Con su nombre de cóctel clásico, el Negroni estaba obligado a cumplir diez años desde que subió la persiana en 2004. Ahora, nadie se imagina la calle de Joaquín Costa sin esta caja de cerillas que se enciende con los colores de la noche, negro y rojo. Y donde puedes socializar, unirte a la barra o bien hundirte en el amistoso agujero negro del reservado. El Negroni, que poco tiempo después de inaugurarse ganó un premio FAD de interiorismo, ha demostrado, incluso en sus paredes, que es posible servir cócteles clásicos y, cuando conviene, clavar un toque de novedad.
Es por ello que Dani Gómez, barman y copropietario del Negroni, defiende los nuevos productos del mundo de la coctelería, como los bitters, los jarabes, las espumas, las reducciones o los envejecimientos en bota de algunos de sus destilados. Lo que convenga para llenar de matices una copa. De esta última hornada, han salido cócteles tan deseables como el Apple vodka, cóctel cítrico hecho a partir de piña, manzana ácida, limón y vodka; el Malaka, cóctel con base de ginebra, lima, cerveza de jengibre y soda, y un buen grupo más de títulos sonoros. A riesgo de haceros salivar, si sois amigos del tequila, probad los cócteles Margarita del Negroni (a ver si descubrís el secreto). Y para sofisticaciones, pedid a Eduard (se lo inventó él) que os prepare un Claro de luna. No es ninguna pieza de Debussy, pero catándolo os quedaréis tan blandos como si fuerais los Frankie and Johnny de la película. El Claro de luna del Negroni es una copa corta bien cítrica a base de tequila, mermelada de limón, kéfir de lima y amaretto. ¿Por qué no hacen ambientadores, colonias y jabón de esta maravilla?
Fiebre del gintónic
Al igual que la mayoría de coctelerías de Barcelona, el Negroni vivió la fiebre del gintónic, pero, como asegura Dani Gómez, barman y copropietario junto con Javier Cejas, nunca han dejado de "servir cócteles". Por qué será? Invito a un Negroni quien lo adivine. Puede encontrar pistas en el exquisito recetario illustrado y etimológico que Cejas publicó: Gin Tonic (Editorial Morsa) es un libro de una galaxia diferente de los pesados oportunistas dedicados a lo que antes era el trago de las tías. Si sientes curiosidad por lo que pasa detrás de la barra y quieres llevarte una parte del Negroni a casa, Dani y compañía organizan talleres para grupos reducidos, por la tarde, antes de abrir la coctelería. Podras apuntarte alguna receta. Más complicado es llevarse el ruido de la noche, la conversación con el barman y la vista privilegiada a la rambla de Joaquín Costa.