Un restaurante que quiere ser el mexicano más cool de la ciudad. Y como viene precedido del éxito que este mismo sello ha cosechado en Miami (en uno de los barrios más chic de la urbe estadounidense), no podían buscar sino una ubicación privilegiada en el callejero de la ciudad, un esquinazo ilustre en la puerta de Alcalá para congregar a su público.
Por supuesto, la decoración gobierna el local ya sea en el exterior con una terraza vestida con distintas especies de cactus o en un interior dominado por su cocina a la vista del comensal (ahí preparan las tortillas una a una para los tacos) y una gran estantería acristalada repleta de mezcales y tequilas; de hecho, quizás sea el mezcal el verdadero rey de la casa. El espacio de este restaurante mexicano se ha trabajado al detalle. Los techos traen el arte indígena huichol, el color lo traen las piñas de Michoacán en cada esquina del restaurante y el cobre de todo el menaje proviene de Santa Marta.
Para sus tortillas, hechas a mano en el momento, emplean un maíz orgánico ancestral importado desde México que posteriormente nixtamalizan, y echan mano de una parrilla de leña para elaborar muchos de sus platos principales. Así que esa misma fidelidad a lo auténtico también desembarca en una cocina donde preparan desde algunos poco habituales platos con insectos a tres tipos de mole (típicos oaxaqueños) pasando por las más populares quesadillas, enchiladas o aguachiles para compartir.