Antonio Luna –mexicano del DF– es uno de los socios de Taco Alto (tres taquerías abiertas desde el 2015) y explica que el gran reto «es mantener la regularidad y el ritmo lento de cocción». Quizá te lo comas en quince minutos, pero algunos guisos requieren cuatro horas, y haciendo cola en caja oirás crepitar la carne a la parrilla (nada de bote, el relleno es abundante). Por pocos euros, te zampas cuatro tacos de 'cochinita pibil' y una bebida. O el Pirata: ternera a la brasa con queso fundido y una loncha de aguacate: sabor primitivo y efectivo que se te clava en el cerebro. Lo hacen todo desde cero, también las salsas taqueras, que van numeradas de más a menos picante
Aquí la gracia es que puedes pedir los tacos por unidades, y cada pieza es buena y abundante (aparte del relleno impecable, la masa de trigo nixtamalizado de primera es toda una garantía). Además, también podrá saborear, entre otras, bebidas, la michelada y hasta cinco margaritas, cada una de un sabor diferente. Y alerta de que tienen otros dos locales: Taco Alto Raval (Rambla del Raval, 4) y Taco Alto Barceloneta (Pg. Joan de Borbó, 42).