Passatge de Tubella
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Descubriendo Les Corts: un paseo por sus rincones más bonitos

Rodeado de rascacielos y delimitado por grandes avenidas, os proponemos un paseo para descubrir la esencia del barrio

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Nos encanta salir a pasear por la Sagrada Familia, o ir de compras por Sant Antoni, o el Gótico. Pero hoy cambiamos de barrio. Hasta principios del siglo XX, Las Corts era una zona eminentemente agrícola, pero la especulación urbanística de los años sesenta y setenta sepultó masías y patrimonio industrial entre bloques de cemento. Descubrimos lo que queda en un recorrido circular que empieza y termina en la parada de metro Las Corts de la línea 3.

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  • Lugares de interés
Plaça Comas
Plaça Comas

Saliendo de la parada de metro y calle Joan Güell arriba se llega a la plaça Comas, donde está la sede del distrito, un edificio neoclásico del 1884. Fijaos en el monumento a Pau Farinetes, el campesino que simboliza el pasado agrícola del barrio.

  • Qué hacer
  • Les Corts

Subiendo por la calle del Remei en dirección Besòs se llega al Eixample de Les Corts o Las Corts Noves, alrededor de la hermosa plaça de la Concòrdia. Los 40 metros de altura del campanario de Santa Maria del Remei dominan la explanada. La Antigua Farmacia -de 1860-, la pastelería Boages, el Fragments Café, y el palacete de 1897 donde está el Centre Cívic Can Deu forman el conjunto con más encanto de todo el barrio. Disfrutadlo haciendo una caña en la terraza del Fragments o en los jardines de Can Deu.

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Carrer Anglesola

Este era la calle mayor de Les Corts Noves (pasaba el tranvía) y aún quedan vestigios, como algunas fachadas restauradas y el mosaico de la marquesina de Cristalleries Planell.

  • Lugares de interés
  • Barcas y barcos

Toma el nombre de la masía Can Rosés, construida en 1716 sobre las ruinas del antiguo cortijo Vinyals, y ahora aloja la biblioteca del barrio. Con la construcción de la Illa Diagonal desaparecieron las tierras de esta finca que, de 1881 a 1972 habían acogido el Hospital Asilo Infantil San Juan de Dios, donde ahora están los jardines del mismo nombre. El edificio de la Illa resguarda del ruido de la Diagonal esta área verde con terrazas, juegos infantiles y jóvenes skaters que patinan sobre las partes pavimentadas.

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Carrer Aviació

Antes de cruzar Numància pasaréis por el edificio -construido en 1898- de la Fundación Pere Tarrés, un antiguo hospital de enfermedades infecciosas. Más adelante, entre Taquígraf Garriga y Travessera encontraréis las curiosas casetas del "passadís", en el carrer Aviació 10-12.

Barriada del Camp de la Creu

Con las calles Montnegre y Morales como ejes principales, esta barriada de 1880 aún conserva parte de su vieja atmósfera industrial, pero no por mucho tiempo. Las casitas bajas de la Colonia Castells (antigua fábrica de aderezos y charoles) tienen fecha de caducidad y el encanto de los cinco pasajes aún existentes dejarán paso a un solar. Yendo hacia la plaça del Carme encontraréis algunos vestigios de la época, como una cabeza de cabra, en la fachada de Montnegre 46, y una cabeza de caballo, en el frontal de la antigua fábrica de Morales 44.

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Plaça de Les Corts

La plaza de Les Corts está ante los mastodónticos edificios que ocupan los terrenos del antiguo campo del Barça. El estadio se construyó en 1922 y funcionó hasta 1957, cuando se inauguró el Camp Nou.

Passatge de Tubella

Este pasaje mantiene un conjunto de casas unifamiliares, con patios interiores y jardines delanteros, construidas en 1925 para los obreros cualificados de Sants y Les Corts.

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  • Lugares de interés

Antes de terminar el itinerario pasaréis por este parque de pinos y palmeras, situado en los antiguos terrenos del Mas Can Cuyàs. La masía se conservó como escuela pública hasta que se derribó para construir el actual CEIP Duran y Bas. Ni siquiera el mítico celler Ciurana es lo que era. Haceos con un cucurucho de lo que más os guste en la churrería de la esquina y caminad hasta Travessera. En medio de la calle encontraréis el pino de Les Corts (nacido en 1893), a la sombra del cual discutían los antiguos culés. Unos metros más adelante encontraréis la otra salida de la estación de metro de Les Corts.

