Rètol del Mussol
© Maria Dias
© Maria Dias

100 cosas típicas de Barcelona

Costumbres, personajes, expresiones, tradiciones, deportes, iconos, recetas y rincones 100% barceloneses

María José Gómez
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¿Cómo se puede captar la personalidad de una ciudad? ¿Qué la hace diferente del resto de poblaciones del mundo, desde a la que puedes ir en metro a las que están a 24 horas de vuelo? Ante este reto inabarcable nos hemos centrado en recoger los rasgos –algunos muy anecdóticos y concretos, otros más genéricos– que conforman el carácter de Barcelona y de sus habitantes.

1. Culés

Tienen un carácter ciclotímico que se distingue por alternar estados de euforia con otros de depresión abisal (y a la inversa) con solo dos partidos de diferencial. Su población crece o disminuye de manera espectacular en función de los títulos que consigue el equipo.

2. Pericos

Son una población pequeña pero constante. Como el poblado de Astérix y Obélix en le Galia ocupada por los romanos, son los resistentes dentro de la uniformidad azulgrana. De carácter orgulloso y con una lealtad titánica, suelen moverse en la semiclandestinidad hasta que el equipo consigue un título, cosa que pasa con una frecuencia similar a la del cometa Halley.

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3. Rivales y patronas

A la pobre Santa Eulalia le quitaron en 1868 la exclusiva de proteger la ciudad, honor que ostentaba desde 633. Se ve que Nuestra Señora de la Merced salvó Barcelona de una plaga de langostas y se decidió que también merecía se patrona. Eso sí, cada septiembre, Santa Eulalia se venga de esta usurpación enviando lluvias que pasan por agua las celebraciones de su rival. Suena bastante barcelonés, sí señoras.

4. Cotorras ‘okupas’

La primera pareja de cotorras de pecho gris –las cotorras argentinas, vaya–, fue vista en el parque de la Ciutadella en 1975. A partir de entonces, y como a Santa Eulalia le pasó con la Mercè, las palomas tuvieron que aprender a compartir el cielo barcelonés.

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5. Dragones

Daenerys Targaryen alucinaría en Barcelona. Los dragones están por todas partes. Si levantáis la vista en el Eixample o el Gòtic, es probable que los encontréis en el umbral de las puertas, en los frisos o rematando columnas. Algunos espectaculares son los del parque de la España Industrial, el de la puerta de los Pabellones Gaudí de la Finca Güell y el de la casa Bruno Cuadros, en la Rambla.

6. Gaudí

No nació en Barcelona, pero la mayor parte de la obra de este genio universal está en Barcelona. Además de las celebérrimas, la ciudad está salpicada de otras obras suyas más modestas como las farolas de la plaza Reial o los mosaicos del suelo de la iglesia de Sant Pacià, en la calle de las Monges, en Sant Andreu.

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7. Campos de cacas antipersonas

En una encuesta de 2003 la suciedad de los perros era la queja más frecuente de los barceloneses. Hay barrios especialmente afectados, como Poble-sec, donde hay que mirar fijamente al suelo para no pisar una caca con súper poderes adherentes y pestosos.

8, 9, 10. Granjas, chocolate y suizo

Establecimientos encantadores, emblemáticos y en peligro de extinción. ¿Quién no ha merendado o desayunado en una granja? Precisamente de uno de estos locales, la Viader, nació en 1933 el Cacaolat, que para cualquier barcelonés ocupa el campo semántico del batido de chocolate. También de las granjas sale otro producto con sabor barcelonés: el suizo.

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11. Takatà

Especie de voleibol que se juega por parejas con una pelota de tenis que nació en 1914 en la arena de la Barceloneta. Reclamamos su inclusión en los Juegos Olímpicos ya.

12. Obras perpetuas

El día que deje de sonar el último martillo hidráulico en una calle de Barcelona se abrirá el cielo y empezará el Armageddon. El momento de máxima confluencia de reformas viarias se sitúa un par de meses antes de las elecciones municipales y termina –oh, milagro– justo antes de los comicios.

