Un cuarto de vida. El festival de la música avanzada, de la electrónica del futuro, el incomprendido por algunos y el más deseado por otros. Sí, aquel de los conciertos con césped y también aquel que tiene versión diurna y versión nocturna. El Sónar hace 25 años que no duerme porque llegó para despertar, replantear y explotar las normas.
Este año lo celebra con nombres imperdibles sobre el escenario y enviando señales a melómanos extraterrestres porque el Sónar siempre ha sido un poco marciano. Su viaje al futuro empezaba un verano del 1994 y estaba centrado en la tecnología creativa al servicio de la música y las otras artes. 25 años después, la cosa ha quedado así y se resume en este diccionario...
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Ya hace unos años que el Sónar decidió dejar de utilizar la expresión música avanzada para denominar todo aquello que fueran sonidos electrónicos, bailables o experimentales, pero el espíritu de esta idea positivista e incluso utópica –la música como una ventana artística hacia escenarios probables– continúa siendo el lubricant que hace girar el engranaje sonoro del festival: sonidos que hacen pam!, ñiec!, grrrr!, bzzz! e incluso ka-boom!
Este es un festival en movimiento, y no sólo por la circulación entre escenarios y espacios, sino porque la oferta artística está pensada porque bailen las neuronas y se te vayan los pies. A diferencia de una cita habitual basada en el lenguaje del pop-rock, la reacción más habitual estando en un escenario es la de bailar. Si tu talante es más pausado, no pasa nada, pero evita las primeras filas: aquí, quien no se mueve, no sale en la foto.
Car
No como preposición ni como adjetivo, sino en su acepción en inglés de coche: en la oferta de noche, y por desengrasar y liberar un poco la tensión sin reducir sustancialmente los niveles de adrenalina, el mejor espacio es el SónarCar, la típica atracción de los autos de choque donde, además de golpes y risas, también habrá dos DJs, viernes y sábado, haciendo sesiones maratonianes de seis horas: John Talabot y DJ Harvey.
Vn. 15 y sáb. 16. Sónar por la noche. De las 24 hasta las 6 h.
Congreso
La tecnología no sólo ha transformado nuestra música: también toda nuestra vida. Sónar+D es un congreso sobre innovaciones aplicadas a la creatividad donde se habla de apps, algoritmos, navegadores, sinestesia, juegos online, inteligencia artificial, redes y todo tipo de ideas, abstractas o prácticas, que afectan todo aquello que Arthur C. Clark identificaba con la magia: el desarrollo tecnológico que da pie a adelantos increíbles.
Césped
Un buen día, el festival se vistió de verde, y desde entonces no hay Sónar sin el que antes se conocía como el minigolf: la alfombra verde, que representa un césped artificial, que cubre los principales escenarios de la programación de día, y que es ideal para charlar a primera hora, para hacer una siesta rápida, para tomarte la primera cerveza o para reponerte del desgaste de la noche anterior. El paraíso.
Despacio
Causó sensación en 2014: subiendo una rampa y unas escaleras, llegabas a un rincón secreto del festival, que parecía una instalación –y de hecho, lo es–, pero que en realidad era un pequeño club al estilo de las discotecas de los 70 y 80: sonido nítido e increíble, entorno vintage, gente bailando con música antigua. Detrás los platos, pinchando con vinilo, 2manyDJs y James Murphy. Fue inolvidable. Este año, el milagro de Despacio vuelve.
DJ's
Despacio fue una reivindicación del trabajo de los DJ's como seleccionadores de buena música y gurús del entretenimiento, una figura ahora en entredicho por culpa del algoritmo de Spotify y los softwares que ayudan a pinchar. Ahora bien, si hay una figura artística que sea central al Sónar, esta es la del DJ. Hay de todos los estilos, géneros y capacidades: A-Trak, Black Coffee, Charlotte de Witte, Diplo...
Ju. 14 y vn. 15, de las 15.30 a las 21.30 h. Sá. 16, de las 14.30 a las 20.30 h.
Extraterrestres
A finales del año pasado, el Sónar mandó un mensaje al espacio, dirigido a la estrella GJ273b, donde orbita un exoplaneta que podría ser muy parecido a la Tierra. El mensaje era musical, como la película de Spielberg, con piezas nuevas de gente como Jean Michel Jarre y Modeselektor. Los extraterrestres todavía no han dicho nada –la señal llegará de aquí a 12,5 años–, pero si se presentan, les haremos un hueco, sólo faltaría.
Experimentación
¿Que pasa si no eres de agitar el cuerpo, sino de cerrar los ojos, porque entiendes la música electrónica como una pasión intelectual? En el festival siempre ha habido grandes atractivos en el campo abstracto, ruidoso y experimental, y la edición del 2018 viene llena: te recomendamos los paisajes densos de Francisco López, el techno corrompido y oxidado de Laurel Halo y la heterodoxia flamenca que defenderán Rosalía y Niño de Elche.