Comer en Les Corts

  • Bares de tapas
  • Les Corts
  • precio 1 de 4
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
No hay que tener miedo a rectificar. Esto ha pasado con L'Alegria, un ambicioso restaurante gastronómico en pequeño formato en Les Corts. "Quizás el barrio nos entendió", explica Lito Baldovinos, del grupo La Confiteria. Ningún problema. La han sustituido / reconvertido en el Bolero Bar. Un lugar de tapas y menú de mediodía con filosofía marxista por partida doble. Por un lado, por aquello de "si no le gustan estos principios, tengo otros". Y sobre todo porque por menos de 20 euros te llenas como un ladrón con material de primera calidad. "Hemos ido a algo sencillo, directo, pero que funcione, apto para toda la familia y los amigos. Que bajes el bar y comas bien en 45 minutos", explica. Lo corroboro: en visita de mediodía, por unos miserables 18 euros me tomé una combinación cojonuda de tres platos, postre y vino bueno, con primero de la carta -brutal el variado de setas de temporada con un huevo cocido a baja temperatura, bavositat de bosque de primera-. De segundo, un tentáculo de pulpo con patatas que se derretía en la boca, sin inventos tontos (que a menudo quieren esconder una cocción deficiente). Y por si fuera poco, tiré de carta con la estrella de la casa: un bikini de carrillera de ternera guisada y deshuesada, planchado con queso scamorza ahumado. Que por cierto, casi me derrota, porque eran cuatro triángulos de melosidad bovina: ¡esto son dos bikinis! Otros éxitos de la casa son tortillas hechas al momento -la de bacalao tenía una pinta tan jugosa que venían gana
  • Cocina Internacional
  • precio 1 de 4
  • 3 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
En las Corts, la plaza de la Concordia hace honor a su nombre: sobria y espaciosa, destaca el campanario de Santa María de los Remedios, una referencia visual del barrio. El propietario del Fragments Cafè, Ricard Feriche, y su chef, Salvador Gálvez, han abierto un pequeño colmado-templo dedicado al picante. El local es un puñetazo, pequeño y rojo como un bicho. Las paredes estan llenas de productos de todo el mundo que tienen la capsaicina (el compuesto químico responsable de la picante sensación) como elemento principal: encontraremos salsas de Perú y de México, y una de las más fuertes del mundo, la irlandesa Mic's Chilli Voodoo Reaper. Cuando pides un planchado de porchetta (crujiente, contundente, delicioso), el cocinero, que te lo prepara delante de las narices, coge con cuidado el Reaper, viete una sola gota en una de las dos rebanadas y la esparce por toda la superficie. ¿Con esto será suficiente?, te preguntas. Pues sí. Se nota. Y es buenísimo. De la carta -no todo es picante, ni mucho menos-, destaca una carrillera de ternera excelente, con una delicada espuma de coco y un toque de curry; las albóndigas, con una salsa que te comerías a cucharadas, o el tirado de lubina. Y qué descubrimiento ver cómo se entienden el chocolate y el helado de pimienta rosa!
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  • Catalana
  • Les Corts
  • precio 1 de 4
No hay que reinventar la rueda en cada nuevo local, ni vender motos. Ahora, hacer las cosas con sentido común y calidad no es nada fácil; pero si añades carencia de pretensiones (que no de ambiciones) puedes triunfar. Este es el caso de Toni Bigote, a Les Corts, en aquella recta de la travesera donde sólo había franquicias y bares decrépitos. ¿El nombre? No os excitéis, su padre se decía Toni y llevaba bigote, un 'naming' tan buno como el mejor. Lo abrieron ganando terreno a un bar Manolo que acumulaba roña desde hacía muchos años. Sigue la estructura y la barra, y cumplen a la perfección el papel de bar local: donde almorzar, comer de menú, hacer el vermut y cenar con garantías. Su propietaria es publicista de formación pero cocinera de pasión. Lo aplica en platos como judía verde en tempura, finísima, acompañada de una mayonesa con trufa por menos de 6 euros, o un 'trompe-el oeil' de bravas que en realidad son dados de polenta con suave crema de idiazabal. Todas las salsas las hacen ellos y se nota: las administran de manera inteligente y siempre a banda. El magisterio salsero se sublima en unas patatas fritas con morcilla de perol, apio y espuma de ratafia. ¿Una espuma en un bar? Sí, la suavidad melosa del perol encebollado y el apio van de maravilla con la dulce amargura del mam telúrico cremoso (cocina volcánica de Olot). Al mediodía hay un menú espléndido por menos de 13 euros. La terraza, media vida: los jardines de Joaquim Ruyra al servicio de una caña como las buena
  • Les Corts
  • precio 2 de 4
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Leku
Leku
Éste es el restaurante de Sergi, un joven cocinero que ha pasado por muy buenos fogones. Nos sorprende con una cocina que mezcla técnica e historia, aplicadas en platos sorprendentes como el hojaldre con huevos fritos o los garbanzos con vieiras. En la ciudad encontraréis pocos lechales de Aranda tan buenos como el suyo.
