7 cafeterías de Chamberí para disfrutar de un café de calidad

Tal fue el éxito del Toma Café de Malasaña desde que abrieron que esta casa de cafés decidió abrir una segunda sede en el barrio de Chamberí, junto a la siempre concurrida Plaza de Olavide. Hasta aquí trajeron también el talento de sus baristas, expertos en preparar espressos, capuchinos y moccas con un café de primerísima calidad (también de filtro). No en vano es considerado como uno de los mejores lugares de Madrid para disfrutar de una buena taza de café. Echad un vistazo a su carta para acompañar vuestra dosis de cafeína con una tostada de pan de semillas o un cruasán artesanal.

Como el vino o el gin-tonic, el café se ha convertido en una de las últimas bebidas encumbradas a la categoría de delicatesen. Cada vez hay más lugares en Madrid que apuestan por un grano de calidad, con diferentes variedades y molido al instante. Y una de las cafeterías de Chamberí elevadas a la categoría de templo del café es Monkee Koffee, un espacio diáfano de paredes de ladrillo visto, mobiliario vintage y decoración industrial.

Inspirado en la cultura cafetera australiana nació este pequeñísimo café. Una estrecha barra y una mini mesa para dos al fondo es todo el espacio con el que contáis para probar el exquisito café que preparan en esta cafetería de Chamberí. Pero no os agobéis, también lo podéis pedir para llevar.  Podéis acompañar vuestro espresso, latte o capuchino con su repostería casera (tienen unos muffins de frambuesa y chocolate blanco que están buenísimos) y tienen además una selección de platos salados y muy sanos para llevar.

Agradable espacio que lleva por nombre el de su propietario y donde cada detalle testimonia su cariño, bagaje, esfuerzo y buen gusto. "La reforma fue un parto. Solo deseaba vender el primer espresso...". Ahora se siente feliz y orgulloso. Y con razón. "Tengo tres reglas: no escatimar con la calidad del producto (atención a sus tostadores, los londinenses Caravan, y a la vitrina dulce), precios asequibles y trato cercano con el cliente". Todo el que se asoma, vuelve a esta cafetería de Chamberí.

Ocupa un luminoso esquinazo, con grandes ventanales y decoración industrial de la archiconocida calle gastronómica de moda en Madrid, Ponzano. Cuenta con pocas mesas y algunos cómodos sofás que enseguida se ocupan los fines de semana a la hora del desayuno. El café es, cómo no, su especialidad y en su carta conviven el espresso, cortado, café con leche y capuchino con café filtro Aeropress, V60 y Chemex. También tienen tés e infusiones, batidos, zumos y hasta limonada. En el aspecto gastronómico, su tarta de zanahoria artesanal se agota casi a diario, y tampoco falta la instagrameada tostada de aguacate. Si os apetece picar algo de comer en esta cafetería de Chamberí, probad sus sándwiches recién hechos con alguna de sus cervezas artesanas.

El café es el protagonista de su carta de bebidas (proviene del tostador Noma), aunque no el único integrante. El resto de su propuesta se caracteriza porque su brunch puede disfrutarse en cualquier momento del día, a lo largo de las horas de apertura, sin limitarse a un sesgo de la mañana. También ofrecen carta con bowls, cruasanes rellenos, tortitas con Nutella, sándwiches variados y platos salados y un menú del día con opciones de plato principal que cambian semanalmente. Un plus: ¡tiene terraza!

Viajar al Berlín más auténtico sin salir de esta cafetería de Chamberí es posible gracias a Marcos, su propietario, y Víctor Zamarripa, barista que trata el producto con profesionalidad y es capaz de despertar la curiosidad en aquellos que aún no están muy metidos en el mundo del café de especialidad. En Wilko elaboran todo lo que ofrecen en su carta, desde las mermeladas a las tartas, pasando por los bizcochos de temporada o su famosa cookie de crema de cacahuete con chips de chocolate negro y escamas de sal. Lo único que buscan fuera es el pan, que es de Panic, y el café de especialidad, que lo firma Hidden (también suelen invitar a otros tostadores nacionales e internacionales).