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13, 14. El Eixample y el GPS barcelonés

El plan urbanístico de Ildefons Cerdà hace de Barcelona una de las ciudades más fácilmente reconocibles a vista de pájaro. La implantación del Eixample, entre otras cuestiones, hizo necesario desarrollar un sistema de orientación específico para los barceloneses: la distinción mar/montaña y Besòs/Llobregat. Dos genialidades.

15. Panot

16. Boooomba

Mucho más molona que la de King África, esta bola de carne rodeada de puré de patata y rebozada es la reina de las tapas en Barcelona. La Cova Fumada se atribuye la invención y nosotros no lo ponemos en duda. Son tan buenos que podrían haber inventado el aceite de oliva.

17. Sobre dos ruedas

La temperatura es suave y casi no llueve, un clima perfecto para moverse al descubierto: en Barcelona circulan unas 260.000 motos y ciclomotores –un 30% del parque automovilístico–; en 2014 había 96.000 usuarios de Bicing y se calcula que hay unos 60.000 barceloneses con bici propia. Desgraciadamente, forman parte también del paisaje móvil mutaciones que parecen haber salido de un laboratorio del doctor Moreau, como el 'segway', el 'rickshaw' y el 'Gocar'.

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18. Festivales

Dos de los mejores festivales de música del mundo han nacido, crecido y multiplicado en Barcelona: el Primavera Sound y el Sónar hacen marca, dejan montones de dinero y nos alegran las primaveras. Ojo con el Cruïlla, que apunta maneras.

19. Multitudes

Al barcelonés no le da pereza levantarse del sofá, no le dan miedo las aglomeraciones y ha desarrollado una alta resistencia a las colas, sobre todo si la convocatoria contiene la palabra mágica: ¡gratis! La cabalgata de reyes, San Juan, las fiestas de la Mercè, el festival Àsia, el 48 h Open House... Somos animales gregarios y festivos.

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20. Meando pinos por todas partes

Cuando los barceloneses abandonamos la ciudad y nos dirigimos a las zonas rurales nos convertimos en 'pixapins' y/o 'camacos'. En los últimos años, además de orinar en pinos de la Garrotxa también descargamos en secuoyas de California, en baobabs africanos y en los bambús de Indonesia.

21. Turistas

Son parte del paisaje urbano. Son tantos que quizá un día Barcelona será 100% turista y los barceloneses iremos de visita. Cada año se bate el récord: en 2014 se llegó a la cifra de 7.874.941 visitantes alojados en hoteles, así que contando que somos 1.600.000 barceloneses nos tocan a 4,9 turistas por cabeza. Los llamamos 'guiris' y los hay educados –la mayoría– e idiotas, pero cada vez son más los barceloneses que sufren los inconvenientes de un turismo masivo.

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22. El xava

Las vocales neutras no existen para el hablante del xava, que también tiene dificultades para pronunciar el sonido tj / tg, así que lo transforma en tx. Horroriza al resto de catalanohablantes, pero es lo que hay.

23. Proyección mundial, obras locales

Dos Exposiciones Universales, unos Juegos Olímpicos, un Fòrum de las Culturas... Los gobernantes barceloneses de diferentes épocas e ideologías han compartido deleite por los macroacontecimientos internacionales, que aprovechan para cambiar la fisonomía de la ciudad. Ahora rondan unos juegos olímpicos de invierno... ¿'Winter is coming'?

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24, 25, 26. Biquinis, medianas y bambas

El biquini, versión del 'croque-monsieur', se hizo popular en Barcelona porque era uno de los bocadillos habituales de la Sala Bikini, que abrió sus puertas en 1953. Si lo queréis comer fuera de Cataluña mejor pedid un mixto si no queréis que os hagan bromitas obvias. Tampoco pidáis una mediana si os apetece una cerveza en una botella de 33 cl. Y reconoceréis a un barcelonés porque lleva bambas, y no kets, deportivas, tenis...

27. Pelusa

Por muy limpia que tengas tu casa, cuando menos te lo esperas te aparece bajo la cama una especie de bola de polvo esponjosa que parece que tenga vida propia. No le deis de comer después de las 12 de la noche.

