Claustre de la Catedral de Barcelona
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10 claustros de Barcelona para encontrar tranquilidad (y belleza)

Descubre las iglesias y monasterios más tranquilos y bonitos de la ciudad y su entorno, donde respirar paz e historia

Xavi Casinos
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Los claustros son patios cuadrados o rectangulares, algunos con un espacio central rodeado de galerías porticadas, que forman parte de las catedrales, monasterios y algunas iglesias. Además de actuar como refugios medioambientales, son lugares bonitos y tranquilos, que invitan a entrar para olvidarse, durante unos momentos, del ruido de la ciudad. En Barcelona tenemos un buen puñado de claustros: algunos siguen teniendo un uso religioso, pero hay otros que, tras las reformas de los edificios originales, tienen usos muy mundanos. Hemos seleccionado 10: algunos son parte de algunas de las joyas arquitectónicas de la ciudad; todos son ideales para gozar de unos momentos de silencio y reposo.

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10 claustros de Barcelona para refugiarse del estrés diario ​

El claustro de la Catedral es uno de los más turísticos y concurridos de Barcelona. Su rasgo más característico es la presencia de 13 ocas, encargadas de proteger el templo desde hace siglos. Se dice que durante la construcción de la sede evitaban los robos con el jaleo de sus graznidos y que, por eso, siempre han estado en el claustro. Son 13 porque, según la tradición, 13 años tenía Santa Eulàlia –a la que está dedicada la Catedral– cuando fue sometida hasta la muerte a 13 martirios por las autoridades romanas.

Pla de la Seu, 3

2. Iglesia de la Concepción

Un oasis en medio del bullicio del Eixample. Esto es el claustro de la iglesia de la Concepció. Se puede acceder por el interior del templo o por una entrada en la calle Roger de Llúria, entre Aragó y València. Es un claustro con historia que, desde el siglo XIII y hasta mediados del XIX, formaba parte del convento de Jonqueres, en la zona de la plaza Urquinaona. En 1868, las autoridades surgidas de la revolución de La Gloriosa decidieron su derribo. La iglesia y el claustro se salvaron y fueron trasladados a esta zona del Eixample.

Roger de Llúria, 70

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La iglesia de Santa Anna está encajonada entre plaça Catalunya y el Gòtic y hasta mediados del siglo XIX formaba parte del monasterio perteneciente a la Orden del Santo Sepulcro de Jerusalén, una de las que lucharon en las cruzadas. Fue derribado en su mayor parte debido a su estado ruinoso conjuntamente con las murallas. Se mantuvo la iglesia, con el claustro y sala capitular. Dentro de la iglesia se encuentra la capilla del Santo Sepulcro, donde se puede ver el cuerpo de Jesús rodeado de siete familiares y seguidores.

Santa Anna, 29

La plaza donde se encuentra esta iglesia es una de las postales del Gòtic, con las heridas en su fachada de una bomba de la guerra civil que mató a 42 personas, la mayoría niños, refugiados en el sótano. La iglesia de Sant Felip Neri forma parte del convento de los Felipones, y en él se encuentra un espectacular claustro barroco cubierto que ha sido recientemente rehabilitado. El convento fue construido entre 1721 y 1752 y la visita al claustro está restringida. Pero si se consigue acceder a él, es toda una experiencia.

Plaça Sant Felip Neri, 5

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5. Convent de Sant Agustí

El antiguo convento de Sant Agustí, en la calle Comerç, fue duramente castigado durante los combates de 1714 en el barrio de la Ribera, que obligó a la comunidad a trasladarse a la actual ubicación de la calle Hospital. El convento fue entonces reconvertido en cuartel militar. Actualmente, hay un centro cívico, el archivo fotográfico y el Museu de la Xocolata y se ha recuperado parte del viejo claustro en un patio interior donde uno puede relajarse sentado en la terraza de una cafetería protegida por las arcadas góticas supervivientes.

Comerç, 36


6. Sant Pau del Camp

El claustro del antiguo monasterio de Sant Pau del Camp es una pieza única del románico, con arcos de tres y cinco lóbulos. La iglesia y el claustro se encuentran en la calle Sant Pau y acumulan siglos de destrucción, primero en manos del caudillo árabe Almanzor en el año 985 y más tarde por la guerra de Sucesión, la invasión napoleónica, la Semana Trágica y la guerra civil. En el reposo del claustro, se pueden contemplar las lápidas funerarias de Guifré II y del que fue abad y presidente de la Generalitat en el siglo XVII, Josep Sastre.

Sant Pau, 101

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7. Colegio Sant Miquel

Es otro claustro viajero. Originariamente, formaba parte del convento de Santa Maria de Jerusalem, que se levantaba en lo que hoy es la plaza de la Gardunya. Primero la desamortización de 1835 y más tarde el asalto sufrido después de la revolución de 1868 obligó a las monjas a trasladarse a Pedralbes, donde se llevaron los restos del claustro, que fue reconstruido en 1885 en el colegio Sant Miquel, en la esquina de Muntaner con Rosselló. Las arcadas góticas enmarcan hoy la pista de baloncesto de la escuela.

Rosselló, 175

8. Hotel Oriente

El claustro del que fue colegio y convento de los Framenors pasa desapercibido a cualquiera que no conozca su historia, y es que sobrevive fosilizado –como dicen los arqueólogos– en la recepción del Hotel Oriente, en la Rambla. Aunque muy tuneados por años de reformas, columnas, arcos, galerías porticadas y patio central todavía se pueden identificar. El conjunto era del siglo XVII y su uso religioso terminó también con la desamortización. En 1841, se convirtió en la Fonda Oriente, antecedente del actual hotel.

La Rambla, 45

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9. Seminari Conciliar de Barcelona

El Seminari Conciliar de Barcelona ocupa, desde finales del siglo XIX, la manzana del Eixample comprendida entre las calles Diputació, Enric Granados, Consell de Cent y Balmes. Su interior esconde varias sorpresas, entre ellas un curioso museo geológico que es uno de los más importantes en lo que se refiere a fósiles de especies de invertebrados. También tiene un espectacular claustro de dos plantas en su patio central crecen palmeras y otros tipos de plantas. Cuesta imaginar que fuera nos espera el alboroto de la actividad del Eixample.

Diputació, 231

El monasterio de Pedralbes, fundado en el siglo XIV, se ordena en torno a su espectacular claustro de tres pisos y una abundante vegetación. Pertenece a las monjas clarisas y su construcción fue ordenada por el rey Jaime I el Justo como retiro de su esposa, Elisenda de Moncada, en el momento en que quedara viuda. Su sepulcro da al claustro, desde donde también se accede a la sala capitular y otras dependencias. Desde 2012, es un centro patrimonial adscrito al Institut de Cultura y está abierto al público.

Baixada del Monestir, 9

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