Puente monumental de Arganzuela
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Los puentes más bonitos de Madrid

Históricos, pintorescos, instagrameables... o todo ello a la vez. Estos son los puentes de la capital que tienes que cruzar antes o después

Dani Cabezas
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Es imposible saber cuál fue el primer puente de la historia. A buen seguro, un antepasado colocó un tronco sobre un río para poder cruzarlo sin necesidad de mojarse. Desde entonces, son miles los puentes de todos los tamaños que han superado infinidad de obstáculos: ríos, pero también calles, carreteras, caminos o vías férreas. Auténticos prodigios de la ingeniería de distintas épocas que hoy día siguen ahí, conformando el paisaje urbano e invitándote a cruzarlos.

Es verdad que en Madrid no tenemos un gran río (con permiso del Manzanares), pero eso no quita para que no podamos presumir de puentes bonitos. Estos son nuestros preferidos de toda la ciudad. ¡Te esperamos al otro lado! 

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Puente de Segovia

A buen seguro, el más emblemático de todos los puentes de Madrid. El Puente de Segovia, construido entre 1582 y 1584 sobre otro anterior, fue encargado por Felipe II a su arquitecto preferido, Juan de Herrera, también autor del Monasterio de El Escorial y del Palacio Real de Aranjuez. Fue volado durante la guerra civil y posteriormente reconstruido. Y hasta 2007 bajo sus arcos pasaba la M-30. Si no lo has cruzado nunca, difícilmente te puedes considerar madrileño. 

Viaducto de la calle Segovia

Da igual que pases por arriba... o por debajo: ambas opciones son igualmente recomendables cuando se trata del viaducto de Segovia, otra de esas postales clásicas del centro de Madrid. El actual viaducto se construyó en la década de los años 30 con el objetivo de sustituir a uno anterior, de 1874, que pese a ser un prodigio de ingeniería en su momento se había quedado pequeño para el creciente tráfico de la calle Bailén. 

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Puente monumental de Arganzuela

También conocido como puente de Perrault en honor a su creador, el arquitecto francés Dominique Perrault, esta estructura de acero inoxidable que comunica los distritos de Carabanchel y Arganzuela se ha convertido en uno de los iconos por antonomasia de Madrid Río. Fue inaugurado en marzo de 2011 y tiene una longitud de 278 metros. Modernidad y elegancia.  

Al rey Felipe II le gustaba cruzar a su palacete de la Casa de Campo desde el Palacio Real. Y claro: para eso necesitaba un túnel de uso exclusivo. Así, mandó su construcción a Juan de Villanueva. Sería un discípulo suyo, Isidro González Velázquez, quien más tarde diseñaría un puente que hasta 1931 no pudo ser usado por el pueblo, cuando fue rebautizado como Puente de la República. Hoy, aunque mantiene su denominación original, cualquiera puede cruzarlo y sentirse como un rey. 

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Puente de la Reina Victoria

Ha llovido mucho desde que, en julio de 1909, se inaugurara el Puente de la Reina Victoria, popularmente conocido como el Puente de la Reina. Una infraestructura que une la colonia de San Antonio de la Florida con la colonia del Manzanares y que incorpora una serie de elementos modernistas que lo hacen inconfundible.  

Puente de la Culebra

Todavía hay madrileños que no conocen esta joya escondida de la Casa de Campo. El Puente de la Culebra, cuyo nombre se entiende rápidamente al ver su sinuosa forma, fue construido en 1782 por Sabatini, arquitecto predilecto de Carlos III y autor de obras tan típicamente madrileñas como la Puerta de Alcalá, el Palacio Real o el Jardín Botánico. Cruza el cauce del arroyo de Meaques, afluente del río Manzanares y el Jarama, y constituye un curioso ejemplo de barroco italiano en pleno Madrid. 

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Puentes gemelos de Madrid Rïo

El Puente de Invernadero y el Puente de Matadero, conocidos como los Puentes gemelos de Madrid Río, se han convertido en dos de los principales símbolos de este céntrico parque de la capital. Entre otras cosas, y además de por sus formas sinuosas, por las obras que decoran sus bóvedas, obras de Daniel Canogar y bautizadas como 'Constelaciones'. Dos de los techos más 'instagrameados' de la capital. 

Puente de Juan Bravo

Un puente de hormigón construido en pleno desarrollismo franquista. Sí: es posible que el puente de Juan Bravo -cuyo nombre oficial es Puente Enrique de la Mata Gorostizaga en honor a su arquitecto- no destaque por su particular belleza. Pero tiene algo que lo hace especial: debajo se encuentra el Museo de Escultura al Aire Libre de La Castellana, donde podrás ver obras de Chillida, Miró o Chirino. Además, de sus barandillas se colgaron Eduardo Noriega y Aitor Merino en una de las más recordadas escenas de 'Historias del Kronen'. 

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Corredor voladizo de Cisneros

Hay puentes que conectan orillas... y puentes que conectan edificios. Este es el caso del Corredor voladizo de Cisneros, ubicado en un rincón tan castizo como la Plaza de la Villa. En concreto, en la calle Madrid, paradójicamente una de las más cortas de la ciudad. Aunque no es especialmente antiguo (data de principios del s XX), es un homenaje a las muchas infraestructuras de este tipo que había en el Madrid de hace siglos, cuando las viviendas de la alta sociedad se conectaban entre sí o con las iglesias cercanas para evitar que sus poseedores tuvieran que pisar las calles, sucias y peligrosas. 

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