Vacaciones de verano con niños: lugares imprescindibles (y espectaculares) para un viaje en familia

Este es un pueblo de película. Literal. Al norte de la preciosa isla de Malta se esconde un lugar que es pura magia: casitas de madera de fachadas de colores, tan auténticas y genuinas como descuidadas (no, no se van a derrumbar, aunque lo parece). Posiblemente los más mayores hayan reconocido ese sinuoso y decadente trazado urbanístico, porque fue (y sigue siendo) el pueblo del marinero más carismático y bonachón de unos clásicos dibujos animados: Popeye. Fue aquí, en Anchor Bay, en el lado más agreste, salvaje y casi virgen de la isla, donde a finales de los años 70 se rodó la película musical de Walt Disney 'Popeye' (protagonizada por Robbin Williams, y dirigida por Robert Altman). El set de rodaje recrea el pueblo ficticio de Sweethaven (así se llama en la peli) pero en él nada es de mentira: son 20 casas de verdad construidas con troncos y tejas de madera reales. Más de 40 años después, el pueblo sigue en pie y, gracias al parque temático (y parque acuático, para menos de ocho años) que se ha levantado junto a él, es, posiblemente, una de las atracciones familiares más bonitas, entrañables y divertidas para hacer en una escapada a Malta.

En Siam Park, uno de los parques temáticos mejor valorados del mundo en su categoría (acuáticos), la vida transcurre entre toboganes de pendientes vertiginosas; tubos de los que se sabe dónde empiezan, pero no dónde terminan; descensos entre tiburones; rápidos en los que soltar las manos del flotador no está contemplado y curvas imposibles que siempre acaban con chapuzón por todo lo alto. Si quieres remojarte, pero bien, sube a los botes hinchables para grupos al estilo Indiana Jones, suéltate por el tobogán de 28 metros de altura y lánzate a los rápidos. Y si es demasiado vaivén para ti, siempre puedes elegir el modo paseo en este parque de inspiración tailandesa, con vegetación exuberante y una playa de olas artificiales convertida en la más paradisíaca de Canarias. 

Si es uno de los centros de entretenimiento más conocidos de Europa, además del más grande y antiguo de Italia, y con un lago como telón de fondo, le sobran los motivos para que lo tengas fichado en tu próximo viaje de vacaciones con tus hijos. Porque Gardaland, en la ciudad italiana de Castelnovo del Garda (a saber, en la romántica provincia de Verona) es, más que un parque temático, un auténtico viaje en el tiempo con el que los más pequeños de la casa, además de divertirse (mucho) podrán vivir la historia y pasear por la geografía del mundo desde dentro: desde el Antiguo Egipto o el lejano Oeste, a la Inglaterra medieval. Cuenta con cinco áreas tematizadas, además de un parque acuático, montañas rusas de vértigo, un reino puramente infantil, una zona de relax y el mundo de los espectáculos. Imposible aburrise, tengas la edad que tengas. 

Disneyland Paris no necesita de mucha presentación. Podría definirse como la meca de la imaginación y la fantasía, el lugar al que uno siempre quiere acudir para ver cobrar vida a esos dibujos animados y universos que han marcado y marcarán la infancia de tantas generaciones. En la capital de Francia, los encontrarás a todos reunidos. Ya sea visitando el Parque Disneyland, hogar de los clásicos de Disney y Star Wars; o el Parque Walt Disney Studios, donde, además de los de Disney, también tienen cabida los personajes de Pixar y de Marvel. La emoción, para niños y adultos, está garantizada.

Este gran parque temático, que todavía huele a nuevo (abierto en noviembre de 2022) está inspirado en las películas de los grandes estudios de animación Ghibli ('El viaje de Chihiro', 'Mi vecino Totoro', 'La princesa Mononoke'). Pero que nadie espere subir a ninguna montaña rusa. De lo que se trata es de adentrarnos en el genial universo fantástico de Hayao Miyazaki y compañía. Si eres de los que sueñan con contemplar en persona la caótica oficina de Yubaba, el Catbus de Ponyo y la cocina de 'La colina de las amapolas', estás tardando en ir. También existen proyecciones, exposiciones interactivas, un museo de artefactos y modelos de las pelis de la casa.

Conocida como la ciudad rosa, la capital de Occitania lo es también de la aeronáutica y del espacio. Su rico patrimonio convive con la sede de Airbus, el Museo Aeroscopia (donde podrás subir al mítico y supersónico Concorde) y la Cité de l'espace, un parque temático de más de 4.000 metros cuadrados donde hay desde un sistema solar a escala hasta jardines científicos, dos planetarios, telescopio, vehículos espaciales de tamaño real (de una réplica del cohete Ariane 5 a módulos de la nave espacial Soyuz…) y Le Terrain Martien, la zona dedicada al planeta rojo. Visitar este lugar es lo más parecido a viajar por el espacio. Y esto mola.

La naturaleza a este lado del Pacífico es tan espectacular, tan exuberante y tan exótica, que se convierte ella misma en un parque temático. Es lo que sucede en Xcaret, levantado en el corazón de la selva de la Riviera Maya y con el encanto de estar a orillas del mar. Tiene tres ríos subterráneos y cenotes (pozos superprofundos que se alimentan del agua de lluvia: nadar en ellos es magia pura), una ensenada, unas pocas playas y unas zonas arqueológicas que se convierten en el escenario teatral para la mayor manifestación de la cultura mexicana. Porque a los más de 50 atractivos naturales hay que sumar su agenda de espectáculos (más de trescientos artistas durante todo el año) que llevan a los espectadores de viaje por los más de 500 años de la historia de México. Y Cancún está a menos de 80 kilómetros en coche...