente. En las orillas del río Mekong, naveguen unas señoras que van preparando platos en sus barcas, fundamentalmente sopas, para que se puedan probar en las riberas. La sopa es la principal protagonista del Pho (nombre de las sopas), donde Haí Nguyen cocina con el mismo arte y gusto exquisito con el que ha decorado su pequeño recinto de dos plantas, con el fucsia, el verde y el blanco dominantes por su buena capacidad para crear hambre, según los estudiosos de los colores... Buen apetito se debe tener para saborear una 'bún bò hue', una sopa muy gustosa, picante, con aroma de hierba de limón con ternera y cerdo. Por si el comensal lo desea, viene acompañada de más guindilla picante, brotes de soja y dos tipos de cilantro. Antes hemos probado los rollitos 'cha giò' o rollitos de primavera, con carne picada, fideos y