eixample

Eixample dret contra Eixample esquerre

Restaurantes, bares, tiendas, jardines... Comparamos cual de los dos Eixamples es mejor

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Dos redactoras de Time Out Barcelona, fans de la cuadrícula de Cerdà, se encarnizan en una pelea sin sangre para decidir qué lado del distrito es mejor. Es su patria y con eso no se juega, aunque están dispuestas a hacer concesiones. Venga, ahora os toca a vosotros escoger el ganador. ¡Por puntos o por K.O!

Comer y beber

Izquierda

Los vecinos lamentaron el cartel de traspaso colgado en Casa Jaime (Consell de Cent, 222) a pesar de no haberlo visitado nunca; Ramon Ramió y su pareja no quisieron dejar pasar la oportunidad de reabrir la veterana casa de comidas dando un giro a la carta y a la estética del local, pero conservando el nombre. Han conseguido reunir bajo un mismo techo a un público de generaciones y estilos muy diferentes (también se les da muy bien a los del Gelida, en calle Diputació, 133, y al grupo frenético de La Flauta, al d’Aribau, 164). Por petición popular han recuperado platos como la escudella i la carn d’olla como la de la abuela, estrellas del menú los miércoles de invierno; alguna noche sorprenden con música en directo, y por las tardes reciben la visita de los incondicionales que juegan a las cartas.

Al lado de los aromas que desprenden los locales de toda la vida, brillan el moderno Tarambana (Borrell, 148), la propuesta de cocina mediterránea de Artte (Muntaner, 83), un espacio con una intensa agenda musical y una larga carta de tés, y Disfrutar (Villarroel, 163), que visto desde fuera ya se nos hace la boca agua.

También brillan las estrellas Michelin de una lista de restaurantes situados en el Eixample esquerre, empezando por el histórico Gaig (Còrsega, 200), seguido del Cinc Sentits de Jordi Artal (Aribau, 58) y el Angle de Jordi Cruz (Aragó, 214).

Derecha

Los de la Derecha también tenemos antiguos espacios repensados. La antigua lechería del barrio, la Granja Petitbò (paseo de Sant Joan, 82), nos sigue alimentando como querrían las madres sea la hora que sea. Podemos desayunar y merendar a base de sugerentes tartas caseras y bocadillos de calidad, tomar vitamínicos batidos de frutas y también comer a mediodía de forma muy sana. Los fines de semana hacen un 'brunch' más que recomendable. Y todo en una confortable cafetería de diseño nórdico y grandes ventanales.

Otros maestros del 'brunch' (estos de lunes a viernes) son los del bar Norte (Diputació, 321). De inspiración nórdica, también, pero en este caso nos referimos a la gastronomía gallega y vasca, que reelaboran en formato de platillos.

Si sois vecinos o trabajáis en el barrio, ya conoceréis el veterano Arc Iris (Roger de Flor, 216), un vegetariano acogedor y casero del que nunca saldréis con hambre, y el joven Vivant (Consell de Cent, 394), un espacio moderno de cocina catalana.

Au Port de la Lune, nacido cerca de la Boquería, ahora es patrimonio de la Derecha (Pau Claris, 103). Sus productos franceses (rillettes, patés y quesos, y el espectacular bistec tártaro) merecen que cambiamos de barrio para cenar. Y una joya más: la taberna japonesa Can Kenji (Rosselló, 325), donde degustaremos tapas creativas de inspiración mediterránea.

Bares y locales nocturnos

Izquierda

El Eixample esquerre ha sido una gran reina de la noche, elegante y canalla; de mar a montaña han triunfado la sauna Pases, la Chapelle y el Punto, el Klavier, el viejo The Passenger, el Astoria y los clubes de la calle Londres. Y si la calle Aribau aún es la arteria para tragos refinados, es por culpa del Solange (Aribau, 143), la niña de los ojos de Alfredo Pernía, el barman que comenzó jugando con las cocteleras del Boadas, se hizo grande en la barra familiar del Tándem y que, después de ver y beber mundo, ha convertido el Harry's Bar en un local de lujo (y accesible) para degustar lo último en cócteles. El espacio bautizado como la primera chica Bond tiene un interiorismo cálido y selecto, es ideal para escuchar música en directo el miércoles por la noche mientras bebes el Old Fashion que Pernía prepara sin arrugarse el traje (a menudo de sastrería italiana y acompañado de pajarita).