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  • Mediterránea
  • Les Corts
  • precio 3 de 4
  • 3 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
En los momentos en los que vivimos, Barcelona necesitaría una plaza de la Concordia del tamaño de la de París, pero nos conformamos con la de Les Corts, que es bastante bonita. Entré cruzando el precioso Centro Cívico de Can Deu, antigua residencia familiar de los Deu y Mata, fabricantes de licores. Según dicen, de ahí la expresión "¡se ha liado la de cal Déu!".En el Fragments Café se puede ir a tomar una cervecita bien tirada, un vinito o un vermut Izaguirre, y satisfacer el apetito a base de aperitivos. Salmón marinado, croquetas, boquerones, pimiento relleno picante, ensalada rusa o unas buenas patatas bravas, no hay nada que no se pueda encontrar en un café de pueblo de la Barcelona reconvertida.Yo escogí dos platos de la carta: unas berenjenas con feta y un falso risotto con setas y trufa. El camarero me recomendó que, por la contundencia del segundo, los convirtiera en dos tapas y me pidiera un segundo más ligero. Le hice caso, y pedí una hamburguesa con cebolla caramelizada.Las berenjenas estaban muy bien ahumadas, y el feta marina bien. Lo saben en la Grecia de Theodorakis. Y el falso risotto, lágrimas de pasta en lugar de arroz, el aroma de las setas de Burdeos y de la trufa sobresalía entre la crema de leche, a menudo un ingrediente que se suele emplear para tapar las carencias de las recetas. Pero me equivoqué con la hamburguesa, por culpa de la cebolla. Convertida en una montaña dulce, aquí gana la teoría de que menos es más, la cebolla mataba la carne, y la besti
  • Tailandesa
  • Les Corts
  • precio 2 de 4
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Yo navegué por la adolescencia con el lema de The Boomtown Rats 'I don't like Mondays' bien grabado en el entrecejo, pero con el paso de los años he convertido los domingos en mi día de duelo semanal. Rompiendo las normas, el domingo por la noche me fui a cenar a un restaurante tailandés con la única compañía del yo, el ello y el superyo desmenuzando mi cerebro dominical.Por suerte, el Bangkok Café resultó ser un lugar sorprendente, no por la comida, ya me habían dicho que se comía bien, sino también por la estética de un restaurante que parecería de Nueva York si no estuviera en el barrio de Les Corts. La entrada está situada en el pasaje de Tubella, una maravilla de la Barcelona de principios del siglo XX que ha sobrevivido al 'porciolismo' y al 'nuñezynavarrismo'.El Bangkok Café es un local pequeño. Y en las paredes están escritos los tipos de curry que ensalzan una cocina que sobrevive encajonada entre los imperios culinarios japonés y chino. Curry amarillo, rojo, panang, massamang, verde, la carta Bangkok Café no sólo vive de curry.Para beber pedí una cerveza Singha, una buena rubia, y la carta resultó ser un problema, porque todo prometía, y ante las promesas, uno se puede equivocar. Hay que decir que en la carta el picante tiene una trascendencia prominente. Y tanto si quieres caldo como si no, ¡dos tazas!Después de un variado de raviolis y empanadillas al vapor, de gamba y carne respectivamente, pedí un delicioso pato picante con verduras. La camarera me avisó que pic
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  • Les Corts
  • precio 1 de 4
¿No estáis hartos, de escuchar lo de la cocina de la madre? Pues en Mà de Morter hacen la cocina del hijo. Josep Bonavida (cocina) y su hermana Mireia (sala) trabajan con la ayuda de su madre Mireia. "Pero hago lo que me dice mi hijo, que por algo es el cocinero", ríe Mireia madre. Mà de Morter, en Les Cortes, está en unos bajos de ladrillo a la vista con aires de protección oficial-, y por 11 euros pelados ofrecen protección emocional y estomacal al cliente asiduo. La calidad-precio es brutal: un 'best' of de la cocina catalana con cocciones lentas, precisas y producto fresco. Veamos algunos itinerarios: 'trinxat' y conejo confitado. Garbanzos con calamares y butifarra de perol con pisto. Ensalada de manzana caramelizada y dorada a la brasa con verduras. "Tengo una pequeña brasa de carbón y el resultado con el pescado es espectacular", dice José.Lo certifico: meloso y tierno por dentro, costra por fuera. Pescado fresco y bien tratado en un menú de 11 euros! "Cada día voy a mercado y súper de alrededor y siempre compro fresco. No todo puede ser del mercado, pero siempre trato de encontrar un equilibrio entre frescura y precio ", dice el cocinero, que añade que currando en formato trío familiar salen los números. Comes y te quedas con el oficio del chef: Bonavida tiene con título del ESHOB, su hermana con estudios en el CETT y él fue jefe de partida de pescado del Fermí Puig, y también hizo las Américas como cabeza de cocina del Maito, restaurante top de Panamá.También ha ejer
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