Paradores cerca de Madrid para una escapada ideal y con mucha historia

Un entramado minimalista de hormigón y cristal, junto a un edificio histórico de piedra y ladrillo. Esa es la curiosa combinación que convive en armonía en el que posiblemente es el Parador más fascinante (arquitectónicamente hablando) de todos los que hay en España. Y está a solo media hora en coche desde Madrid. Porque el Parador de Alcalá de Henares es una joya que ha sido convento, colegio universitario (y prisión (donde por cierto estuvo El Lute; los 'millennials' saben de quién estamos hablando) desde su construcción en el siglo XVI. Hoy es un hotel cinco estrellas ejemplo de historia y vanguardia.

Moderno, brutalista, rodeado de jardines y con piscina. Esa podría ser una de las mejores cartas de presentación estética del Parador de Segovia, de los primeros de la red que se construyeron en edificios de nueva planta (y no en edificios históricos existentes). Su autor, el arquitecto Joaquín Pallás (en 1963), en una época en la que el brutalismo y el regionalismo dominaban en la arquitectura. Hoy es una opción perfecta para una escapada de fin de semana, en plan romántico, en clave de relax y descanso o para darse un festín gastronómico de renombre en una de las ciudades monumentales más importantes y mejor conservadas de España.

El Parador de Ávila es un palacio del siglo XVI situado en el casco histórico de la ciudad y con vistas a sus monumentales murallas. Hasta ahí todo dentro de la extraordinaria normalidad (tratándose de Paradores y sus ubicaciones singulares), lo que se escapa a lo común está alrededor del eficio, un jardín salpicado de sarcófagos, pilas bautismales y un verraco del siglo V a.C. (datos que seguro impresionan a los amantes de la historia antigua). Su interior es intimista y acogedor, las habitaciones son amplias, perfectas para descansar, y el comedor con vistas al jardín y a la muralla a través de un patio acristalado (información que seguro enamora a quienes persiguen una estancia en un lugar con encanto). Y está muy cerca de Madrid: a menos de hora y media. 

Hablar de Paradores es sinónimo de hotel con historia y mucho encanto. Y el de La Granja de San Ildefonso cumple a rajatabla con esas dos premisas, sumando una más: relax y bienestar. Porque este lugar remoto escondido en la sierra de Guadarrama, que en el pasado atrajo a la monarquía como lugar de descanso y desconexión, cuenta con una zona wellness y spa que lo convierte en el lugar perfecto para una escapada de fin de semana (a poco más de una hora desde Madrid). 

Tratándose de una ciudad como Toledo, era inevitable que incluso su parador tuviera inspiración mudéjar. Como inevitable contar con un de las mejores vistas panorámicas de la ciudad desde las habitaciones, la terraza e incluso la piscina exterior (muy agradable en verano, cuando las temperaturas de la ciudad rozan y superan los 40 grados). Mucha historia en un Parador levantado en un antiguo monasterio benedictino del siglo XIII, y convertido en hotel en 1928, todo un emblema en la ciudad de las tres culturas, a solo una hora desde Madrid. Perfecto para una escapada de fin de semana. 

Un claustro ajardinado, una frondosa huerta de convento con árboles frutales y piscina en lo que antiguamente fueron los establos del monasterio. Esa es la carta de presentación del Parador de Chinchón, un lugar emblemático de esta villa medieval (y bodeguera) madrileña levantado en el centro de la ciudad. En su caso, el edificio histórico en el que se asienta es el antiguo Monasterio de Nuestra Señora del Paraíso, lugar religioso que data del siglo XV y que a lo largo de su historia ha vivido épocas de glorioso esplendor (casa de retiro de los Señores de Chinchón) y otras de abandono (estuvo en desuso en el siglo XVII, luego fue centro de formación humanista y tras la desamortización de 1842 llegó a ser juzgado y hasta prisión regional). Hoy es uno de los mejores hoteles para una escapada cerca de Madrid, y en uno de los pueblos más visitados de España. 

Este no es el primer Parador abierto en la historia de Paradores, (ese título se lo lleva el Parador de Gredos) pero sí que es el primero que se abrió en un edificio histórico. Y es que, desde 1930, el increíble y muy bien conservado castillo de los Álvarez de Toledo (declarado monumento nacional en 1926), acoge el Parador de Oropesa, en la provincia de Toledo. Se ve desde muchos kilómetros a la redonda, porque se levanta en lo alto de una colina desde la que se ve la Sierra de Gredos y sus vistas panorámicas.