Dónde comer el mejor chocolate con churros de Madrid

Otro de esos lugares –a medio camino entre bar y cafetería– que no solo despachan churros con chocolate sino que se preocupan de poner en valor esta receta icónica que aprendieron de Atilano Domingo, el maestro churrero que ya es historia del barrio de Embajadores. Tras cerrar su icónica churrería en 2001, los propietarios de Formula Nieto’s, casa fundada en 1975 por los hermanos Nieto, sintieron la necesidad de seguir ofreciendo a sus vecinos los mismos churros y porras que despacharon durante décadas unos números más abajo en esa misma calle. Acercarse al número 74 de la calle Embajadores es todo un ritual. Allí son ahora José Manuel y Esperanza los encargados de conservar el legado de los hermanos Vicente y Bernardino, además de poner todo su empeño en repartir placer desde este sencillo local en el que también se ofrecen sándwiches, bocadillos, montados y otras elaboraciones. Tanto sus churros como sus porras, que puedes disfrutar allí o llevártelos a casa, merecen mucho la pena, al igual que el chocolate de estilo francés. Si, además, eres de los que agradecen un ambiente y y un trato cercano y familiar, no lo dudes.

Sirviendo chocolate con churros en Madrid 24 horas al día desde 1894, esta auténtica institución ha tenido que poner un sistema de tickets prepago para lidiar con las colas que se forman a las 5 de la mañana de fiesteros nocturnos y alegres señoras mayores. La luz es un poco demasiado si estás en alguna de las citadas categorías, pero al menos tiene mesas fuera.

No sabemos si es la más antigua de la capital, pero está claro que es una de las pocas churrerías que pueden presumir de tener una historia con enjundia detrás. En pleno Malasaña encontrarás hoy a la quinta generación de una familia de churreros que siempre ha defendido esta elaboración en su versión más ortodoxa (aunque ahora puedas encontrar variaciones). En este cafetín te esperan Mario Mendoza y su hermana para deleitarte con esos churros y porras “crujientes por fuera y tiernos por dentro” que tanto se agradecen, sobre todo si los acompañas de un buen chocolate. Es lo que llevan haciendo durante décadas en este bastión de lo que en su día era conocido como el barrio de Maravillas, donde hace un cuarto de siglo llegó a haber más de una decena de churrerías y hoy solo queda la que nos ocupa. Por cierto, a este local histórico de Madrid 1883 (C/ Espíritu Santo, 8) habría que sumar aperturas más recientes como las del Paseo de las Delicias y Torrejón de Ardoz.

Uno de los grandes referentes en el noble arte de elaborar (artesanalmente) y freír masas desde hace más de tres décadas en el madrileño barrio de Ibiza. Este local lo regentan tres hermanos (Carmen, Alberto y Alfonso) que despachan a diario, y desde bien temprano, churros y porras de excelente calidad, sobre todo los fines de semana. El espacio es modesto, por lo que la mayoría de los clientes los piden para llevar, pero permite que te puedas colocar en una de las barras situadas en los laterales para devorar sus creaciones antes de continuar con tu ruta. Sus churros son perfectos en todos los sentidos –tamaño, textura, sabor– y se nota que usan un aceite de calidad (que alcanza una temperatura de 200-220 grados) que renuevan constantemente. En el caso de las porras hay que destacar que usan masa madre, lo que le aporta un alveolado y una esponjosidad en el interior que se agradece. Si buscas una churrería de las de toda la vida con un chocolate igual de tradicional, Don Pichi es tu sitio en las proximidades del Parque de El Retiro (C/ Lope de Rueda, 41).

Es una de las churrerías más antiguas de Madrid. Empezó en el Puente de Ventas y hoy en día cuenta con varias sucursales repartidas por la ciudad, así como en el municipio de Getafe. Llevan desde 1913 sirviendo uno de los mejores chocolates con churros de Madrid, y van ya por la cuarta generación de churreros de la dinastía Quiroga. Además, sigue manteniendo la receta transmitida desde su bisabuelo.

Esta churrería llegó a nuestras vidas hará cosa de dos años. Y no pudimos ni podemos resistirnos a este plan tan castizo. Los tres responsables de Manosanta recurren a la receta de toda la vida, pero la sirven en un espacio contemporáneo, con una cuidada atención al detalle, al diseño. Se trata de algo así como una churrería boutique.

Aunque generalmente asociamos la ingesta de churros y chocolate con la hora del desayuno (o la merienda), lo cierto es que son muchos los madrileños –y cada vez más los foráneos– que agradecen encontrarlos recién hechos a cualquier hora del día. Y eso solo lo puedes encontrar en bares como el que abrió sus puertas hace la friolera de 40 años, justo enfrente del hospital Gregorio Marañón. Aunque también te conviene saber que, sobre todo por las mañanas, suele estar muy concurrido. Y es que en su carta vas a poder elegir entre muchas más opciones dulces y saladas, aunque salta a la vista (y al olfato) que los churros y las porras son la especialidad. Ambos manjares los puedes acompañar de uno de esos cafés castizos en vaso de caña o del chocolate, que preparan con leche (a la francesa). El establecimiento es lo suficientemente amplio para que puedas hacerte con una silla sin problema y su equipo es muy profesional. Si a esto le sumas que no paran de freír churros y porras durante toda la jornada, ya tienes un bar en el barrio de Ibiza al que peregrinar cuando el cuerpo te pida un buen chocolate con churros recién hechos.

En la actualidad cuentan con nueve locales en Madrid, siendo el de la calle Ibiza el último en incorporarse a un grupo que lleva muchos años alegrando las mañanas y las tardes a los madrileños en locales como el de la calle Mayor o el de Galileo. El proceso en todos ellos es totalmente artesanal y cuentan con su propia receta, que da como resultado un churro con forma de lazo con algo más de grosor –y un relleno más consistente– si lo comparamos con los que encontramos habitualmente en la capital. Esto hace que solo necesites un par de ellos para darte por satisfecho, más aún si lo acompañas con el chocolate tipo español (con agua en lugar de leche) que preparan en Las Farolas. Y lo mejor de todo es que cuentan con envío a domicilio, por si eres de los que prefieren disfrutar de un buen chocolate con churros en familia y quieres ahorrarte el paseo hasta la churrería. Aunque en este caso merece la pena acercarse hasta allí porque, por norma general, se trata de locales amplios y bien acondicionados. 

Se autodenominan taberna cósmica-cañí y rinden homenaje a la tradición madrileña. Y partiendo de este concepto, no podían faltar los churros a la hora del desayuno. Desde las 10.00 horas podéis tomaros este clásico con un buen y espeso chocolate frente a la Puerta de Alcalá. Como tienen churrería propia, los hacen al momento todos los días de la semana. 

Es una de las chocolaterías más famosas de Madrid, tanto por su ubicación en pleno centro de la ciudad, a pocos pasos de la Puerta del Sol, como por la calidad de su chocolate. Su fachada de color verde esconde una cafetería de las de mesas de mármol y sillas de aluminio. Es el lugar de encuentro tanto de personas mayores de la zona como turistas que buscan un desayuno o merienda tradicional, o tomar un buen chocolate con churros en Madrid, además de todo tipo de pastelería artesanal.