A.G. Porta: conoció a Bolaño hacia la Navidad de 1977 después de que Xavier Sabater, por entonces editor del sello La Cloaca, le propusiera ir a su casa. Con él escribió 'Consejos de un discípulo de Morrison a un fanático de Joyce', con el que ganarían el premio Anthropos de 1984. Sería su gran amigo catalán, con quien recorría la ciudad, sobre todo por la mañana, y en la casa del cual iría a dormir cuando Bolaño se traslada a Girona, en 1980, y a Blanes, en 1985.
Anagrama: la editorial de Bolaño desde 1996, desde 'La estrella distante'. En Pedro de la Cruz, 58 (Sarrià). Bolaño iba una vez al mes, según nos cuenta Jorge Herralde, el editor, y siempre seguía el mismo ritual: comenzaba por Lali Gubern (derechos de autor), luego pasaba por el despacho de Ana Jornet (prensa) y de ahí iba a ver Teresa Ariño (producción), con quien tenía largas conversaciones filológicas. Finalmente, se sentaba en el despacho de Herralde, con quien hablaba de los libros en preparación, de la promoción, los libros que editaba Anagrama. Se estaba dos horas, al menos, en Anagrama.
Bar Elisabets: a Elisabets, 2, Bolaño y sus amigos hacían la parada de la mañana para tomar un té y charlar. No ha cambiado mucho en los últimos 30 años: máquinas tragaperras, mesas de mármol con patas de hierro y una parroquia muy diversa: estudiantes, gente de barrio, y algún turista despistado.
Bodega Fortuny: ahora se llama Caravelle (Pintor Fortuny, 31) y fue uno de los lugares más importantes del territorio Bolaño. Porta nos cuenta que se solían reunir él, Bolaño, Montané, Jaume Benavente y el poeta Jordi Royo que, como era el único que trabajaba, terminaba invitándolos a todos. Bebían una cerveza o un té-Bolaño era de tés-y comían un bocadillo de tortilla. Jugaban al millón 'y hablaban de literatura. La cita solía ser los viernes, aunque Bolaño no iba siempre. "No le gustaban las multitudes", dice Porta.
Bruno Montané: es el Felipe Müller de 'Los detectives salvajes', gran amigo de Bolaño y de su alter ego, Arturo Belano: "Su mejor amigo, un tipo muy alto, rubio, que casi nunca abrió la boca y que seguía a Arturo a toda partes ". Con él fue poeta infrarrealista, con él fue de México en Barcelona. Con él creó editoriales, revistas... Compartían la misma historia. Bruno aún vive en Barcelona.
C.A.P.S.A: en Pau Claris, 134, nació como teatro en 1969 y se convirtió en cine de arte y ensayo a mediados de los años 70. Bolaño, por entonces fan de Fassbinder o Kluge, aspiraba a escribir guiones de cine. De ahí sale, por ejemplo, 'Amberes ', novela terminada por Bolaño en 1980, aunque publicada en 2002.
Café Cèntric: en la calle Ramalleres, 27, justo al lado de Tallers, es el otro gran punto Bolaño en el Raval. En 'Los detectives salvajes' sale siempre asociado a Felipe Müller (Bruno Montané). Ahora ha sido reformado y, según nos dice Porta, se parece mucho al local que conocieron a finales de los 70. Un lugar acogedor, con sofás de piel y una barra larga. Hay fotos antiguas colgadas, pero no hay ninguna de Bolaño ...
Carlos Edmundo de Ory: el creador del postismo es una de las influencias más importantes de Bolaño. Los amigos del autor chileno recuerdan una visita de De Ory a Barcelona, hacia el 1978 o 1979, durante la cual Bolaño conoció al de Cádiz. En 'Los detectives salvajes', Mary Watson le regala a Arturo Belano una antología de De Ory. Un homenaje ... Nos dicen que, cuando Bolaño vivía en Blanes, De Ory fue a verlo alguna vez.
Cine Céntrico: se encontraba en Pie de la Cruz, 2, donde ahora está el edificio del Grupo 62. Es el otro de los cines de arte y ensayo que Bolaño y sus amigos visitaban a finales de los 70. Y quizás es lo que más frecuentaban, ya que se encontraba muy cerca de su casa, en la calle Tallers.
Comercial Camu: en Tallers, 55. Aquí Bolaño compraba la cinta de su Olivetti, la máquina de escribir que usaba. Cuando entramos, un anciano se levanta de la silla y nos comenta que no sabe quién es Roberto Bolaño. Eso sí, nos dice que la tienda existe desde 1974, y que podría ser que el escritor hubiera sido cliente.
Drugstore Liceo: en la Rambla, 61, este local mítico de los años 70, por el lado bueno y por el malo, también forma parte del territorio Bolaño. Abría de las 11 de la mañana hasta las 5 de la madrugada, y era un batiburrillo non-stop.
Ferrater: "Cuando llevaba un año aquí ya sabía más de literatura catalana que yo", nos dice Porta. Y es que Bolaño, con veinti-pocos años, era una auténtica esponja. Al llegar a Barcelona, ya conocía, claro, los Novísimos, Juan Marsé, y enseguida se puso manos a la obra con literatura catalana. Descubriría Ferrater, Vinyoli, Estellés y Monzó, entre otros.
Gran Vía 399: junto a plaza de España, fue una de las dos residencias de Bolaño en Barcelona. Vivió con la madre y la hermana Salomé durante la época en que trabajaba en el camping de Castelldefels Estrella del Mar. El piso sale en 'Los detectives salvajes' como residencia de Arturo Belano.
