Los mejores restaurantes argentinos de Barcelona

Esta casa de comidas italoargentina sustituyó la entrañable Bodega Teresa. Por suerte, Daniel Volpe y Silvia Maria han marcado una línea de alta calidad y proximidad que los hace encajar como un guante en el barrio. Este es un pequeño restaurante con parrilla de piedra volcánica, donde la pareja mima hasta el último detalle: cortes argentinos madurados y precios muy ajustados, pasta rellena casera, empanadas buenísimas y un apartado de tapas hechas con todo el afecto del mundo. Fiesta grande con parrillada argentina para dos por un precio muy razonable.

Albert Iglesias explica que "quisimos ir más allá de la categoría de argentino". Por eso no tienen un nombre estilo La Vaca de la Pampa sino que rinden homenaje al universo cinematográfico de Darín. "No importamos sólo carne argentina, sino la mejor carne del mundo", dice. Hecha con brasa de carbón a la vista, y dos puntales a la hora de ofrecerla al cliente: garantizar la calidad de corte –por eso hacen cortes constantes– y un protocolo de servicio que asegura el punto deseado. Tienen sede en Sant Cugat, y una tienda, 9Reinas gourmet (Ganduxer, 20), donde podéis comer el corte y llevároslo a casa. Y venta online en carnes9reinas.com. Todo el mundo sabe que este es el favorito de Messi en Barcelona, por cierto. 

Barcelona no va mal servida de restaurantes argentinos ni de locales especializados en parrilla y carne. Pero hablar de La Cabrera y de Gastón Riveira es poner nombre propio a algo tan popular como el asado argentino. En pleno auge por todo el mundo, este restaurante del barrio de Palermo en Buenos Aires –un clásico en la lista 50 Best de Latinoamérica desde hace años– llegó también a Barcelona el año 2023.

Tiene todos los detalles que han convertido la casa original en casi una marca y algún guiño local, como la incorporación de patatas bravas o algún pez a la carta. Pedir los clásicos cortes argentinos (entraña, ojo de bife, matambre…) es un acierto seguro. En la sala, explican cada uno de los cortes y consiguen el punto deseado por el comensal y realizan el corte y el servicio en la mesa. Un tipo de ritual en el que las salsas y guarniciones frías y calientes, incluidas de forma gratuita junto a los platos, forman parte de la firma de La Cabrera y conforman una mesa algo caótica para los no iniciados, pero muy generosa y suculenta.

Estamos en un asador argentino moderno donde todo gira en torno al número 15: una mesa principal para 15 y 15 platos a la carta –el decimoquinto es un plato de temporada, inspirado en los recuerdos de infancia de uno de los socios, Pato Costa– y 15 referencias de vinos. La carta es breve pero suculenta. El chef Facundo Reynoso tiene mucha maña parrillera, y la ventaja de la infraestructura que dejó el restaurante Fat Barbies: un horno de leña Josper y un ahumador.  ¿Qué pedir? Una jugosa chuleta de ternera que se funde en la boca con mantequilla de chimichurri, un milhojas con butifarra negra y toque cítrico impecable, o un solomillo ojo de bife de los que se recuerdan por ternura y sabor suave pero sostenido. Y un hit inesperado es su versión de la tortilla de patatas, hecha con boniato y cebolla asada. 

Los platos se pueden pedir en el orden que desees, todo mezclados y para compartir, sin protocolo. Y el local es bonito hasta decir bastante: unos inmensos bajos del ensanche, de techos altísimos y llenos de madera y ladrillo de obra vista. Este es un lugar noctámbulo: abre a las seis de la tarde y las noches se alargan con la barra abierta de cócteles.

En su origen un restaurante argentino, Arcano es ahora un restaurante catalán y barcelonés centrado en la cocina a la brasa y especializado en las carnes premium. Así, son famosos su entrecot de ojo de bife y su solomillo angus, dos cortes argentinos que el comensal puede combinar con acompañamiento al gusto. Pero también son muy populares su tártar de angus o la pluma ibérica con crema de cacahuetes y boniato ahumado.

Sí, este es un lugar para comer carne con la rúbrica del know-how argentino, pero el chef Ginaluca Bove con muy buen criterio ha hecho que en la carta mande el producto catalán km 0, presente en platos como el huevo de payés a baja temperatura con setas a la brasa, cremoso de patatas y trufa negra, un variado de tomates km 0, aceitunas de kalamata, cebollas encurtidas y perlas de vermut o una elección de verduras de temporada en diferentes cocciones con salsa romesco; o brotes tiernos con pato confitado y vinagreta de tres mostazas aromatizada con miel de flores (siempre con verduras del Parque Agrario del Baix Llobregat). El capítulo de postres es de lo más goloso.

