Pretty Ballerinas cuenta con una "ventana al mundo" en Paseo de Gracia. Las herederas de las zapatillas de ballet, emblema de la casa, conviven con los otros modelos con los que la marca se diversifica; dice Úrsula Mascaró, tercera generación de esta estirpe zapatera menorquina que casi cien años después todavía fabrica en Ferreries, que sus vecinos de Valentino les basta con vender un fular para pagar el alquiler: ella tiene que vender muchos zapatos.
La historia y el talante del Eixample también se descubre paseando por sus tiendas. Aquí conviven lo nuevo y lo viejo que, parafraseando al poeta Foix, nos exaltan y nos enamoran. Comercios longevos –algunos colmados, alguna mercería– junto a negocios que resisten las crisis por su buen producto y porque saben cómo tratar a su clientela; hablamos de tiendas de ropa, pero también de librerías y de ópticas.
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