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28. Los dueños de la Barceloneta

Desafían días tras días, año tras año, las advertencias de los dermatólogos y toman el sol con tozudez. Superan los 60 años y se bañan cada día en el mar, ya sea julio o enero. Se reúnen en pequeños grupos y muchos son también socios del Club Atlètic Natació Barceloneta. No son personas, son ídolos.

29. Plataneros

Hace años que se quiere reducir el número de plataneros para favorecer la biodiversidad, pero siguen siendo la especie mayoritaria en Barcelona, con un 30% de la población arbórea. En la parte baja de los jardines Laribal, en el rincón conocido como la plaza del claustro, encontraréis tres ejemplares espléndidos.

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30. A la playa en metro

No podemos presumir de arena dorada –pisas la Barceloneta y te conviertes en un pies negros al instante– ni de aguas cristalinas –¡¿qué será aquella purpurina dorada en suspensión?!–, pero podemos bajar a las diez playas a golpe de metro o bus.

31. Las Golondrinas

Desde 1888 estas embarcaciones ofrecen un tour turístico por el nada idílico litoral de la ciudad. Generaciones de niños barceloneses fueron llevados por su padres o abuelos a hacer un viaje en las Golondrinas.

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32. Cerveza-beer-amigo

Neologismo del siglo XXI que se puede escuchar en las calles y plazas de Barcelona, sobre todo cuando oscurece y alrededor de discotecas, conciertos y fiestas multitudinarias. Designa una birra más bien caliente que sale de una bolsa de plástico que a menudo ha estado en barbecho en el subsuelo barcelonés. Tiene una variante de playa: ‘cerveza-beer-cocacola-fanta-agua’.

33. Taxi amarillo y negro

34. Pesebre de la plaza de Sant Jaume

Una de las tradiciones de Navidad es descubrir cómo es el pesebre que se planta en la plaza que comparten el Ayuntamiento y el palacio de la Generalitat. Y también es muy tradicional pensar que es una birria y criticarlo.

35, 36. La Rambla y el Liceu

De acuerdo, ha cambiado mucho y ya no la sentimos tan nuestra, pero la Rambla lleva nuestro ADN. Es como un hijo que, aunque no te gusten sus costumbres y amigos, no puedes dejar de querer. Además, allí está el Liceu, incrustado en el imaginario de los barceloneses, tanto en el de los aficionados a la ópera como en el de los que lo más cerca que han estado del bel canto es con la versión de Hijo de la luna de Montserrat Caballé.

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37. La hora de Barcelona

Para poner el reloj en hora de la manera más barcelonesa, mirad el reloj que está en el antiguo edificio de la Reial Acadèmia de Ciències i Arts, que ahora ocupa el Teatre Poliorama: desde 1891 y durante 50 años marcó la hora oficial de la ciudad.

38. El transbordo de Passeig de Gràcia

Es el enlace más largo entre líneas, el terror de los usuarios del metro. Todo el mundo lo conoce. Todo el mundo lo ha sufrido. Como una pesadilla que no acaba. El horror, el horror...

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39. Termómetro Cottet

Desde hace 59 años nos dice la temperatura de la ciudad desde el número 40 de Portal de l’Àngel. Tiene 22 metros de altura y es el termómetro más chulo del mundo. ¿O no?

40. Bochorno

Sensación térmica que no puede registrar ni el Cottet. En Barcelona la humedad relativa es tan alta que no se descarta que dentro de unos siglos los barceloneses hayan desarrollado branquias para poder vivir.

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41. Frankfurts

La salchicha alemana –y también la estética de los establecimientos que la preparan– triunfó en Barcelona de la mano de Càrniques Vallès, que abrieron el Frankfurt Pedralbes en 1977, el primer establecimiento de este tipo en Barcelona.

42. Rumba

Solo una persona ha sido capaz de conseguir que incluso en Madrid se diga que Barcelona tiene mucho poder. Fue Peret y fue con una rumba. Gràcia, Hostafrancs y el eje que forma la calle de la Cera y Sant Antoni fueron los barrios donde nació, maduró y ahora sigue sonando y dando frutos este estilo genuinamente barcelonés.