En un momento en el que el debate sobre la paridad se ha instalado en todos los ámbitos, es justo decir que el Sónar lleva años de ventaja a otros muchos festivales. Tampoco es que se haya establecido una cuota femenina deliberada: simplemente es un reflejo de la gran cantidad y la alta calidad que han logrado las mujeres en el circuito electrónico. Si quieres recomendaciones, apunta estos nombres: Yaeji, Helena Hauff, JASSS, Museless, Octo Octa y Nathy Peluso.
Imagen
Los carteles y la comunicación visual siempre han sido uno de los puntos fuertes del festival: gatos, Maradona, mujeres con poderes telepàticos, familias con problemas de incontinencia. Con motivo de los 25 años del Sónar, ahora podemos recuperar todas las imágenes en una exposición de Sergio Caballero –codirector y responsable de este aspecto– que trae por nombre Ni flyers ni pósteres. Es cómo arte contemporáneo, pero con un punto punk.
Centro de Arte Tecla Sala. Hasta el 23 de junio.
Industria
120.000 personas van al Sónar cada año, aproximadamente. Pero si contamos la gente que atrae hasta Barcelona, el número se dispara: no sólo es un punto de encuentro de artistas y público, sino también de toda la industria de la música de baile, los promotores internacionales, los agentes, los responsables de sellos y de empresas de tecnología aplicada a la música. Por eso Sónar+D crece tanto: se ha convertido en una feria de primer nivel para la industria.
La gente de la noche y la del día son como las de la izquierda y las de la derecha en la política: parece que no se entiendan, pero forman parte del mismo sistema, se necesitan y se complementan. El público más perezoso y adulto prefiere el sol, pero quien se quiera divertir de verdad, lo tiene que hacer al recinto gigante de Fira Gran Via en Hospitalet: una energía inmensa al servicio de las músicas de baile más poderosas del momento. Y cuando se hace de día, es mágico.
Este año, el festival acaba en domingo, en el Teatre Grec, con una pareja artística –la de Alva Noto y el japonés Ryuichi Sakamoto– muy identificada con la estética del Sónar: en sus colaboraciones esporádicas investigan el vanguardismo digital, la integración del discurso sonoro con el audiovisual y la investigación activa de nuevas texturas y ritmos en el marco de los sonidos exploradores. Una hora onírica.
Dm. 17. Teatre Grec. 22 h.
SónarApp
La tecnología en el Sónar no sólo la tienes a tu alrededor, sino que la llevas encima. ¿Sabes qué es el sistema Cashless? En tu pulsera de acceso hay un chip que te permite cargar dinero y no tener que pagar en ninguna parte con monedas ni billetes. Y si además quieres programarte una ruta musical y tener toda la información necesaria en el momento, instálate la app del festival. Será como tener un secretario virtual muy eficiente a tu servicio.
Show
El del Teatre Grec no será el único show con un importante trasfondo audiovisual: también habrá mucho que ver, con una importante estimulación retinal, con propuestas como las de Daedelus, Demdike Stare, Cornelius, Kode9 con KojiMorimoto, Lorenzo Senni –y su espectáculo con láseres– y la que sin duda es la actuación más esperada del Sónar, la del grupo de dibujos animados Gorillaz. Gradúate la vista antes de venir.
Es un concepto ambiguo, porque puede usarse para englobar mucha música de baile. Pero si lo que te motiva es cerrar todos los escenarios, salir el último del recinto y esperar que se haga de día, techno es una palabra que identifica bien lo que te gusta. Este año, la marcha la pondrán artistas como Miss Kittin, Errorsmith, Ben Klock, Objekt o DJ Stingray, que saben conjugar las palabras ritmo y futuro.
Seguramente has oído hablar del trap, del dancehall y de las últimas mutaciones del reggaeton. Si es así, estás totalmente conectado con las últimas músicas urbanas, las que nacen de la influencia del hip hop, un cúmulo de estilos que hace tiempo que en el Sónar no faltan. Este año, la oferta es buena: Pedro Ladroga, Putochinomaricón, Sophie, Wiley, Yung Lean y Alizzz son algunos de los maestros del ritmo roto con resplandor de neón.
El Sónar ha llegado a los 25 años muy maduro, arraigado y seguro. Eso sí, siempre le quedarán los carteles para aplicar la dosis de 'gamberrismo' surrealista. Su trayectoria está cargada de grupos imperdibles, hits y novedades que han hecho del Sónar el que es ahora. Javier Blánquez salta de episodio en episodio para radiografiar una historia de 25 veranos.
Había una vez una calurosa Barcelona del 1994...
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