Al sur del barrio triunfan la cerveza (el Beerxample le disputa la partida al Gayxample), el vermut y el café. Ha comenzado a caminar el Garage Beer Co. (Consell de Cent, 261), donde exhiben el ingenio con que producen su RIBA, y también se ha estrenado OMA (Consell de Cent, 227), una jaula de cristal donde degustar platos americanos y mezclas de café propias. Para los que necesitan el vermut y el sol como el aire que respiran, ningún otro lugar como el Morro Fi (Consell de Cent, 171), todo un clásico de la zona.

Derecha

¿Quién dice que el Eixample es aburrido? Tranquilo, sí, y mucho, pero aburrido, ni mucho menos. Tenemos cafeterías como el Petit Pot (Bruc, 84), donde leer o charlar tranquilamente. Tenemos bares con terraza para desayunar al sol (On Café, en el paseo de Sant Joan, 96). Tenemos lugares para tomar un vermut e incluso comprarlo a granel para tomarlo en casa (La Bodegueta de Verdaguer, en Provença, 366).

También tenemos sitios donde ponernos las botas con un buen chocolate con churros en un escenario de otra época. El Cafè del Centre (Girona, 69) abrió sus puertas en 1893 y estamos convencidos de que se conserva prácticamente igual: techos altísimos, columnas de hierro, mesas de mármol, barra de madera... ¡Y el piano del fondo de la sala aún suena cada jueves y viernes por la noche! Otro histórico, pero renovado con personalidad propia, es el Betlem Miscel·lània Gastronòmica (Girona, 70). Víctor Ferrer, cocinero educado en grandes cocinas, ha convertido una antigua tienda de comestibles en un bar de tapas y degustaciones. La experiencia será positivamente original tanto si vamos a comernos un bocadillo por la mañana como si vamos a tomarnos un vino y acabamos cenando allí.

Los de la Derecha también somos noctámbulos. Y nos gusta la música. El Jazzman (Roger de Flor, 238), abierto hace más de 30 años, es un pequeñísimo local donde podemos tomarnos una copa. Los lunes ofrecen música de jazz en directo, y los jueves, si llevamos nuestros vinilos, ¡los harán sonar!

Tiendas

Izquierda

El ritual es entrar, pedir tanda y esperar a ser atendido mientras das vueltas entre luces, cajas de bombillas, apliques y otros accesorios electrónicos; a veces escuchas un grito de SOS en los mostradores de Montserrat Benito, la matriarca octogenaria que maneja los cobros de vecinos y forasteros que pisan el santuario, la institución, Monsó y Benet (Muntaner, 54). Ocupan la esquina desde principios de siglo y son conocidos por la especialización y su catálogo; no les gusta el dicho pero lo admiten: aquí se consigue lo que no se encuentra en ningún otro lugar.

Los escaparates llamativos de Monsó –son una especie en extinción en el barrio, insinúan– compiten con los estilismos acertados de M69 (Muntaner, 69), tienda de cabecera de muchos armarios masculinos desde hace quince años, y el preciosismo de autor de Ailanto (Enric Granados, 46).

Si pensamos en surtidos de lujo, en versión cinéfila y golosa, las paradas obligatorias son Videoinstan (siguen en la calle Enric Granados, 30) y La Castafiore (Aribau, 46). Te haces habitual si vives cerca; ahora bien, también están los que peregrinan hasta aquí para degustar las delicias de Ochiai (Urgell, 110), la pastelería japonesa que firma el croissant de té verde y otras sugerentes combinaciones hechas con 'matcha'. Los que tienen devoción por las ruedas se encaminan hacia uno de los nuevos espacios dedicados a la bici, Bikeit (Urgell, 95).

Derecha

No presumiremos de las grandes firmas del paseo de Gracia, ni de la meca tecnológica de Apple en la plaza de Cataluña, ni de El Corte Inglés, ni de los inspiradores Vinçon y Servei Estació. No sería justo.

