El Sant Jordi más original

La diada empieza con una gran guerra de periodistas que van tras la declaración de los premiados, guerra de autores tras el canapé, y de meditáticos haciéndose un hueco en la foto de familia que, como cada año, se convoca en el vestíbulo del Hotel Regina a las 10 h de la mañana. Gritos, carreras, mezcla de piernas y brazos de lorenzos silvas, carmes rieras, sergios vilasanjuanes, cristines fallaràs, jaumes barberàs, lluïsos gavaldans y un etcétera tan extenso que cualquiera diería que el mundo de la edición está en crisis. La fórmula más repetida: “Te he leído” o “Todavía no te he leído”. ¿Esperpéntico? ¿Dantesco? ¿Kafkiano? Escoge tu adjetivo literario preferido y aplícalo sin miedo.

El 23 de abril hará exactamente 400 años que el autor más grande de todos los tiempo murió. Hay poca cosa en la cartelera del Bardo. Así que os proponemos que hagamos como nos recomienda Jordi Puntí y le rindáis homenaje leyéndolo en voz alta en la Rambla. ¡Quizá será la manera de reconquistar esta calle!

Sale a dar una vuelta en bicicleta y ves desde el Turó Park hacia el Palau Reial y, desde allí, hasta el parque de Cervantes. Hoy se conmemora el día del autor de El Quijote que, tanto si murió el 22 de abril como si lo hizo el 23 de 1616, ya era un postmoderno.

En el bar Elephanta de Gràcia han decidido ponerse generosos: todos los Jordi que vaya el día 23, gin-tonic gratis a la vista. ¿De qué será? Pues de ginebra Boodles y tónica Fever Tree. Ya nos imaginamos la calle Torrent d'en Vidalet con todos los Jordi de Barcelona haciendo cola hasta Travessera de Gràcia. ¡Seguro que si os llamáis Jorge o George también podréis ir!

Ya hace unos años que el Grup 62 monta una gran fiesta, desde mediodía hasta la tarde, en el Condes de Barcelona. Está la crème de la crème de la literatura de aquí, algún famosillo y muy buena comida. Se accede por invitación, pero quizá conocéis a alguien que va. Os podéis quedar en la puerta y pedir clemencia.

Si has llevado a la práctica algunas de las propuestas de esta lista, puedes matricularte en la Escola d’Escriptura y aprender a explicar tu experiencia mediante una novela negra, una autobiografía, un ensayo, un poema existencialista, una historia post-apocalíptica, una boutade estilo Mendoza, un cuento de terror, una crónica económica o un cómic sin dibujos. La oferta es tan extensa que encontrarás el tema, la disciplina y el horario que más se adecuen a tus intereses. Dentro de unos meses habrás escrito un libro, y el próximo Sant Jordi podrás firmarlo y todo.

Cuando se acerca Sant Jordi se venden menos discos que nunca. Haz una acción cultusolidaria, visita Disco100 (Escorial, 33) y flipa con su catálogo. Tim Maia, Guadalupe Plata, Scott Walker y el cepillo carbón (static off carbon fibre brush) encabezan la lista de los preferidos por los consumidores. Al mediodía cierran. Si te da pereza subir hasta Gràcia, le tienes manía al barrio o eres más del Raval, la calle Tallers es un clásico y en Ferlandina puedes encontrar Discos Paradiso.

Por la mañana, plántate en el Cafè Cèntric en el Raval y pídete un té, abre una nova rusa e imagínate que vives cerca de allí, en una habitación de un solo ambiente y lavabo en el pasillo. Así vivía Roberto Bolaño cuando vino a vivir a Barcelona en los años 70. Cuando salgas, corre a comprar 'Los detectives salvajes' (si no te lo has leído) y comprueba cuántas veces sale el Cèntric en el libro.

Existe la teoría que los editores inventaron las firmas para bajarles los humos a los autores. Si no son muy populares, los pobres tienen que pasar muchas horas en el stand sin que nadie les haga caso. Sé comprensivo: hazte una foto con un solitario escritor desconocido, compártela en Twitter y di que has estado haciendo cola durante dos horas esperando este momento histórico.

La terraza del Gallery Hotel, en pleno Eixample, no quiere ser menos que nadie y han diseñado un cóctel especial para la Diada. El siti ya vale la pena. Pero si, además, os bebéis su 'caipiroska' Sant Jordi, os regalarán una rosa. No sabemos qué lleva además de vodka, zumo de lima y azúcar, porque tiene un color muuuuuy rojo.

Cuando caiga la tarde, hazte ver en el Beirut 37 y pregúntale a la camarera si ha leído 'El dia que va morir Marylin', de Terenci Moix. Seguro que pone casa de póquer. Recuerda que en este local estaba la mítica Granja Gavà y que justo encima nació el ilustre escritor del Raval. Después tócale una pierna a La Gorda, no sea que piensen que no sirve de nada y la quiten.

Consiste en tomarse un vermut en todas aquellas tabernas que están cerca de las librerías: el Quimet, delante de Casa Anita; E. Marín, en frente de la Pequod, y las Bodega de Barri y Poblet, que, con sus propietario respectivos, son pura literatura.

Loquillo inmortalizó este bar en 'El Cadillac Solitario' ("junto al Merbeyé, a mis pies mi ciudad") ya hace un montón de años. En aquella época no era raro encontrarse al cantante y a Mariscal compartiendo barra, copas y vistas. Y aunque ya hace mucho tiempo que el Merbeyé no es el reducto ni de la élite social ni de la creativa de la ciudad, la coctelería, incluyendo diseño y vistas, retiene un encanto indiscutible. Su Sant Jordi siempre mola.

¿El gentío te da pereza? ¿No tienes con quien pasear tu amor? ¿Eres de los que compra libros cada día del año menos el 23 de abril porque es mainstream? ¿Solo te apetece abrazar la batamanta? La web Filmin te da la oportunidad de ver 'Barcelona nit d'hivern' y hartarte de Almodóvar con un ciclo que se han inventado por el estreno de 'Julieta'. Si el manga apocalíptico de robots gigantes tripulados te interesa tan poco como las intrigas presidenciales entre Gran Bretaña y Estados Unidos, con terroristas y condenados a muerte incluidos (la versión british de Homeland), definitivamente eres muy difícil.