1. Patones de Arriba
Sus calles empedradas, sus célebres casas de pizarra y su entorno enmarcado por los paisajes de media montaña han convertido a Patones de Arriba en uno de los municipios más visitados y fotografiados de la región y en una de las opciones preferidas por los madrileños en sus escapadas de fin de semana. Considerado como uno de los pueblos más bonitos y con más encanto de España, Patones ofrece una de las muestras más representativas de arquitectura negra de la región, con la piedra de pizarra como principal elemento de construcción. Esta roca, muy abundante en la zona, es la gran protagonista de todos los edificios del pueblo, incluso de aquellos levantados en las últimas décadas del siglo XX. A unos cinco kilómetros de él, se encuentra la Dehesa de la Oliva, que acoge un importante yacimiento con restos arqueológicos que datan desde el Paleolítico hasta la Edad Media.