Si has comido aquellas patatas bravas con sofrito dulce, has comido las bravas del añorado Bohèmic de Fran G. Manduley (que copiaron el 75% de los cocineros de Barcelona). En 2017 renació con el San Antonio Gloriós. Y en 2020, cargado de trabajo, sudor, talento, quemaduras y toda la obra hecha por las manos que cocinan, abrió Nomad Road: un bar de comida callejera del sudeste asiático conectado por la cocina con uno de los grandes bares de tapas de Barcelona. "Recuerdo la crisis del 2008 y cómo murieron los que no se adaptaron. Te soy sincero: ¿qué quiere la gente? Calidad y precio, y el Nomad Road es eso", explica Manduley.
Lo que debía ser una mesa del chef que apuntaba a Michelin, ha terminado en un colorido y casera esquina de 'street food' para sentarse (poco rato) o llevar. Tiene toda la intención de vender un buen producto asequible, patilla ninguna: "Recopilo 'street food' asiático hecho de manera estricta y tradicional" -conoce bien y ama la materia-. Y los platos te tumban por por sabor, abundancia y calidad: ¡un sabroso chili crab de Singapur (platazo de cangrejo bueno a 12 euros! Y tienes el gusto de pelearte con el bicho con pinzas), 'Takoyaki' de Tokio (bolitas de pulpo, con la licencia de una salsa de foie y frutas rojas delirantemente bueno) o un 'banh mí' (6 euros), su visión del bocadillo vietnamita que debería convertirse en icono del bocadillo en Barcelona. La carta cambiará, viajando por todo el sudeste asiático, pero no nuestras ganas de volver.