Reabierto en agosto de 2022, Albert Adrià redefinió su proyecto más personal por tercera vez. Enigma ha pasado de lo que llamaba dice 'fun dining' –maridaje de platillos creativos y coctelería con tardeo y baile – a la fórmula tradicional de lo que uno espera de un factótum de ElBulli: un menú degustación de 25 pasos por algo más de 200 euros, que irá cambiando a medida que lo hagan las estaciones.
Claro que hablar de fórmula tradicional en un cocinero que mezcla la vanguardia creativa extrema con la sutileza y el sentido del humor, no sabemos si tiene demasiado sentido. Aquí encontraréis proezas alegóricas como una tarrina de gelatina de consomé de perdiz, rellena de erizos de mar en escabeche, acompañada por una ensalada césar en la que la escarola también lleva una vinagreta de erizo de mar. También disfrutaréis de juegos suculentos, como un bistec tártaro de wagyu que, mientras se acaba de montar en la mesa, se convierte en una sobrasada instantánea por la adición del mallorquín pimiento Tap de Cortí.
Todo aquí va dirigido a centrar la atención en los platos, incluyendo un interiorismo retrofuturista que parece de 'Barbarella' y un servicio que consigue la proeza de realizar el desfile en poco más de dos horas, que culmina en petit fours de años distintos de elBulli. Y lo cierto es que, con el permiso de Disfrutar, este es el restaurante del mundo más directamente conectado con la revolución que sucedió en Cala Montjoi.