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43. Perros en el metro

Desde el 1 de octubre de 2014 los perros también pueden viajar en metro. Desde entonces, no se ha detectado ningún incidente relevante y podemos decir que la mayoría de ellos huelen menos que algunos de nuestros congéneres.

44. Editoriales

Anagrama, Seix Barral, Edicions 62, Lumen, Quaderns Crema, Proa, Plaza & Janés, Planeta, Empúries, Ediciones B, LaBreu, Edicions de 1984, Club Editor, Males Herbes, Blackie Books, RBA, Tusquets, La Campana, Penguin Random House Mondadori, Barcino, Acantilado, Destino, Viena Edicions, Ara Llibres, Edicions del Periscopi, Adesiara, Columna, Raig Verd... Todas con sede en Barcelona.

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45. Bagdad

Todo el mundo sabe dónde está y lo que se cuece dentro, aunque nunca hayan cruzado la puerta. Hace 40 años que el Bagdad calienta la entrepierna del público asistente con un show porno que cuesta 90 euros la entrada, con consumición incluida. A esto se le llama caché.

46, 47. Santa Maria del Mar y la Catedral

Preciosa por dentro y por fuera, Santa Maria del Mar es uno de los ejemplos más representativos del gótico catalán. La unidad del estilo es debida al hecho que fue construida en solo 55 años, del 1329 al 1384. Muy diferente es el caso de la catedral, que se levantó en 1298 y no se acabó definitivamente hasta 1913. Y flipamos con lo que duran las obras de la Sagrada Familia...

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48. Las ocas de la catedral

Los habitantes más famosos del claustro son trece ocas blancas, que representan los años que vivió Santa Eulalia antes de sufrir trece martirios. A la niña, explica la leyenda, le aplicaron torturas que parecen salidas de la mente del capo narco más sádico, como ser encerrada en un barril lleno de cristales que hicieron rodar calle abajo. La quemaron en una hoguera, la rociaron con plomo fundido y la metieron en una balsa de cal, para acabar crucificándola hasta que murió. Las reliquias de la santa están en la cripta del templo, dentro de una tumba gótica.

49. El gato de Botero

50. Gayxample

A finales del siglo XX se popularizó esta denominación para referirse a la zona comprendida entre las calles Balmes, Gran Via, Urgell y Aragó. Hoy todavía hay una alta densidad de locales LGBT, aunque el Raval está empezando a rivalizar como zona de ocio gay. Pero la mejor noticia es que en muchísimos locales de la ciudad están superadas etiquetas como gayfriendly o heterofriendly. Simplemente no les importa con quien te acuestes o con quien haces manitas mientras te tomas un mojito.

51. Intercambiador de Plaza de Catalunya

Justo debajo de Catalunya, con entrada por las escaleras de la Rambla de Canaletes, esta plaza subterránea acoge un desmadre de personas que van y vienen a paso ligero hacia lo ferrocarriles o el metro. ¡Tiene una acústica que ya la quisiera L'Auditori!

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52. L’ou com balla

Durante la fiesta del Corpus Christi –imposible explicar en una línea cuándo se celebra: mejor mirad el calendario festivo del año–, algunas de las fuentes más emblemáticas de la ciudad, como la del claustro de la Catedral, ponen un huevo sobre el chorro para hacerlo danzar sin que se caiga. Es una tontería, pero hace una gracia...

53. El letrero del búho

Desde los 70 sus ojazos amarillos controlan todo lo que pasa en el cruce de Diagonal con paseo de Sant Joan. En los 90 le quitaron las letras de Rótulos Roura y en 2004 fue indultado, aunque la norma decía que se tenían que retirar los letreros obsoletos. ¿Pero quién querría deshacerse de este pajarraco encantador?

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54. Colón

Con el pelo blanco por las cacas de paloma y el dedo señalando a Mallorca, la estatua de Colón es uno de los iconos barceloneses. También se inauguró en 1888, con motivo de la Exposición Universal.

55. Ay, los olores

Barcelona tienen algunos olores característicos y no siempre agradables, como el que desprende la depuradora de la zona del Fòrum, el que se nota en la cara sureste de la montaña de Montjuïc –la que mira al puerto comercial– y también el que nos permite ser como Francesc Mauri y saber cuándo lloverá. Solo hay que notar el olor de las cloacas. Infalible.

