Ya es oficial: Nandu Jubany, uno de los grandes exponentes de la alta cocina catalana de raíz, se encarga de la carta del hotel Majestic. El hotel, huérfano de un restaurante de alta cocina desde que en 2011 la familia Soldevila decidió convertir el Drolma de Fermí Puig en suites, ha transformado su clásico bar en gastrobar, con la huella del chef de Monistrol de Calders. A partir de enero, Jubany llevará el servicio de comidas y cenas del Majestic. Y sobre todo se instalará como chef residente en el restaurante Petit Comitè. Jugada audaz: el futuro restaurante gastronómico del Majestic, el Petit Comitè, estará separado unos metros del hotel. "Queríamos darle el Petit Comitè a Nandu, y sería muy raro duplicar la oferta en el hotel", me explican desde la dirección. En la inauguración de la reforma integral del Majestic y del nuevo bar -30 millones de euros -, entrevistamos a Jubany.
El restaurante gastronómico estará fuera del hotel.
Sí. El Petit Comitè pasará a llamarse Petit Comitè amb Nandu Jubany y haremos reformas. Ahora llevo el bar, que para mi es un gastrobar con una oferta de medias raciones.
¿Como por ejemplo?
Hacemos una cocina internacional, desde gambas de la Barceloneta, hechas al vapor con algas, pasando por una ensalada de bogavante, hasta un brioche de rabo de toro, con tomate, aguacate y cebolla tierna. O un fish and chips con salmonete de la Barceloneta y patata roja. Y cebiche. Es una oferta saludable, tan enfocada al viajero como al barcelonés que no se quiere pasar de peso. Potenciaremos los vermuts y los productos catalanes, porque para muchos clientes este será su primer contacto con esto.
¿Cómo defines tu papel dentro del Majestic?
Soy el chef asesor. Hacer más de un año que trabajo aquí: reformulé los almuerzos con una caja de bombones llena de comida, de la que estoy muy orgulloso. Y a partir del 15 de diciembre, ofreceremos un brunch, los domingos y festivos, para que la gente de la ciudad pueda visitar el Majestic e ir a comer. A un precio módico para ser un cinco estrellas de gran lujo, unos 40 euros.
¿Qué línea te ha pedido la propiedad?
Desde el momento en el que la gente del Majestic me vinieron a buscar, entiendo que les gusta mi línea: la cocina de un catalán que utiliza producto del país, que hace una cocina que se entiende y es fácil que guste a todo el mundo. Sabemos hacer un poco de todo -almuerzos, banquetes, bar - y la idea es mantener nuestro lenguaje en todos los puntos de venta del hotel.
Eres un cocinero creativo pero también tienes presentes las raíces, la cocina de carne y proteína. ¿Has tenido que modificar esto?
En el Petit Comitè haré la cocina de Can Jubany, un restaurante de cocina catalana. Si Dios quiere, en febrero.
Pero también asesorarás el restaurante de dentro del hotel.
Sí, pero no queremos una estrella Michelin, sino que la gente coma bien salga contenta. Y cuando quieran comida más sofisticada, tendrán que ir al Petit Comitè.
Supongo que el hecho de que sea un proyecto tan diferente del anterior te ahorra la presión de ponerte en el lugar de Fermí Puig.
No me pongo en su lugar en absoluto. No hay nada que se le parezca. Antes había un restaurante de pretensiones muy claras: ser un restaurante de hotel de referencia en Barcelona. Fue un pionero. Y creo que la familia Soldevila ha querido buscar un catalán que sabe hacer lo que sabe hacer, con la intención que los que vengan de fuera prueben lo que nos gusta a nosotros.
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