Una ruta de sabores iberoamericanos por Madrid

Cocina mexicana que mezcla tradición y vanguardia. En Punto MX reinterpretan las clásicas recetas de la gastronomía mexicana con un notable éxito, dándole un toque moderno a los platos pero sin perder ni un ápice de sabor. Además, elaboran su propia masa de nixtamal. La decoración sobria y elegante del restaurante se aleja de los típicos restaurantes mexicanos.

A Javier Brichetto le conocimos manejando el megahorno de pollos en Limbo, un proyecto del grupo La Musa en el corazón del Bastardo Hostel. Este restaurante frente al Matadero, argentino por todos los costados y con un aire entre industrial y rústico, es ahora su proyecto más personal. Reinan las brasas y la carne. Sin embargo, entre cortes tan clásicos como el ojo de bife o el asado de tira y otros menos conocidos como la arañita o bocados tradicionales como el bife de chorizo, brillan con luz propia sus guarniciones: humita en chala o la papa aplastada con salsa criolla. Por supuesto, a los postres, caerá algo a partir de dulce de leche. 

Descubre la gastronomía colombiana en este honesto y convincente restaurantito de sabor casero. Prueba su patacón con carne mechada o su ajiaco con aguacate y riégalo con una cerveza del país o alguno de sus zumos tropicales. Ve y aprende nuevas palabras/platos: mondongo, bochica, sancocho…

Para el nombre han elegido el de aquella tribu indígena que se instaló en lo que hoy es el sur de Uruguay... Y sí, en este asador moderno y recogido sus responsables sirven carne de aquel país pero también tienen género y cortes nacionales, estadounidenses, argentinos o alemanes. Pasado el trámite, rico todo hay que decirlo, de sus verduras a la brasa y las ensaladas, toca elegir la procedencia y maduración de la pieza para compartir y la cosa va del entrecot de novillo angus al lomo alto de vaca retinta pasando por el chuletón de rugia gallega o la picaña Black Angus "Prime". Una gozada para los muy muy carnívoros. 

La cocina que propone Miguel Ángel Valdiviezo es soberbia y el servicio, atento y amable (seguro que necesitas que te orienten con algunos ingredientes). Las atractivas elaboraciones son fruto de un respeto por la tradición a la vez que evolucionan un paso más allá en atrevimiento y presentación. La carta tiene ya sus clásicos inamovibles pero sorprende cada temporada con nuevas sugerencias. Que no falte el pisco en la mesa. Un espacio que conquista.

Ya no hace falta viajar a la vieja Habana para degustar su cocina más tradicional. Cuando te sientas con ansias caribeñas, dirígete a Havana Blues. Porque allí, desde la amabilidad y cercanía de su personal -cubano, of course-, hasta el modesto local pintado en azul cielo, evocan los ritmos latinos que se viven en el mismísimo Malecón. Porque nada más traspasar la puerta, te embaucarán los olores de la cocina cubana al compás de la música más alegre. Para empezar, hazlo con unos buñuelos de yuca o tostones (plátano verde frito y machacado). No puedes dejar de probar sus platos míticos: por una parte, la ropa vieja cubana, ternera guisada y deshilachada, que sirven en una cazuelita, acompañada de arroz blanco y plátano maduro frito y por otra, el legendario sándwich cubano. ¿Te acuerdas de la película 'El Chef'? ¿Cuántas veces has querido entrar en la pantalla y degustar ese bocado suculento? No imagines más, el sándwich cubano de Havana Blues se compone de carne asada a la cazuela, jamón york, queso, mostaza y pepinillo. Todo ello en un pan crujiente y delicioso. ¿El resultado? El éxtasis gastronómico. La única pena es que solo puede degustarse entre semana, ten en cuenta que los fines de semana no lo sirven. Otros platos como el chilindrón de cordero, el pollo tropical o los langostinos al estilo cubano, completan una oferta de lo más variada. De postre nos terminan de seducir con sus preparaciones caseras. Cada día cambian, pero la cosa va desde mousse de guanábana, hasta

Un restaurante brasileño donde se rinde pleitesía a la carne y a las brasas (de carbón de encina). Hay pescados y mariscos (calamar con chimichurri, sardinas espetadas, rape al azafrán) pero es la carne la reina de la fiesta, traída directamente de la empresa cárnica de Javier Quintás, propietario de este espacio. Su degustación de rodizio quizás sea la mejor opción para una primera visita. Probarás todas las opciones disponibles (ternera, pollo y cerdo) a un precio razonable y verás cómo cortan la pieza en tu propia mesa. En dos pisos se reparten la barra, mesas altas, bajas y algún rincón para entregarse a otro de los hits cariocas: la caipirinha. En la zona intermedia de su carta la gastronomía ‘brasileira’ –con entrantes como feijoada o la coxinha de frango- se completa con varios platos de corte mediterráneo (ensaladas, bravas…) pero vuelve a hacerse fuerte a los postres. Prueben sus brigadeiros. 

Miguel Ángel Méndez fue el primer latino en instalarse en el Mercado de los Mostenses, que al final se ha convertido en uno de los mejores rincones para comer y comprar producto iberoamericano. En su localito sirve (y tiene muy buena mano) algunos de los platos más icónicos de su país natal: encebollado, tamales, corviche, seco de chivo, muchines de yuca... Pero entre las especialidades del patrón están las carnes y los pollos al carbón que prepara en un espacio aledaño. Ojo, las raciones son contundentes. Y sí, también hay menú del día. 

El nombre evidencia su oferta culinaria pero esconde lo más interesante, lo que le hace distinto: sus orígenes chilenos. Un ejemplo, desde el otro lado del Atlántico, de comida rápida gustosa y sustanciosa. Su carta cuenta con una docena de “sanguches” (roast beef, salmón, barros luco…) a la que suma varias hamburguesas, empanadas, perritos, algún postre típico y, por supuesto, tampoco falta el pisco sour para acompañar cada mordisco. En esta esquina arrancó la aventura que se ha extendido al barrio trendy. En Malasaña han abierto otra sucursal de esta recomendable (y siempre animada) bocadillería.