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56. Sant Roc

De San Roque sabemos que tiene un perro que no tiene rabo y que es el patrón más festivo de todo el santoral. Medio Estado organiza fiestas en su honor (o poniéndolo como excusa). En Barcelona, se celebran desde hace 426 años en el barrio Gòtic, y son las más antiguas de la ciudad.

57. Zarzuela

No nos referimos a 'Doña Francisquita' ni a 'Gigantes y cabezudos', sino a la maravillosa combinación de pescado y marisco que se creó en Barcelona a finales del siglo XIX, en pleno fervor modernista. Ñam.

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58. El Rincón del Artista

Barcelona tiene debilidad por los personajes frikis, personas que fulminan todos los cánones de la normalidad y aún así encuentran su lugar en una ciudad que tiende a la normalización. El epicentro de esta galaxia situada a años luz de la Barcelona 'cool' que se vende en las banderolas es el Rincón del Artista y su estrella más fulgurante, Mónica del Raval. Larga vida a la Barcelona friki.

59. Calles decoradas

Los vecinos se agrupan y durante meses piensan, diseñan y elaboran con sus manos y tiempo los decorados que su calle lucirá durante las fiestas del barrio. Las más famosas son las de Gràcia y Sants, pero otro barrios, como la Barceloneta, también guarnecen algunas calles.

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60. Petanca

Hay pistas de petanca casi en todos los parques de la ciudad, pero las competiciones más calientes tienen lugar en el paseo de Sant Joan. Qué gusto pasar por allí sobre las cuatro de la tarde y ver ese grupo de personas compartiendo su tiempo en un espacio público. Qué ganas de dejarlo todo e ir a comprar inmediatamente unas bolas.

61. Escaleras mecánicas

Como Roma, Barcelona tiene siete montañas que les hacen tener las piernas fuertes a los habitantes de los barrios que se encaraman en ellas. Por eso se han instalado escaleras mecánicas que les facilitan la vida a los vecinos, como las del Putxet, el Carmel, el Baix Guinardó, Montjuïc...

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62. Plazas de toros sin toros

Cuando el 1 de enero de 2012 entró en vigor la ley que prohibía las corridas de toros en Cataluña las plazas de toros dejaron de tener sentido en Barcelona. La plaza de la Arenas, inactiva como territorio taurino desde 1977, ya se había reciclado como centro comercial en 2011, pero la Monumental no ha decidido todavía a qué quiere dedicarse.

63. Chupa-chups

64. Horcas y picores

Muchas expresiones catalanas que utilizamos habitualmente tienen su origen en Barcelona. Por ejemplo, 'la quinta forca' a la que se refiere el refrán es una de las cinco horcas (forcas) que había en la ciudad desde los tiempos de los romanos donde se colgaban a los condenados. Esta quinta estaba en Sant Andreu, en un monte llamado de las Horcas. Y el año 'de la picor' tiene una fecha precisa: 1471, cuando Barcelona vivió una plaga de pulgas.

65. Can Fanga

Así se empezó a llamar a Barcelona a principios del siglo XX cuando las calles, sin asfaltar, se embarraban en cuanto llovía. Ahora no luchamos en el barro en la calle Aragó, pero el día que milagrosamente caen cuatro gotas todavía el tráfico enloquece y los viandantes tienen que batir récords olímpicos de salto para no caer en los charcos ni en los torrentes que bajan en las aceras al mismo tiempo que intentan esquivar el inevitable remojón del coche o del autobús.

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66. Upper Diagonal

Donde viven los barceloneses de bolsillos fuertes, donde los gimnasios cuestan lo mismo que un alquiler al otro lado de la Diagonal y los perros podrían ir atados con longanizas, pero los dueños prefieren los collares de Cartier. Esto, amigos, también es Barcelona.

67. Bestias

El Àliga, el Lleó, la Mulassa, el Bou, la Víbria, el Drac, la Tarasca y los Cavells Cotoners forman el bestiario barcelonés, lo que podríamos llamar las mascotas de la ciudad. La costumbre de sacarlas a desfilar durante las festividades es muy antigua, ya que hay constancia de su presencia en desfiles desde el siglo VI.

