Los 10 mejores bares de Nueva York

En esta cápsula de tiempo del Financial District puedes beber como un jefazo al estilo Boss Tweed. Un edificio de ladrillos rojos nos recuerda los veteranos de bares de Belfast Sean Muldoon y Jack McGarry (del aclamado Merchant Hotel en Irlanda del Norte), pero lo que encontramos aquí es una dinámica taberna del siglo XIX. Es justo el tipo de salón al que hubiera acudido la macarra pandilla de Five Points, de la que el lugar toma el nombre (su emblema era un conejo muerto empalado).

Los bartenders, vestidos de forma elegante, se toman en serio las bebidas en este salón gótico, uno de los pioneros de la actual moda por los cocteles artesanales. Detrás de una gran puerta de madera, las paredes negras y las cómodas cabinas combinan con los candelabros para crear un ambiente lujoso y oscuro. No por casualitat, los bartenders de este local se encuentran entre los mejores de la ciudad, preparando bebidas imaginativas y clásicas, como el Sweet Hereafter, un martini latinoamericano hecho con un pisco floral, o el St. Germain, vermut Dolin Blanc y Cocchi Americano.

Toby Maloney, un referente detrás de las barras de los legendarios Milk & Honey y Pegu Club que tiene suficiente poder y fama como para lanzar un bar propio. Pero el célebre barman, junto con su socio Jason Cott, reclutó grandes talentos de la coctelería como Joaquín Simó (Death & Company) y Troy Sidle (The Violet Hour) para formar algo así como la versión de los 'Cuatro Fantásticos' con alcohol. El equipo ha establecido bares pioneros alrededor de Estados Unidos, en lugares como Nashville (The Patterson House) y Chicago (The Violet Hour), además de hacer trabajos de consultoría en la Gran Manzana. Pouring Ribbons marcó el debut independiente del equipo estrella en Nueva York, con una de las cartas más emocionantes y un espacioso salón verde azulado.

Su original barra en forma de herradura —que ancla un escenario de ensueño con torres de ostras de varios pisos, servicio de martini al lado de la mesa y una estatua de bronce de Napoleón colocada sobre un gotero de absenta de mármol verde— no sólo ha sido un auténtico semillero de talento (Natasha David, de Nitecap; Jillian Vose, de Dead Rabbit), sino que también se ha convertido en el ideal platónico de lo que un bar de Brooklyn debería ser: un lugar donde trabajadores de otros bares brindan en su tiempo libre y beben sherry cobblers al lado de clientes frecuentes que sorben Ram Island, y en el que la gente de detrás de la barra es tan considerada y sofisticada como las bebidas que sirven.

No todos los 'spin-offs' son iguales: los mejores conservan lo bueno del original —Frasier de 'Cheers', los Jeffersons de 'All in the Family'— mientras que otros fracasan. Afortunadamente para las masas bebe-cócteles de Nueva York, este local de los creadores de Milk and Honey cae en la primera categoría, con aires más animados y ligeros que el oscuro bar de cócteles del difunto Sasha Petraske. Desde las melodías retro (un poco más de Etta y un poco menos de Ella) hasta los interiores iluminados brillantemente que dejan ver el paso del tiempo, Attaboy demuestra una evolución relajada de la forma.

En la primera fila de la escena de bares escandinavos está la cervecería de Greenpoint Tørst —del danés "sed"— dirigido por el legendario "cervecero gitano" Jeppe Jarnit-Bjergsø y el chef Daniel Burns, quien solía trabajar en el restaurante más de moda del planeta: Noma, en Copenhague. Estos guerreros desecharon las viejas ideas sobre cómo debe ser una gran taberna con este espacio minimalista que se ve y huele como una cabaña de madera moderna y que sirve raras cervezas artesanales provenientes de Europa y América del Norte.

Para los peatones de cuello blanco que divagan por las calles al norte de Madison Square Park, NoMad es un nombre a tener en cuenta. Sí, el barrio ha sido testigo de un muy bienvenido incremento de restaurantes respetables, pero encontrar un gastropub que no apeste a estudiantes de posgrado y cerveza es más difícil. Quién mejor para llenar ese vacío que Daniel Humm, Will Guidara y Leo Robitschek, el trío ganador del James Beard Award que está detrás de maravillosos locales del barrio como Eleven Madison Park y el NoMad. Ellos expandieron este último para incluir un elegante salón dentro del Hotel NoMad, con una gran comida de pub, interiores dignos de 007... ah, y algún cóctel de 198 dólares.

Este bar de cócteles de la matriarca de la mixología Julie Reiner (Lani Kai) ha establecido los estándares del sector. El lugar expresa un gusto victoriano con un complejo trabajo de mosaicos, sillones curvos de cuero, mesas de mármol, sofás vintage y una chimenea en uso. La pieza central del lugar es una barra de caoba del siglo XIX, donde bartenders en chaleco revuelven y agitan recetas antiguas, descritas detalladamente en una carta estilo novela. Elige entre cuencos de cristal con ponche dignos de la realeza o bebidas finamente trabajadas, tanto clásicas como nuevas.

La entrada a este repleto salón como de taxidermia está escondida detrás de una vieja cabina telefónica dentro de Crif Dogs. Levanta el teléfono y una anfitriona abrirá la pared trasera de la cabina. Adentro, un equipo de bartenders (dirigido por el icono de la industria Jim Meehan) ofrece creaciones de coctelería bien pensadas, como el espumoso Sixth Street, una mezcla compleja de cerveza de jengibre artesanal con toques de guayaba, cordial de lima kafir y un fuerte polvo de curry. El staff estará contento de hablarte de cualquiera de los elíxires de la carta o de sugerirte su hot dog gourmet traído del local de al lado. Es el tipo de dedicación que hace que valga la pena el esfuerzo de entrar.

La gran influencia de la reina de mixología de Nueva York, Audrey Saunders, es difícil de medir. Su histórico lounge de cócteles, el Pegu Club, inspiró a muchos otros locales, como Death & Company, PDT y Mayahuel. Hablamos de un bar urbano, un santuario en un segundo piso de la bulliciosa Houston Street. Incluye nuevos clásicos como el Gin-Gin Mule —cerveza de jengibre hecha en casa, gin Tanqueray, menta fresca y jugo de limón— o el igualmente famoso es el Earl Grey MarTEAni, un espumoso y fragante guiño a la tradición inglesa de la hora del té, hecho con gin infusionada con hojas sueltas de té, jugo de limón y una clara de huevo.