Granja Parisien: en la calle Tallers, cerca de La Rambla, se trata de un bar Manolo de toda la vida, con un señor al frente, hijo de los propietarios fundadores, que tampoco sabe quién es Bolaño. El escritor se reunía con Montané y Porta, y si las paredes hablaran, entre tanto silencio matinal, nos podrían explicar alguna anécdota jugosa. Pero no, no hablan.
Imprenta Llenas: Tallers, 32, es el lugar donde Bolaño compraba sus famosas libretas Miquelrius, que a Porta le parecían más útiles para llevar las cuentas de una tienda que para escribir. Que el autor de '2666 'utilice las Miquelrius en lugar de las sempiternas Moleskine dice muchas cosas a favor de él ... Evidentemente, las dos mujeres que llevan la tienda no saben nada de Bolaño. No osamos preguntar si todavía venden Miquelrius.
Juan Marsé: Bolaño fue a ver al autor de 'Últimas tardes con Teresa' para pedirle trabajo para su madre hacia 1977. El chileno, nos dicen, no sentía ningún tipo de vergüenza en llamar a un escritor y decirle que quería verlo. Podía ser más famoso, más rico, pero era escritor, como él ... Bolaño se trasladó a Blanes en 1985 'por culpa' de la descripción que hace Marsé de su novela más famosa.
La Cloaca: editorial fundada por Xavier Sabater en 1976, que se encontraba encima del cine C.A.P.S.A. Era uno de los lugares de reunión de la pandilla de Bolaño. Y en este sello Bolaño publicaría cuatro poemas en el libro 'Algunos poetas en Barcelona', con prólogo de De Ory. También había de Porta, Montané ... Toda la familia, vamos.
Librería Canuda: Canuda, 4, éste es el templo del libro de segunda mano de Barcelona. Fundada en 1931, Bolaño se pasaba horas examinando. Aquí podía encontrar las cosas más diversas y estrambóticas, desde los poetas marginales que admiraba hasta cualquier libro de tácticas militares. Porta recuerda que durante una época llevaba una distribuidora de libros y que todavía se sorprende de las cosas que Bolaño le pedía.
Librería Documenta: Cardenal Casañas, 4, muy cerca de La Rambla, la librería de Josep Cots fue el sanctasanctórum de la Barcelona liberada de los años 70. Y nos jugamos un guisante a que Mary Watson comprarle aquí el libro de De Ory que le regala a Belano a 'Los detectives salvajes'. "No recuerdo que viniera Bolaño, por aquí, sería un chico tímido", nos dice Cots. "Ocaña sí venía, y se hacía ver", añade. Por cierto, nos dice que vende muchos libros de Bolaño.
Plaça Vicenç Martorell:el corazón del Raval es otro de los puntos neurálgicos del territorio Bolaño. Un amigo suyo nos recuerda que, años antes, había una fuente-donde ahora hay un parterre de césped-, y que Bolaño le llamaba desde la calle para que bajara. La plaza también sale en 'Los detectives salvajes'.
'Rimbaud vuelve a casa':revista contracultural que sólo tuvo un número y que publicaron Montané y Bolaño en otoño de 1977. Se ve que la echaron en la imprenta del 'Diario de Mallorca', en Palma, gracias a la intermediación de Esteve Terrades, hermano del pintor mallorquín Andreu Terrades. En la revista, Montané y Bolaño publicarían su manifiesto contra el academicismo.
Sexe. "Barcelona, en el año 77, era una verdadera belleza -explicó Bolaño a la revista Cultura, en abril de 1998-, una ciudad en movimiento con una atmósfera de júbilo y de que todo era posible. Se confundía la política con la fiesta, con una gran liberación sexual, un gran estallido sexual, un deseo de hacer cosas constantemente, que probablemente era artificial, no me hago muchas ilusiones al respecto, pero, artificial o verdadero, era tremendamente seductor. Para mí fue un descubrimiento, y me enamoré de la ciudad. En Barcelona aprendí cosas que yo creía que sabía pero en realidad no sabía nada".
Tallers 45, escalera B: en una casa de 15 metros cuadrados, "esta casa sin ducha y con cagadero en el pasillo", que dice Felipe Müller en 'Los detectives salvajes ', fue otro de los hogares de Bolaño en Barcelona . Allí Bolaño recibía como si fuera la duquesa de Guermantes, recuerda Porta, y allí se pasaba horas y horas, solo leyendo o escribiendo, o acompañado hablando, con un té o un café soluble en la mano, calentado previamente en un hornillo portátil . Antes, la 'chambre de bonne' de la calle Tallers había sido de la hermana de Bolaño, Salomé, y de Montané. Y cuando Bolaño se fue, la habitó otro poeta, el mexicano Orlando Guillén.
Tra-ros: en Tallers, 39, nadie recuerda como se llamaba antes, pero era el lugar donde Bolaño y sus amigos jugaban al futbolín. Sabían bastante, pero siempre los había que sabían más. Porta recuerda una pareja de jugadores, uno de los cuales era alto y rechoncho, y que dejó en el suelo un charco de sudor tan grande después de la partida que el dueño del local tuvo que sacar la fregona.
Vallcorba: Editor de los poemas de Bolaño, mantenía conversaciones de todo tipo con él. Porta recuerda una sobre la vestimenta de los húsares. Conocían todos los detalles!
Esta es la Barcelona que pisó Bolaño. Sus bares, los cines, las casas donde vivió y los espacios donde creó.