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68. Animalitos

En los parques, jardines, cornisas de los edificios, fuentes y, en general, en cualquier rincón de la ciudad viven otros barceloneses que muchas veces nos pasan desapercibidos: son los animales, muchos de ellos salvajes y autóctonos, como la diminuta musaraña etrusca, el erizo oscuro, el martín pescador, el dragón común, el sapo y la serpiente de agua.

69. Bacalao 'a la llauna'

Este plato, sencillo y delicioso, fue creado en las fondas de la ciudad durante el siglo XVIII. Si todo lo que sabes de cocina es calentar en el microondas una fabada Litoral, quizá necesitas saber que la 'llauna' (lata) del nombre no se refiere al hecho que sea una conserva, sino a la bandeja metálica donde se pone el pescado para meterlo en el horno.

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70. Magia

Aquí se hace mucha magia. La hacen muchas familias para llegar a fin de mes, y también Messi cuando tiene un día inspirado. Además, ha sido tradicionalmente una ciudad fascinada por el ilusionismo como divulga El Rei de la Màgia, en sus diferentes facetas, teatro, tienda, museo y escuela. Del sombrero de copa alta de Barcelona han aparecido magos de renombre, como el Mag Hausson, el Mag Lari y la sensación del momento, Antonio Díaz, el Mago Pop.

71. Columnas romanas

Escondidas en un pequeño callejón del Gòtic, dentro del edificio que acoge la sede del Centro Excursionista de Catalunya, estas cuatro columnas son casi tan viejas como la ciudad y nos recuerdan los orígenes de Barcelona. Se remontan a los primeros años del imperio Romano, hacia el siglo I d.C., y formaban parte del templo dedicado al culto al emperador Augusto.

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72. Sant Medir

Cada 3 de marzo Barcelona vive un éxtasis goloso. Muy temprano, las 26 'colles' que hay en la ciudad hacen pasacalles por los barrios de Gràcia, Sarrià, Sant Gervasi y la Bordeta para reunirse a mediodía en la Ermita de Sant Medir, en Collserola. Por la tarde, todas las 'colles' desfilan juntas por la calle Gran de Gràcia hasta los Jardinets dejando a su paso una lluvia de caramelos que endulza la vida de padres e hijos... y también de los dentistas.

73. Hacemos unas rondas

Creadas para descongestionar el tráfico interno en Barcelona, la primera que se hizo fue la ronda del Mig –conocida antes como el cinturón de ronda–, que se planeó ya en 1907 y se fue implantando a lo largo del siglo XX. Posteriormente se desarrolló la ronda de Dalt y la del Litoral, con la que se acabaron de configurar las vías de circunvalación que comunican las poblaciones del área metropolitana. Pero antes ya existían otras rondas muy famosas, como la de Sant Antoni, la de Sant Pau, la de Sant Pere, y la de Universitat, así como la del Guinardó, que dio nombre a una novela de Juan Marsé.

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74. Jabalíes intrépidos

Sus dominios están en Collserola, pero no es nada raro verlo campando por la ciudad. Se le ha visto en Vallcarca y Penitents, en las Corts, ¡y en los alrededores del Hospital Clínic! Cualquier día lo veremos cogiendo el Trambaix en la Diagonal. Cuando le pidan 2,15 € por un billete sencillo, ya no querrá volver a salir de Collserola.

75. El/los teleférico(s)

Es curioso pero son muchos, muchísimos, los barceloneses que no están al tanto de la existencia de dos líneas de teleférico: una que conecta la avenida de Miramar con el Castillo y otra de Miramar con la Barceloneta. Para los cables de nuestra cabeza todo es lo mismo: el teleférico.

76. Pastillas Juanola

77. Equipos de barrio

No negocian contratos televisivos millonarios ni pueden fichar a cracks mundiales, pero son equipos a los que se quiere y que promueven el fútbol a pie de calle. Algunos son más centenarios, como la UE Sant Andreu, que jugó su primer partido en 1900, cuando todavía era conocido como Foot-ball Club Escocés, contra el Barça. Y el C.E. Europa, fundado en 1907 y uno de los diez equipos fundadores de la liga española. Y el C.E. Júpiter, del Poblenou, y el Futbol Club Martinenc, ambos fundados en 1909. Y también la Unió Esportiva Horta, el C.F. Montanyesa...

