Los culitos de cerdo incrustados en la pared –muchos años antes que Dabiz tematizara DiverXo con cerdos voladores– ya nos indican por dónde van los tiros. Santi Hoyos, también propietario del Bar Mudanzas –factor inmutable y resistente del 'guiriborn'–, es un fetichista del cerdo. No entero, sino por partes y en cocciones mínimas. Encontraréis, por ejemplo, una hamburguesa de cerdo de bellota brutal, “ibérico, puro y libre”, de las que muerdes y te estallan en la boca, o una tortilla de patatas con morcilla patatera, un chorizo fresco que en vez de sangre llega patata.
Del cerdo nos gusta –y se aprovecha– todo. No hay nada mejor que un buen cerdo, bien alimentado y cocinado, para derrotar al producto más elitista. Si antes que caviar preferís tocino, revolcaos en esta ruta de 'cerdadas'.