Por el camino del bol

“Nutrir y reeducar. Nos interesa que la gente entienda lo que come. Por eso somos muy transparentes con los ingredientes que utilizamos”, comenta Valentina, socia de este espacio (y de otra réplica en los bajos de Torre Picasso) y responsable de la pastelería, toda orgánica y deliciosa. Trabajan con proveedores cercanos, sirven café de especialidad y tienen una despensa rebosante de superalimentos y aguas caseras. Pero su pilar son los boles, una mezcla de balance nutricional, gama cromática llamativa y materia prima fiel al nombre. El Caribe, su best seller, lleva plátano macho, arroz rojo, aguacate y coco chips.

Todo resulta ejemplar y agradable al paladar y a la vista. No hay discurso hueco en su carta. Sí verdad y cariño. El estiloso interiorismo y la preciosa vajilla existen tanto para crear una atmósfera como para acompañar su comida casera y equilibrada. Esther y Marian ofrecían ya hace una década, mucho antes de que llegara la moda de lo saludable, una propuesta limpia y sabrosa a partir de una cuidada selección de producto (eco, proximidad...). El recién abierto patio interior, ubicado en el hotel One Shot, forma con sus desayunos y brunchs el binomio perfecto para la temporada estival. Más que cuidar, te miman.

Llevan un año y ya buscan un segundo local. Con dos pisos diáfanos de grandes ventanales, una app para evitar esperas en hora punta, cocina ininterrumpida y un férreo rigor, honestidad y compromiso han creado una comunidad de adeptos en Chamberí. “Llevaba años en una cadena de supermercados eco. Conozco muy bien la materia prima. Todo lo elaboramos aquí. Es 100 % fresco y 90 % ecológico”, apunta Camille, socia y cara visible de un proyecto que cada temporada suma a la carta un par de nuevos boles.

“Si viviera por aquí, vendría a comer cada día”. Nos llega desde una gran mesa de madera cercana donde un grupo de amigas ultiman el menú del mediodía (bebida+crema+bol+café o té). Eso sí, el perfil de clientes es más amplio que su horario; para cenar alguno de sus apetitosos boles (thai, fit, rústico...) tendréis que esperar al fin de semana. Pero qué bien entra el brunch entre plantas y lámparas de colores vivos, en un espacio blanquísimo y lleno de luz natural, con mobiliario acogedor y trato cercano.

Ohana significa familia en hawaiano. Una idea importantísima para la propietaria del local que tanto cuida y mima a los que entran en su casa. Gastronomía, espiritualidad y salud mental van de la mano en un restaurante revolucionario e inspirador que hace especial hincapié en atender las necesidades alimenticias y emocionales de sus clientes. Un nicho nuevo en el mercado gastronómico, una cocina saludable que se fusiona con actividades y talleres de crecimiento personal. Te cuidan por dentro y por fuera. 

La marca pionera en la distribución de açaí 100% orgánico en España ha abierto este segundo açai bar en la cada vez más exclusiva zona de las Salesas (el primero lo tenéis en Velázquez, 120). Esta preciada fruta, procedente de Brasil, con propiedades antioxidantes y cargada de vitaminas, se puede preparar como te guste en el local a partir de tres sencillas elecciones (granola, fruta y yogur y los toppings que más te tienten) o elegir los ya preparados (Amazonas, Río, Bahía...). 

La gente de Mama Campo se han propuesto que volemos de Madrid con el mejor sabor de boca. Han firmado un pequeño oasis de productos frescos y saludables que se elaboran con ingredientes que provienen de agricultura y ganadería de proximidad y/o ecológica en la planta 1 de salidas, concretamente en la zona de embarque K. La filosofía de Mama Campo ahora en la T4 y en formato bol. No fallan ni sus pokés ni el cuscús ni, menos aún, su conocida ensalada de quinoa y mango.