78. Waterpolo

Barcelona es ciudad de waterpolo y hay un montón de equipos que hacen mucha pupa en la liga estatal y también en Europa. Uno de los más laureados en los últimos años es el Atlètic Barceloneta que, entre otros hitos, ganó la Copa de Europa en 2014. Son como Neymar, Suárez, Iniesta y compañía, pero dentro de una piscina y con bañadores estilo slip. Y sin sus sueldos, claro.

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79. Retrasos en los cercanías

Se ha convertido casi en una costumbre coger un cabreo a primera hora de la mañana porque, efectivamente, otra vez, el maldito tren llegará con retraso. Si no fuera por este fenómeno recurrente, los barceloneses difícilmente conoceríamos el término catenaria, pero Renfe se ha esforzado mucho para que forme parte del vocabulario básico de cualquier usuario de cercanías.

80. Bares gallegos

Debemos ser la ciudad del mundo fuera de Galicia con más restaurantes gallegos por metro cuadrado. Por suerte. Gracias a ellos podemos comer pulpo, lacón, chuletones y empanada siempre que nos entra morriña.

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81. Skate

Ya hace muchos años que en Barcelona la tabla con cuatro ruedas dejó de llamarse monopatín y ser solo un entretenimiento para niños. Ahora, nuestra ciudad es uno de los sueños húmedos de los skaters de todo el mundo y se organizan competiciones internacionales. Y cada vez se ve más gente por la calle utilizándolo como medio de transporte habitual.

82. Grafitis

En Barcelona se hicieron borrar los grafitis de Banksy, pero es difícil encontrar una persiana que no esté llena de dibujos y firmas. Algunos clásicos son el omnipresente 'Farlopa' y el ya en retirada 'La belleza es tu cabeza'. Pero hay días en los que el Dios del grafiti te bendice y te pone en las narices a artistas como TVBoy, KRAM y declaraciones de amor como: “Vane, eres una tía de puta madre”.

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83. Agua dura

Lo que sale de nuestros grifos es agua muy dura, lo que significa que tiene una alta concentración de cal y magnesio. Esto no es perjudicial para la salud –de hecho, al contrario–, pero sí que tiene como inconvenientes que la cal se acumula más en las tuberías, vajillas y electrodomésticos y puede resecar la piel y el pelo. Respecto al sabor... Las marcas de agua embotellada y de filtros hacen el agosto todos los meses del año.

84. Pedos de monja

No, ni Lucía Caram ni Teresa Forcades tienen nada que ver. Hablamos de esas pequeñas galletas que se inventaron en Barcelona por un pastelero italiano, que las bautizó como 'petto de monca' (pecho de monja) por su forma. Pero la inclinación catalana por la escatología hizo posible que se popularizara una pasta dulce y delicada con el nombre de un una cosa tan asquerosa como un pedo.

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85. La Font del Gat

Como decía la canción popular, es de donde Marieta de l’ull viu bajaba, alegre, acompañada de un soldado. Está en Montjuïc, lo que nos podría llevar a pensar que en aquellos tiempos también se practicaba el cruising, pero, más allá de suposiciones, lo que sí es cierto es que hoy todavía La Font del Gat es un sitio lleno de encanto que merece una visita. Solo o acompañado.

86. Sardanas delante de la Catedral

No todo es música indie en Barcelona. Los sábados por la tarde y los domingos por la mañana, en la plaza Nova, delante de la catedral, también suenan los tiples y los aficionados a bailar sardanas se cogen de las manos y danzan ante los ojos curiosos de los turistas que se arremolinan.

87. La Torre Agbar

88. La hora del aperitivo

Los mediodías del fin de semana, los bares y terrazas de todos los barrios se llenan de gente dispuesta a matar por una anchoa y a vender a su madre por un vasito de vermut. Siempre ha existido esta costumbre, pero ahora se reivindica y cuida, con tiradores de vermut artesanales y tapas dignificadas a la categoría de la alta cocina.

