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Los mejores futbolines de Barcelona

¡Seleccionamos los bares donde podréis ejercitar las muñecas, marcar goles y convertiros en los reyes de la pista!

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Si sois futbolistas frustrados, podréis saborear las mieles de la gloria ganando la Champions de los futbolines de Barcelona. Aquí tenéis 8 locales donde os podréis quedar a gusto y convertiros en estrellas de fútbol sin quitaros los tejanos.

El Garaje Hermético
El Garaje Hermético
Este dinosaurio de la movida barcelonesa es indestructible. Dicen que una de las razones de su longevidad es la decoración inspirada en 'El garaje hermético', el magistral cómic de Moebius que da nombre al local. Viñetas gigantes y dibujos del maestro de la bande desinée flotan en las paredes del bar y observan las partidas interminables que tienen lugar en el ya legendario futbolín, al fondo de la sala. Lo habéis leído bien, cómics, gin-tonics y fútbol en miniatura: si me dicen que estoy en pleno sueño húmedo, me lo creo.
  • Música
  • Gràcia
El futbolín de El Dorado atrae a peregrinos a un espacio más cercano al pub musical de toda la vida que al bar de barrio, una característica que aporta un valor añadido a la partida. No os engañéis, a altas horas de la madrugada, cuando ya llevéis cuatro cubatas entre pecho y espalda, una partida loca con los amigos en este rectángulo de madera y chatarra puede ser la solución a tanta tirada de caña infructuosa... Por algo el futbolín de El Dorado es uno de los pasatiempos masculinos más concurridos de la plaza del Sol.
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  • El Raval
L'ovella negra (Raval)
L'ovella negra (Raval)
Una capa de dos dedos de fiesta condensada recubre los futbolines de la Ovella Negra del Raval, un par de fósiles que han superado diversas glaciaciones. Estos armatostes de madera precámbrica están hechos de otra pasta. Llevan una eternidad soportando el maltrato de Erasmus británicos embravecidos y universitarios locales hasta las gónadas de leche de pantera. Si han sobrevivido a este castigo infernal durante eones, ya nada podrá eliminarlos de la faz del planeta. Esto que veis, humanos, no son futbolines: son pirámides.
  • Vila de Gràcia
Zoo Bar
Zoo Bar
Gràcia, tierra de futbolines. En el Zoo se han librado combates futbolísticos para la historia hasta altas horas de la madrugada. Justo en la entrada de este bareto 100% del barrio, encontraréis el tatami sagrado: una antigualla cargada de romanticismo que chirría, gime y pone a prueba la musculatura de las muñecas de la parroquia con su rusticidad. Junto con el del Eeh...? Gràcia, uno de los futbolines más deseados del planeta Torrent de l’Olla.
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  • El Gòtic
The Bollocks Bar
The Bollocks Bar
Ruido. Gentío. Codazos. Nirvana sonando a toda leche. Tímpanos destrozados. Cuidado, un camarero armado con una bandeja llena de hamburguesas está a punto de atropellaros. No miréis atrás, seguid avanzando, al fondo a la izquierda, vamos, vamos, vamos... Ya estáis, ¿lo veis? El mítico futbolín del Bollocks, un objeto de poder que atrae a bebedores compulsivos de birra aguada y guiris con la intención de no llegar a casa antes de las 5 de la madrugada. Una partida en este terreno de juego no es una partida cualquiera: es una maldita guerra.
  • Billares
  • El Raval
Hell Awaits
Hell Awaits
El futbolín y el heavy metal son dos caras de la misma moneda. En el Hell Awaits lo saben, por eso no se conforman con tener al Eddie de Iron Maiden o el escudo infernal de Motorhead como entrañable decoración: también tienen futbolín golpeado a base de canciones de Slayer y Accept, un rectángulo infernal donde la fauna del metal de Barna te desafiará a partidas sanguinarias hasta que sales del bareto derrotado, sin un duro y repitiéndote: “Nunca más volveré a jugar al futbolín en un bar heavy, nunca más volver a jugar...”.
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Mónaco
Mónaco
Los hipsters del Poblenou lo han adoptado, pero el Mónaco sigue inmune a caprichos modernitos. El bar sigue viviendo en el año 1973, sumergido en una decadencia deliciosa, y seguirá igual cuando los gafapastas se marchen hacia otras latitudes. El encanto de esta trinchera también se concentra en el futbolín de la casa, una increíble pieza de coleccionismo que inauguró Matusalén y que acaban de poner al día.

¡Cómo ser el p*** amo!

El señor de las muñecas

Las demostraciones de fuerza bruta no sirven de nada en el futbolín, lo que se impone de verdad es el 'flow', el feeling, el juego de muñeca. Golpes secos, precisos, milimétricos, evitando siempre que el jugador gire sobre sí mismo. Aprended esto y seréis los Romarios de los bares.

Haced de Pep

El futbolín es una partida de ajedrez.. con alcohol, tabaco y otros aditivos, de acuerdo. Haced de Pep Guardiola, jugad con la cabeza, mantened la posesión: cuanto más rato mareéis la bimba, más nerviosos y desprevenidos pillaréis a los Mourinhos de turno.
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¡Cubatas bien lejos!

Eso de dejar el cubata en los temblorosos bordes del futbolín es mal negocio, fallo de principiante: tarde o temprano el vaso de tubo volará dentro del rectángulo de juego y os echarán del estadio por lanzamiento de objetos. ¡Los cubatas en la barra, no en el futbolín!

Tácticas de barrio

El futbolín es un deporte de barrio, aquí gana el más cabrón. Antes de chutar, desconcentrad al rival que se encarga de defender la portería: le enviáis un besito furtivo, le guiñáis el ojo sensualmente y, durante los segundos en los que el tipo flipe, ¡pam! 1 a 0. Por burro.
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La portería

¿Habéis venido a jugar la partidita de cada noche con el primo manta? No problem, el futbolín es tan democrático que incluso los inútiles tienen un lugar: decidle al chaval que coja la barra del portero y que la vaya moviendo de izquierda a derecha sin parar. Vosotros ya haréis el resto.
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