Pizzerías acabadas de salir del horno

Los propietarios del Oval y Blitz han aplicado su rasero de estilo y calidad a la pizza: tú eliges tu aventura. "El modelo donde eliges pero pagas por respirar no nos gusta nada", dice Eduard Minobis. Por 8,90 euros escoges una base de las tres posibles, y añades un condimento y tres ingredientes. Con la tarifa básica me queda una lujuriosa redonda rebosante de ternera de Girona, cebolla caramelizada y tomates cherry.La masa, de producción propia, tiene un perfecto equilibrio entre lo tostado y esponjoso. Ni goma ni galleta. Y puede comer como veganos o bárbaros (una de cerdo asado!). El local es enorme, sobrio y bien distribuido. Y es que la dirección tiene caché: aquí estaba el mítico Caballito Blanco. Buena selección de indie-rock a volumen civilizado, y una carta breve, precisa y económica de vino, cerveza y postres de la casa.

Dos jóvenes romanos son los propietarios de este local de pizza al corte –se cobra a peso– donde las recetas van de lo más normal a pizzas barrocas que, según cómo, remiten a los banquetes papales de antanyo: ¡pizza al corte rellena de porchetta, naranja y miel! Hacen algo que, ignorante de mí, no había visto nunca: pizzas de ensalada, como la de setas con lechuga, crema de trufa y aceitunas negras. La masa fermenta 24 horas y es la plataforma, crujiente y ligera, de buen producto fresco del mercado de la esquina. Alta digestibilidad.

La prueba de fuego de una pizzería sin gluten es que la masa sea buena, claro. El gluten es lo que da la elasticidad a la masa de la pizza, y si no se encuentra el punto puede convertirse en una suela de zapato. Ahora bien, en Mesié Sin Gluten, una de las escasas pizzerías aptas para celíacos (aquí no hay ningún peligro de contaminación cruzada, todo es sin gluten) pasan el examen con nota.El francés Eric Luthringer ha ideado una masa con arroz, maíz y tapioca que alcanza un punto exacto de finura y crujiente que recuerda a una base de quiche: compite sin ningún problema con una pizza estándar, y aún más si la carta está llena de recetas imaginativas con productos de temporada. Como por ejemplo, una deliciosa pizza de boniato con cebolla caramelizada y champiñones, sutil y ligera.

Esta coctelería combina pizzas de autor (la Japopizza, con salmón, nueces, y una vinagreta de soja y wasabi) con cócteles creativos de vocación tropical. Os proponen maridajes, pero también podéis hacer lo que os apetezca. Es decir, que aquí no hay ninguna combinación  prohibida. Pero si lo que buscáis es el maridaje perfecto, también lo encontrarás, con cócteles que han sido creados precisamente para ser la media naranja de algunas de las pizzas de autor de la carta. Un ejemplo: la pizza Beso de Uva con el cóctel Grape Sensation (con G-Vine, uva, Sant Germain y zumo de limón dulce).

Parece una cafetería de especialidad (un espacio diáfano, con mesas compartidas, casi de autoservicio) pero en realidad es una pizzería equipada con horno de leña y cocina a la vista: podéis comer, sentados de manera muy informal, una elección de entre unas diez pizzas artesanas de masa tirando a fina y preparación excelente, y cuatro entrantes para hacer boca (focaccia, guacamole, hummus y bressaola). Para beber, una cerveza (artesana, o no).Los sabores son frescos, llenos de hierbas mediterráneas, y las recetas pueden ser sencillas o rozar el lujo (como la pizza con trufa negra).