La complicidad entre Lena Maria Grané y Ricky Smith surgió cuando trabajaban juntos en el restaurante londinense con estrella Michelin Galvin La Chapelle. Inseparables desde entonces, los jóvenes chefs trabajan como una pareja de concertistas de piano perfectamente sincronizada en una actuación a cuatro manos. Su instrumento son los fogones y su repertorio, una carta informal y dinámica influida por el Mediterráneo y el Atlántico.
La técnica y la creatividad se multiplican por dos y de su cocina salen tapas elaboradas con ingredientes de primerísima calidad, platos principales sólidos y una opción de brunch infalible. Esta polifonía de propuestas originales es el resultado de explorar y jugar con los contrastes de las dos tradiciones culinarias desde el juicio y sin desafinar. Al igual que el contrapunto musical, Lena y Ricky se coordinan de maravilla para crear melodías de sabores armónicos y sorprendentes.