"Cuenta colores, no calorías”, es uno de los mantras de este templo malasañero consagrado a la cocina saludable, sin rastro de proteína animal y muy alegre. Y a ello contribuyen las flores, claro. “Utilizamos pétalos de rosa, caléndula, amapola, clavellinas… Transmiten no solo otros matices sino nuestra filosofía positiva de la vida”, dice la cofundadora del proyecto, Rebeca Toribio. Los platos llegan a la mesa y deslumbran con sus diferentes tonalidades. La pizza Rainbow parece un cuadro campestre. “Es la más primaveral con muchos contrastes de sabores. La hacemos sobre una base de tomate y queso vegano de aceite de coco, verduras asadas, pesto vegano de almendra y albahaca, y va coronada con canónigos, rabanitos y pensamientos de diversos colores”, revela la jefa de cocina Ainhoa Romero, “es una flor que aporta un toque agridulce y equilibramos con el resto de ingredientes”.