Como quien encuentra un 'match' que dura más de una cerveza y un clavo, así te sientes cuando entras en Samba Brasil. Un bosque exótico y sin humo, donde puedes llenar los pulmones de aire, una sensación casi inimaginable entre los bares superpoblados de Barcelona.
La terraza te invita a tomar alguna de las especialidades de la casa: mojitos, caipirinhas o un combinado con frutas que no se vende en los supermercados. Los helechos, palmeras y la hiedra son un envoltorio perfecto para las mesas del jardín y la balsa llena de carpas, que se esconde en el centro del patio interior, donde los soñadores desorientados han tirado céntimos.
Si quieres poner a prueba tu arte, los domingos puedes sumarte a las clases de bailes brasileños que hacen en el interior del local. Y si eres un profesional de la danza o uno de esos que sólo sabe pisar zapatos, cada día hasta las dos puedes moverte a ritmo de samba.
Por cierto, el padre del Samba Brasil de Horta se encuentra en Lepanto, 297. Ambos son locales apadrinados por la gente del barrio, donde tanto puedes encontrarte un grupo de millenials haciendo postureo de Instagram como un señor mayor releyendo su libro preferido con un 'golden retriever' entrelazado en las piernas.