Fue independiente de Barcelona hasta 1921, siendo la última anexión de la ciudad, y se conoce como la zona alta tanto por su ubicación en el mapa como por ser considerado el barrio más elegante y adinerado. Conserva el encanto de pueblo pequeño, bonito y tranquilo.
De compras por Sarrià
Restaurantes en Sarrià
El mediático Jordi Cruz ofrece una cocina sofisticada, original y sorprendente en este restaurante triplestrellado. Hace tiempo que se reconoce la valía de Cruz mucho más allá del personaje televisivo creado. Deja bien claro en ABaC que hace años que se arremanga las mangas y que domina la técnica y el producto a la perfección. Con un ojo puesto en la cocina internacional y con un pie en la del Mediterráneo, ofrece un único menú degustación de catorce platos y cuatro postres (295 €), que cambia por temporada y gusto. Más allá de los platos, la experiencia ABaC es global: comes en un comedor de ensueño y llegas a través de la cocina, donde saludarás al chef.
Adobo/Adobar es la última aventura del genial Enrique Valentí. Un restaurante conceptual pero sencillo (que no simple), “una fonda actualizada, en la que utilizamos los abonos y los condimentos”, dice el madrileño. A Valentí –máster del sofrito, el guiso y el fuego lento– le encanta esta técnica porque “da nuevas perspectivas a platos de toda la vida”. Un ejemplo: el tártaro de picanha –corte brasileño de ternera– madurada. No es un corte tan caro como el solomillo trinchado, pero tiene mucha más personalidad, y va con un condimento que guiña el ojo a la brocheta moruna de casita de feria. En la parte del bar podrá degustar tapas y clásicos de cuchara de Valentí. Los callos y las albóndigas en el jerez son antológicos.
En una de las zonas más caras de Barcelona existe una casa de comidas contemporánea que sirve platos de lujo a precios casi de barrio. Sí, lo has leído bien. En los fogones, Carlos Salvador, un cocinero brutal con experiencia en Mugaritz, Alkimia y Gresca. En la sala, David Grau. Menú semanal de temporada con dos opciones de primero, segundo y postre por solo 14,20 €. Para que te hagas una idea: garbanzos estofados con calçots y picadura; muslo de pollo guisado con acelgas, boniato y curry, y pastel de cítricos. Para compartir: croquetas, buñuelos, tortillas y chistorra en sidra con yema curada, por ejemplo. El local tiene una terraza encantadora.
La técnica moderna no se contradice con la tradición. Esto es precisamente lo que encontrarás en el Porvenir: platos de fonda –'capipota', garbanzos con zumo, mar y montaña– redefinidos bajo el prisma de profesionales de cocina y sala que han pasado por el Manairó de Jordi Herrera, Roger Viñas y en Chesco Salrach. Y lo cierto es que las ganas de jugar y sorprender ofreciendo una cocina llena de cuchara y fondos sustanciosos, tan característica del maestro Herrera, se nota en muchos de los platos de una carta que también deja vislumbrar la iconoclastia de raíz a la hora del aperitivo: en lugar de olivos, ¡te llevan ajos asados sin pelar! Tienen dos menús degustación.
Ya hace unos años que dos exjefes de cocina del Saüc abrieron este bar de tapas, aunque ahora solo uno de ellos, Ferran Maicas –con experiencia en elBulli y El Celler de Can Roca–, siga al frente. Sin más pretensión que reivindicar la cocina bien hecha, presenta platillos basados en el recetario catalán y la temporada que no se alejan en estética y gusto de los que te puedes encontrar en un gastronómico Michelin. Puedes empezar por las tapas clásicas, porque las clavan, y seguir por propuestas más creativas, como las vieiras con papada y espárragos. La carta de vinos está muy cuidada.
Todo el mundo lo ha dicho, todo el mundo lo dice y seguramente todo el mundo lo dirá: son las mejores patatas bravas de Barcelona. Quizá sea demasiado categórico, sobre todo por una tapa omnipresente en cualquier carta, pero lo que es seguro es que no se quedan atrás en el ranking de las mejores. El corte es irregular, la fritura con aceite de oliva las deja bien doradas y la salsa habitual, más parecida a un alioli, es generosa. Recogen mucha clientela que se desplaza al barrio solo para comérselas. Sin embargo, Tomás tiene más vida entre las tapas: anchoas, boquerones, croquetas de pollo... ¡y buenas jarras de cerveza!
Bar Ri se encuentra en Sarrià y no es casualidad ni gratuita la elección del nombre. Las cosas de barrio tienen un aire especial, huelen a casa y te hacen sentir en familia. Este restaurante especializado en tapas y platillos se ha hecho un lugar en un barrio donde no abunda este tipo de oferta gastronómica. Tataki de atún Balfegó, un bikini que llaman 'de toda la vida' o unos huevos al plato llenan una carta basada en cocina mediterránea hecha con productos de mercado.
Lombo, el restaurante italiano que Eugeni De Diego (uno de los ex jefes de cocina de Elbulli) ha abierto junto a su pareja Ana Alvarado, (ex pastelera de El Bulli) tiene una fuerte conexión con su libro '¿Cómo cocina un chef en casa?' (Penguin, 2021): recetas directas, para mojar pan, explicadas de manera meridianamente clara y pensadas para que sean fáciles de hacer, a la vez que tienen una dimensión gastronómica innegable. Hedonismo puro y duro.
Vermut, vino, cerveza, tapas (gildas, bravas, ensaladilla, torreznos de Soria, boquerones en vinagre), bocadillos y platos del día (pocos superan los 15 euros). Una muestra: bistec tártaro de vaca; hocico de bacalao y berenjena, y albóndigas con tomate y patatas. Su tortilla de patata hecha al momento, con cebolla caramelizada y jamón ibérico, le ha dado fama al barrio. Tiene un formato individual, está poco hecha y es jugosa. Si sois truchas cuajadas, no es para vosotros. En la carta verá detalles italianos; aceitunas sicilianas, burratas y bocadillos de mortadela o de mascarpone trufado y bresaola (embutido de ternera). Claro, el dueño, Peppe Palo, es de allí.
Los dueños del veterano Restaurante Bonanova (Sant Gervasi de Cassoles, 103) se quedaron el antiguo Bar Bonanova de la homónima plaza hace un par de años. Gente con sensatez y muy buen criterio, mantuvieron la decoración sesenta del local para concentrarse en la cocina. Los parroquianos peregrinan hasta aquí sobre todo por las albóndigas con salsita, patatas paja y pimientos de Padrón, un escándalo. Pero también tienen un repertorio de tapas y platillos tradicionales de empezar a salivar y no parar; ensaladilla, capipota, croquetas, bravas, etc. Eso sí, las porciones son más bien escasas. Si Wes Anderson fuera barcelonés, sería un cliente habitual de Yeti.
Bares
Qué visitar
La Casa Orlandai es un centro cultural de Sarrià que está gestionado por vecinos y entidades vinculadas al barrio. Es un espacio creado para responder las inquietudes culturales del barrio, así como para fomentar la innovación, el arte y la transformación social en convivencia. En su programación encontraréis seminarios, conferencias, actividades en familia y fiestas populares. En sus instalaciones, a parte de servicios de información para el barrio, también se encuentran el Café Orlandai, Ràdio Sarrià o la sede del Taller d’Història de Sarrià.
Para salir de noche
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