Esta gastrotaberna de Poblenou que apuesta por el buen producto y lo transforma en tapas sencillas, pero bien resueltas, ya es todo un clásico. Comer aquí es sinónimo de hacerlo de forma informal pero con una satisfacción gastronómica mayúscula. La pizarra va llena de grandes éxitos porcinos, como los huevos de corral estrellados con butifarra negra, y el arroz de alta montaña con costilla y setas, y algún mar y montaña que hace la boca agua, como el de vieiras con crema de tupinambo y panceta curada. ¡Platos y tapas que esquivan la pirotecnia y van al centro del sabor! Y su bodega de vinos naturales es magnífica: nada menos que 400 referencias gestionadas con dinamismo y experiencia por Albert Fontcuberta, sumiller de estética metalera y trato afabilísimo.
En julio de 2024 los Tres Porquets cumplió la señalada fecha de 15 años de trabajo. Del trío fundador solo queda Marc Cuenca, que ha conseguido el pequeño milagro de consolidar al final de la Rambla de Poblenou –el tramo menos visitado de la vía, cerca de la pista de cemento desértico de Gran Vía – un restaurante gastronómico informal que tiene una cocina de cuatro por cuatro. Ahora bien, el oficio y el mejor producto los conecta con la casa madre, Can Pineda, atravesando la autopista urbana. Olvídate de turistas y de la palabreja 'foodies' (¡ecs!) que instagramean cualquier zurullo en colorines. Aquí hay una clientela de proximidad que reserva cuando quiere hacer fiesta mayor –a precios razonables– con una cocina catalana sólida, personal y para chuparse los dedos, que se manifiesta en platos como una flor de calabacín rellena de ricotta o unos buñuelos de anguila y tupinambo celestiales y esponjosos. Maestros de la fritura, el guiso y la alegría porcina.