Barcelona es prácticamente infinita y, de vez en cuando, en medio de un entrenamiento, de un par de piscinas o de una carrera por la Diagonal, la ciudad nos sorprende y nos descubre lugares insólitos en los que quemar calorías. Poneos en modo explorador porque os hablamos de unos cuantos sitios donde hacer deporte como nunca lo habíais hecho. Ei, pero es un secreto. ¡Ssshhh!
Sí, la Carretera de las Aigües lo conoce todo dios pero dejad que nos expliquemos. Durante los 9 km que van desde Maduixers hasta la plaza Mireia, encontramos en diferentes puntos unas barras fijas en las que complementar nuestro entrenamiento. Deteneos en las que están en el kilómetro 3 si venís de Esplugues. Trabajaréis la parte superior del cuerpo y las abdominales en uno de los mejores miradores de la ciudad de Barcelona. ¿Contentos?
Si los pequeños tienen ganas de probar la hípica, el primer contacto mejor si lo hacen con un poni. ¿Y sabéis qué? En uno de los parques más mágicos de Sarrià, el de la Oreneta, se esconde el Poni Club Barcelona. Les enseñarán cómo cuidar a un animal que es un amor: buen carácter, fácil de montar… irresistible, vaya. Tienen escuela de equitación, organizan fiestas de cumpleaños y los fines de semana también dan opción de pasear en poni por el parque. ¡Arre!
A tenis también podréis jugar sin gastaros ni un duro. En el Parc de la Trinitat Vella (Passeig de Santa Coloma, 60) encontraréis dos pistas donde hacer vuestro Federer-Nadal particular. Quizás no están en tan buen estado como las de algunos clubs de renombre de Barcelona pero, chicos, son gratis. Os hará falta, eso sí, traer la raqueta y las pelotas de casa. Ah, y justo al lado tenéis una zona de barbacoas para recuperar fuerzas a base de carne a la brasa ¡Juego, set y partido!
Si ya os sabéis de pe a pa todos los itinerarios que esconde el rocódromo de La Foixarda, es el momento de que os atreváis a pisar nuevos terrenos con vuestros pies de gato. Justo al lado del Park Güell, al final del paseo Turull y en la avenida Coll del Portell, encontraréis tres muros para hacer escalada en bloque. No hay presas artificiales, son simplemente tres paredes bien largas en las que ganar fuerza y técnica con buenas vistas. Para los principiantes, el segundo muro es el más asequible. La única pega es que algunos coches aparcan bastante cerca. ¿Otras zonas de escalada por descubrir? Los jardines de Rodrigo Caro en Nou Barris o la plaza Botticelli en Horta.
Sant Gervasi también tiene espacios donde se respira un ambiente canalla. En una calle bastante estrecha que nace en General Mitre (Atenas, 27) hay un local donde desde hace bastantes años se concentran fans del billar. En los Billares Ars encontraréis desde profesionales hasta vecinos como vosotros que se acercan a pasar la tarde. Hay más de diez mesas y un ambiente de película de cine negro. Solo unas luces verdes iluminan una sala en la que tendréis que afinar la puntería para que las bolas se deslicen en la dirección que queráis. Si sois un poco negados… ¡pedid que os enseñen!
¿Queréis hacer series de running, montar un slackline, jugar con el hula-hoop o entrenar a alta intensidad en un boot camp? Id hacia el Vela y quedaos en las zonas de césped –con laterales de cemento– que hay justo delante de la playa. Son una maravilla y hay un ambiente 100% deportivo. Quizás ya no es un secreto que se entrena de lujo pero si todavía no habéis descubierto este espacio, ya es hora de que lo hagáis.
Renovada no hace muchos años gracias a un acuerdo con la NBA, la pista de la Barceloneta es un paraíso para los amantes del baloncesto urbano. Dos canastas, una delante de la otra y una estructura de hierro que las rodea y que otorga al escenario aires de grandeza. Además, su suelo con toques de azul y el logo de la liga de las estrellas impreso nos traslada a un partido de sueño. Y todo, con la playa a dos palmos.
Si hacéis deporte aquí, que sea de manera discreta. No será muy cómodo pero os recomendamos que os acerquéis para motivaros si vuestra religión es la del fútbol y tiene color azulgrana. Colocaos justo delante del altar mayor, si os fijáis bien, veréis que en la vidriera que queda a la izquierda hay un escudo del Barça. ¿Y eso? Pues en los años 60 se restauraron las vidrieras que quedaron dañadas durante la Guerra Civil y el club colaboró con una donación.
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