Para volar de un París de 'café-tabaco' hasta Perú sólo hay que combinar las contundencias graduadas del pastís y del pisco, dos sacudidas sensitivas que se endulzan de forma selvática con puré de mango, limón, jarabe de azúcar y clara de huevo. Remata el toque amargo distinguido del bitter de apio en combinación con una presentación de pétalo de rosa, polvo de oro y plata comestible. Giacomo Giannotti enjaula todo este brebaje en un combinado donde fondo y forma crean discurso. No os dejéis engañar por el aspecto cándido y dulce del ave, ¡sube que no veas!
Entre el espasmo esnob de las pretéritas coctelerías tapizadas de terciopelo y la apoteosis kitsch de los barrocos combinados con humo, purpurina y colorantes imposibles, hay un amplio margen de maniobra. Pasados los años de apoteosis gintonicofílica el cóctel vuelve a la primera plana de las cartas, y los barmans más ambiciosos de la ciudad compiten por crear viajes sensoriales que combinen alcohol y creatividad sin estridencias. Elegimos cinco y brindamos por el regreso de la bebida combinada con cariño.