Blockhaus 13
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Búnkeres y agujeros de bala, una ruta por el Madrid de la Guerra Civil

Te proponemos un recorrido por los vestigios que la guerra civil dejó en la capital. Es posible que hayas pasado por delante de ellos sin darte cuenta

Dani Cabezas
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Madrid fue el escenario de algunos de los capítulos más trágicos de la guerra civil. Durante los tres años que duró la contienda, los bombardeos y el asedio sobre la capital fueron constantes. Más de 6.000 edificios resultaron dañados. Y pese a ello, Madrid resistió los ataques del bando sublevado hasta el último momento. Aún hoy es posible encontrar algún que otro búnker en Madrid, así como muchas otras de las cicatrices que dejó la guerra civil. Testigos de un conflicto fratricida que nunca debe caer en el olvido y del que puede aprenderse algo más recorriendo estos lugares

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La categoría de emblema de Madrid de la que goza la Puerta de Alcalá no ha librado a este monumento del fuego cruzado. No lo hizo en 1808, cuando el pueblo de Madrid se levantó en armas contra las tropas napoleónicas, ni tampoco en la guerra civil. Pese a que ha sido restaurada en numerosas ocasiones, en todas ellas se ha optado por mantener intactos los agujeros de bala, que siguen siendo perfectamente visibles, especialmente en sus columnas, como testigos de nuestra historia reciente más violenta. 

Hoy en día luce impecable con sus tiendas y sus paseantes, pero durante los primeros años de la guerra, la Gran Vía llegó a ser conocida por los madrileños como "la avenida de los obuses". Los aviones tenían entre sus principales objetivos el edificio de Telefónica, en cuya azotea se ubicaba un puesto de observación republicano. La fiereza de los bombardeos afectó incluso a la Puerta del Sol, donde a finales de 1936 un obús provocó un cráter tan profundo que sacó a la superficie las vías del metro. 

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La Ciudad Universitaria

En noviembre de 1936 arrancó en la Ciudad Universitaria una de las batallas más importantes de toda la guerra civil, que a la postre se prolongaría durante toda la guerra. El bando sublevado, al mando del general Varela, se impuso como objetivo tomar la ciudad lo más rápidamente posible, encontrando una oposición férrea por parte de las tropas republicanas. Muchos de los edificios del campus, que apenas habían sido construidos siete años antes, sufrieron graves desperfectos debido a la intensidad del combate. Hoy es posible encontrar infinidad de restos de metralla en muchas facultades. 

Bajo el espectacular Parque del Capricho, en la Alameda de Osuna, se esconde un búnker de la guerra civil en Madrid: uno de los vestigios más singulares que la contienda dejó en la capital. Desde 1937 y hasta el final de la guerra, en él se ubicó el Cuartel General del Ejército Republicano del Centro. Al frente, el general José Miaja, encargado de la defensa de la capital, que fue sucedido después por el coronel Segismundo Casado, quien tomó la decisión de rendir Madrid a Franco. Desde hace unos años, este búnker de Madrid vuelve a estar abierto a las visitas. Sin duda, una de esas curiosidades que uno puede encontrarse en la ciudad. 

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Lo de que hay búnkeres en Madrid es un hecho, pero es que también hay fortines. ¿Dónde? En el Parque del Oeste estuvo el más cruento de los frentes que asediaron la capital de España durante la guerra. La contienda fue tan intensa que desaparecieron todos sus árboles a consecuencia de las bombas. Allí, las tropas franquistas construyeron 15 torres de hormigón de las que hoy quedan tres en pie. Y aunque están tapiadas salvo el hueco para las ametralladoras, aún se pueden apreciar los impactos de la artillería republicana e incluso, en una de ellas, la inscripción que realizó la unidad de ejército nacional que se encargó de construirlas: "Zapadores número 7".

La casa de Vallecas que inmortalizó Robert Capa

El callejero de Madrid esconde muchas curiosidades. Una de ellas es la historia de la fotografía de unos niños frente a una casa llena de agujeros de bala. Como otras instantánteas tomadas durante la guerra civil por el fotógrafo húngaro Robert Capa, es todo un icono. Ubicada en el número 10 de la calle Peironcely, en Entrevías (Vallecas), el inmueble fue acribillado al poco de empezar la contienda y fotografiado en noviembre de 1936. Unas heridas que perduran en la fachada del edificio, que en breve se convertirá en un museo sobre los bombardeos.

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El Cinema Europa

Construido en 1928 y de estilo modernista, era uno de los cines más modernos de Madrid. Durante la guerra se convirtió en uno de los centros del anarquismo madrileño, un cuartel de las milicias confederales y ateneo libertario, pero también en una de las checas más duras de la ciudad. Hoy en día, el edificio lo ocupa la empresa Saneamientos Pereda. 

Erigido por el bando franquista para conmemorar su victoria en la guerra, la ubicación de este arco no es casual: a escasos metros se encontraba el frente de la Ciudad Universitaria, donde se libraron algunas de las principales batallas durante el asedio a Madrid. El monumento, de 49 metros de altura, se encuentra prácticamente en desuso: muchos desconocen que en cada uno de los prismas hay un vestíbulo de acceso, sendos ascensores y unas escaleras que conectan con una sala central, diseñada como sala de exposiciones, y que nunca se ha llegado a usar.

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El Blockhaus 13

A la hora de buscar restos de la guerra, también conviene mirar más allá de la capital. A finales de 1938, el avance de las tropas franquistas parecía ya imparable. Y aun así, para el bando nacional seguía siendo de vital importancia defender la retaguardia durante el sitio a Madrid. Construido a principios de 1939 y ubicado en la carretera que une Colmenar del Arroyo y Navalagamella, el Blockhaus 13 es el búnker de la guerra civil en Madrid mejor conservado de toda la región, y está abierto al público. Impresiona. 

Los restos de la batalla del Jarama

Entre los días 5 y 25 de febrero de 1937 tuvo lugar una de las batallas más cruentas de la guerra: la batalla del Jarama. El objetivo del bando nacional era aislar Madrid de Valencia, lo que se tradujo en una serie de violentos combates que se cobraron entre 6.000 y 7.000 vidas por parte de las fuerzas sublevadas, y entre 9.000 y 10.000 en el caso del bando republicano, de los que más de 2.500 fueron brigadistas. Para entender lo que ocurrió, pocos lugares mejores que el Museo de la Batalla del Jarama, en Morata de Tajuña.

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