89. Establecimientos de legumbres cocidas

Dentro de los mercados o como pequeñas tiendas, son unos de los establecimientos con más encanto de Barcelona. Por unos pocos céntimos puedes llevarte tu bolsita con garbanzos o judías todavía calientes. Deliciosos.

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90. Refugios antiaéreos

Son el recordatorio de los estragos que la Guerra Civil causó en Barcelona, construcciones contra el olvido. Los hay por toda la ciudad y algunos se pueden visitar, como el MUHBA 307, situado al final de Nou de la Rambla y construido con el esfuerzo de los vecinos del Poble-sec.

91, 92. Cines Verdi – Cines Comèdia

Son el ying y el yang de las salas de cine de Barcelona: totalmente diferentes, pero complementarias. E igual de necesarios. Los Verdi han sido el bastión del cine en versión original. Esperar en la puerta del Comèdia, en medio del paseo de Gràcia, bajo la magnífica fachada, nos recuerda la magia del cine, que nos arranca de la realidad durante una hora y media.

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93. Las 'celebrities', más cerca

Por las dimensiones de la ciudad, no es nada extraordinario compartir barra con el 'star system local', sobre todo con actores y músicos y en barrios como Gràcia. Incluso las estrellas internacionales son más fáciles de ser vistas, cuando nos visitan, y después se puede explicar: “Una vez estuve luchando por un hueco en Cal Pep con Natalie Portman y Gael García Bernal”.

94. Teatre Lliure

Más que un teatro –desde 2001 bicéfalo, con sede en Gràcia y en Montjuïc– es un tótem. Se creó en 1976 por un grupo de actores, directores y técnicos, entre los cuales estaba Lluís Pasqual, su actual director, y desde entonces ha sido uno de los principales impulsores de las artes escénicas en Barcelona.

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95. Cementerio de Montjuïc

Para conocer a fondo una ciudad, hay que visitar sus cementerios. En el de Montjuïc, inaugurado en 1883, hay enterradas decenas de celebridades. Aquí descansan Isaac Albéniz, Buenaventura Durruti. Àngel Guimerà, Lluís Companys, Joan Miró, Ramon Casas y Ana María Matute, por ejemplo. Y también Enriqueta Martí (conocida como La Vampira del Raval) y el Torete. Su presencia tiene una influencia magnética: cuando entras o sales de Barcelona por la ronda Litoral, no puedes dejar de contemplarlo.

96. Pijama

Esta bomba calórica compuesta por flan, helados de fresa y leche merengada, frutas confitadas, nata, melocotón en almíbar –más que un postre parece una lista de alimentos que te ha prohibido el endocrino– fue inventada en el restaurante 7 Portes inspirándose en unos postres similares creados en 1893 por el mítico cocinero francés Escoffier: las 'pêche Melba'.

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97. Fossar de les Moreres

Estéticamente muy mejorable, es uno de los puntos con mayor carga simbólica de la ciudad. Los dos famosos versos situados en la base del pebetero son parte de un poema de Serafí Pitarra, en el que explica la caída de Barcelona frente a las tropas de Felipe V.

98. Masías

Son el recordatorio que gran parte de lo que ahora es ciudad no hace tanto tiempo habían sido terrenos rurales. El distrito de Horta-Guinardó es especialmente rico, pero también hay en las Corts, Nou Barris y Gràcia.

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99. Circo en Nou Barris

Desde su creación en 1979, el Ateneu Popular de Nou Barris es uno de los grandes dinamizadores del circo en Barcelona, y también en Cataluña. Aquí se imparten clases en la escuela y cursos de circo social y se promueve la creación de nuevas compañías.

100. ¡Cuidado con el bolso!

Igual que no pensamos en respirar, los barceloneses no pensamos en tener cuidado con el bolso, lo hacemos instintivamente. Lo atamos a la silla, se lo dejamos al compañero cuando vamos al lavabo, le pedimos al vecino de playa que nos lo vigile, lo rodeamos con el bolso cuando vamos en metro... No bajamos la guardia, porque sabemos que cuando lo hacemos... ¡Zasca!

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