En una construcción hecha para la Exposición Universal de 1929 y en lo que se denomina un marco incomparable, este restaurante es un oasis de paz y naturaleza. De hecho, es tan evocador que te entran ganas de escribirles poemas a las servilletas y hacer dibujos en las facturas de la luz. Sirven menús a mediodía y por la noche abren sólo para grupos. En invierno la cafetería cierra a las seis de la tarde. Justo cuando empieza a caer el sol es hora de pensar en emigrar hacia tierras menos salvajes. Y entonces, claro, hay quien empieza a cantar la cancioncita. Quien lo hace, paga.
La llegada del frío no debería ser una excusa para abandonar las terrazas. Os proponemos algunos escenarios privilegiados para almorzar, comer o tomar el vermut mientras disfrutáis del sol hivernal al aire libre. Y para los más nocturnos, os hemos seleccionado los espacios mejor acondicionados de la ciudad para pasar la noche en el exterior sin estornudos. No le tengáis miedo a la hipotermia: el espacio, las estufas y el calor humano os harán olvidar que estáis a la intemperie.
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