1. Rambal


Desde que Narciso Bermejo y Pelayo Escandón llegaron al barrio de Lavapiés no han hecho más que recibir palmaditas en la espalda. Además de algún que otro reconocimiento, como ese Solete de la Guía Repsol que lleva unos meses luciendo en su fachada. Y gran parte de la culpa de esa buena acogida la ha tenido su menú del día, que ahora cuesta 25 euros de martes a jueves, y el fin de semana su precio se incrementa 10 euros. De entre todos los platos, hay uno que ha conseguido acaparar gran parte de la atención foodie madrileña, la ensalada de lechuga con atún o bonito escabechado que se sustituye por queso azul cuando no es temporada de los citados pescados. Pero en realidad, además de este entrante, son muchos los que te van a plantearte querer repetir en un corto espacio de tiempo. Y es que más allá de las famosas soperas de porcelana y los manteles de cuadros adornando las mesas, la razón del éxito de Rambal radica en su cocina, tan honesta como sencilla. Y la mejor forma de comprobar esto último es optando por su menú diario, donde te vas a encontrar siempre un guiso del día, servido al centro de la mesa, que pueden ser desde lentejas a patatas a la riojana, pasando por repollo con compango, potaje de garbanzos, pollo guisado… Antes te habrán deleitado con algún aperitivo como espárragos trigueros salteados, pimiento rojo lamuyo asado con aceite y sal o pimientos de Padrón. Todo siempre de origen nacional. Si le sigues dando vueltas al tema del precio, debes saber que vas a poder repetir las veces que consideres. Eso sí, procura dejar hueco para el postre porque al menos dos de las tres opciones que plantean suelen causar furor entre los madrileños: flan de queso azul o torrija de horchata. Para los que llegan ya un poco justos al final o simplemente quieren mantener la línea, tienen fruta de temporada.