Apostamos por la Laie (Pau Claris, 85), librería de referencia desde hace más de 30 años. Por si fuera poco con 300 m2 de libros cuidadosamente seleccionados, el piso de arriba es un envidiable piso del Eixample, con terraza cubierta y patio interior. Nos podemos instalar un rato para tomar un café o comer (tiene un interesante menú de mediodía) mientras leemos, estamos conectados al wifi, o hablamos de negocios o placer.

Otro de los emblemas del barrio es Flores Navarro (València, 320), aquel jardín frondoso situado junto al Mercat de la Concepció y abierto 24 horas. A muchos nos habrá alegrado un paseo nocturno o resuelto un regalo de emergencia (y más de uno se habrá intentado perdonar a deshoras).

El barrio conserva bien activas tiendas casi centenarios, como Castells Bicicletes (Girona, 39), abierta en 1928 y especializada en la venta y reparación de bicis, o Can Ravell (Aragó, 313), tienda de comestibles desde 1929, y hoy de delicatessen y restaurante. Y una moderna: Nordicthink (Consell de Cent, 412) es una especie de Ikea de lujo, un espacio blanco y desnudo donde encontraremos cosas bonitas: muebles, decoración, accesorios de diseño, pósters, juguetes...

Aire libre

Izquierda

Una puerta de madera maciza e inmensa anticipa una de las joyas de la corona: un patio presidido por una chimenea infinita al que dan los talleres de diseñadores, creativos y editoriales que habitan la Fábrica Lehmann (Consell de Cent, 159). Pasaríamos horas contemplando el vacío, las plantas silvestres y el personal que atrae el espacio donde a principios de siglo se cocían las muñecas de porcelana de Edén-Bébé. El otro regalo de la Nova Esquerra de l'Eixample –en un cuadrado sin encanto junto a la antigua Telefónica y la irreductible Modelo– es la sede de la Editorial Gustavo Gili (Rosselló, 87-89). El visitante se empequeñece en el vestíbulo diáfano de la obra racionalista, y se reconcilia con el universo en el jardín de la editorial. Si pensamos en verde, sin embargo, quien se lleva los laureles son los jardines de la Universidad; además de mosquitos, alguna rana y raros ejemplares de vegetación, aquí hay sombra y paz.

En el barrio también brillan los chaflanes: el modernista de la Casa Sayrach (Diagonal, 423- 425), el kitsch de la Casa China (Muntaner, 54), y la ele del edificio Mediterráneo (Consell de Cent, 160- 186), la portería está decorada con un mosaico de Subirachs. Y si en los años 80 los vecinos salvaron de la quema la Casa Golferichs (Gran Vía, 491), ahora reivindican el uso público y autogestionado del espacio Germanetes (Consell de Cent / Viladomat). ¿Quién vence esta heterogeneidad?

Derecha

Nuestro tesoro escondido es la Torre de les Aigües (Roger de Llúria, 56), un oasis de silencio cerca del ruido y el tráfico de la Gran Vía. En verano se convierte en una refrescante –y ya no tan silenciosa– piscina para niños.


El esplendor cultural y económico de la segunda mitad del XIX, cuando se erigía el Eixample de Cerdà, y la lucha de las familias con dinero por tener el edificio más vistoso, nos ha hecho herederos de una majestuosa arquitectura de barrio. En la Derecha se concentran buena parte de las obras maestras del modernismo, pero también encontramos construcciones que no siguieron esta moda, como la Casa Elizalde (València, 302), diseñada como palacete renacentista. No pasa desapercibida la Casa de les Punxes (Diagonal, 416), un castillo urbano con tres torres, muy similares a las del imponente –sobre todo para los que hemos estudiado allí– Conservatorio Municipal de Música (Bruc, 110). También tiene unas púas peculiares la Iglesia de las Saleses (ps. de Sant Joan, 86), junto a la escuela de los maristas. A menudo se ven turistas haciendo fotos.

En la Derecha, también brillan los pasajes: el señorial Méndez Vigo, el más humilde pasaje Roger de Flor y, especialmente, el pasaje de Permanyer, una encantadora calle de aire inglés, donde se suceden una veintena de casas unifamiliares de un solo piso, de tonos pastel y con jardín propio, que comunica Pau Claris con Roger de Llúria.

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