Dicen que, si juegas con fuego, te quemas. Pero en Darvaza el mejor placer es entrar en su infierno de brasas y pasiones. Este restaurante especializado en brasas es toda una experiencia sensorial, gastronómica y musical donde compartir tanto una buena comida como una buena copa. Dan prioridad al producto, siempre de la mejor calidad, y basan su cocina en las brasas y todo su universo: ahumados, soseados, braseados, flambeados... ¡Vuestra mesa arderá con productos únicos y llegados de todo el mundo! No es estrictamente un restaurante argentino, pero es de la propiedad de 9Reinas. 

En su carta encontraréis toques gastronómicos de muchos rincones con el fuego como denominador común: ya sea una carne o pescado a la brasa o un arroz a la leña hecho al más puro estilo tradicional. Delicias de proteína animal para todos los paladares, con aciertos como un tataki de magret de pato ahumado sobre madera de encina y salsa hoisin o alcachofas del Prat confitada a la brasa con consomé de ibérico de bellota. Una delicia.

Pablo Antico y Jorge Runnacles reconvirtieron al Sifón de bar de noche en restaurante argentino. Precioso: cocina abierta, luz, madera y dibujos de iconos argentinos. Después ofrecieron durante quince años uno de los mejores menús de mediodía en el vecino Ofis, que ahora también es sinónimo de garantía en el Sifón. Maestros de la creatividad popular, ofrecen algo de todo; desayunos (croissants argentinos caseros), carnes (ojo de bife, tira de asado, entraña, matrimonio chorizo-butifarra, canteros, milanesa), pizzas, pasta fresca, empanadas y especialidades no argentinas (tequeños venezolanos, tabule, babaganuix, etc.) . Consulado no oficial de Argentina en Barcelona.

Carnívoros, afilad vuestros dientes: todas las carnes que se sirven aquí están importadas de Argentina. Quien quiera entrecot de 350 gramos, ya sabe. Se paga, pero vale lo que cuesta. Este sitio tiene justa fama de servir quizás el mejor ojo de bife de la ciudad, ese exclusivo corte de carne que los norteamericanos conocen como 't-bone steak': La parte más gustosa y melosa del lomo ancho que se sirve en un peso de medio quilo a compartir. Y de entrante, un surtido de empanaditas tradicionales. 

El restaurante de referencia de muchos cinéfilos antes de entrar a ver el último estreno en Floridablanca. Comida rápida, pero no de aquella grasienta que se te repite cada secuencia del filme que verás. Son argentinos y por eso sus empanadas son la salvación cuando uno va con prisas y no ha tenido tiempo de pasar por casa a comer algo antes de sentarse en el sillón.

¡Tienen muchas! De calabaza y curri, de berenjena, con miel y jengibre, por ejemplo. Os avisamos: no tendréis suficiente con una. Por esta razón, lo más acertado es que aprovechéis la oferta nocturna de tres empanadas + Ensalada + bebida y listos hacia la gran pantalla con el estómago preparado para aguantar dramas, tragedias, thrillers y lo que haga falta, 

Una milanesa no es algo sobrenatural, pero hay que saber hacerla. Y en la Sucursal –el versátil restaurante hermano y vecino de Rekons– sobresale en la materia. Os la comeréis tierna, bien rebozada, con una capa de queso ligera y aromática. En esta esquina luminosa, aparte de ofrecer buena carne, también disponen de un apartado vegetariano de hamburguesas y lasañas cuidadoso y potente. El patriarca corta la carne de las empanadas, la madre hace una repostería casera excelente (pastel de dulce de leche y coco celestial, brownie cremoso, alfajores adictivos...) y el menú de mediodía es para mojar pan.

Con un nombre tan contundente como El Argentino, poco más se puede añadir. Si la carne roja es una religión en vuestra casa, tenéis un compromiso con este restaurante. Cuando veáis las acrobacias que ejecutan con la carne, tendréis que recoger la mandíbula del suelo. Empanada, ‘vacío’ de ternera, ‘vitel toné’, ‘bife’, ‘sorrentinos’, parrilladas argentinas, el abanico es esplendoroso e incluso hay espacio para pastas con diferentes salsas y ensaladas para los disidentes del filete. La carne es débil, dicen; pues en El Argentino el estómago también.