La humanidad no podría vivir sin árboles. ¿Y sin libros? Con esta carencia la vida sería menos humana. En la librería Jaimes nos recibe un árbol con los frutos (las páginas) que las ramas han liberado en el techo. El árbol es una columna de la estructura del edificio, forrada de resina. La Jaimes, la librería francesa de Barcelona, es menos conocida como librería catalana. No es porque sí que la producción en catalán encabeza las mesas de novedades. "Un puente que une Francia y Cataluña", dice Montse Porta Arnau, la directora.
El impresor Jaume Arnau y su esposa Isabel abrieron, en 1941, un establecimiento de papelería y libros escolares franceses junto al Liceo francés. Tenía que llamarse Jaumes, o James. Pero para la autoridad competente fue Jaimes. Años más tarde, la 'Historia de Cataluña' de Ferran Soldevila estaba en el escaparate de la Diagonal. Trasladada al paseo de Gracia, también fue galería de arte hasta los primeros 90. Ahora, en la calle Valencia, la Jaimes celebra el 75 aniversario con un activo club de lectura (Jaime le Noir) bajo el árbol de la vida, de la ciencia, del conocimiento.
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