Una buena opción y está bien de precio para aquellos que estéis por los alrededores de la Cartuja de Escaladei. Este acogedor establecimiento, cálido y familiar, abre todo el día así que incluso podréis desayunar. Eso sí, si hace buen tiempo aprovechad para sentaros en la terraza. Para comer ofrecen tostadas, tapas, platos a la carta y platos combinados.
Costa Daurada -Priorat
En el tranquilo pueblo de la Vilella Baixa, con el Montsant abrigándolo, en Cal Pep tenéis comida casera, con un menú que no os dejará hambrientos: dos platos y un entrante, postres y bebidas. El conejo a la cazuela o las berenjenas rellenas son algunos de los platos estrella, pero también podéis pedir unos caracoles dulces y picantes y, de postre, unas peras al vino del Priorat.
Después de subir por los empinados caminos de Porrera, llegaremos a Cal Carlets, donde todavía tendréis que subir una escalera para llegar a su comedor. Pero habrá valido la pena. Primero, por conocer este municipio del Priorat, después, porque desde la parte alta del pueblo disfrutaremos de bonitas panorámicas, y finalmente porque podremos comer cocina casera con platos y productos del Priorat acompañados, por supuesto, de una buena selección de vinos. Además, hay una buena relación calidad-precio.
Baix Camp
El nombre del restaurante se debe a que se encuentra donde antiguamente estaba el estanco de Prades. Pero no notaréis el olor a tabaco: ya hace más de tres décadas que este pequeño restaurante que ofrece cocina casera con recetas sencillas y tradicionales. Cuando hayáis cruzado los arcos de la entrada pedid, si queréis comer cantidad, la ‘butifarrada’ (un surtido de butifarras) o la parrillada de cordero con guarnición.
Si queréis probar cocina de montaña, ya sea de caza, guisos, parrilla, embutidos o quesos, y todo ello regado con buenos vinos de estas comarcas, acertaréis con La Cuina de’n Carlos, que se encuentra junto a la ermita de Santa Marina, dentro del municipio de Pratdip. Platos sin grandes complicaciones pero con carnes de calidad y en un ambiente relajado y acogedor. Tampoco se olvidan de los buenos arroces. El restaurante también es una buena opción si vais en grupo, puesto que ofrecen menús personalizados.
En las Borges del Camp encontramos este acogedor restaurante de nombre juguetón y donde podréis comer unos excelentes caracoles, carnes a la brasa, pies de cerdo y, cuando es temporada, no faltan los calçots. En definitiva, cocina tradicional y de mercado en un entorno plácido del que todavía podréis disfrutar más si cenáis allí en verano, puesto que después podréis tomar un buen cóctel en el mismo sitio.
Calafell
El pescado y el marisco son los protagonistas de este restaurante que ya va por la tercera generación desde que abrió sus puertas en 1951. Ya podéis imaginar que, con tantos años a sus espaldas, es reconocido en la zona, y eso que no se encuentra en primera línea de mar. Tendréis que subir una colina, que también tiene su encanto: vistas privilegiadas con el mar de fondo. Sus menús permiten comer como reyes a precios muy variados.
El padre del Sr. Julià abría hace más de medio siglo este excelente restaurante en segunda línea de la playa de Calafell, y hoy, como el primer día, sigue ofreciendo unos platos de pescado fresco procedente de la lonja de Vilanova que son para chuparse los dedos. Tiene además mesas anchas y separadas, ambiente acogedor, trato magnífico y siempre cuidando el detalle. Más allá del pescado, dejad un hueco para los postres. Os recomendamos el Tarraco: pastel de avellanas y chocolate con crema de avellanas. Una gran tentación.
L'Hospitalet de l'Infant y la Vall de Llors
Mont-roig del Camp - Miami Platja
Reus
"No hi ha alegria amb la panxa buida". Así está escrito en una de las paredes de este restaurante del centro de la ciudad, decorado de manera original, a pesar de tener muchas décadas de historia. Dispone de una carta muy variada, que tiene desde tapas frías y carpaccios hasta paellas y arroces, pizzas, caracoles ‘a la llauna’ o tataki de atún. También es una buena opción para hacer el vermut.
Podéis elegir entre un montón de ‘divertimentos’, como por ejemplo los chips de alcachofa –que son el sello de la casa–, los rollitos crujientes de bacon y queso de cabra, o un excelente cremoso de patata con pulpo. También tenéis platos fríos, como ensaladas y carpaccios, espárragos a la parrilla con sal de jamón o ‘trinxat’ de col y patata con gambas. Y si no tenéis suficiente, están los platos de siempre, como arroces, pies de cerdo, o medallones de filete ibérico con queso fundido. Situado al lado del Mercadal, este es un restaurante rompedor, para todos los gustos y todos los bolsillos.
El nombre es bastante explícito. En este céntrico restaurante encontraréis, sobre todo, tostadas con embutidos, patés y quesos, pero las tostadas también pueden ir acompañadas de ensaladas, platos a la plancha, tortillas… El interior está decorado de forma rústica, aunque en verano apetece cenar en su terraza.
Para comer unas tapas o unos surtidos de quesos y embutidos, en una sala decorada al estilo de las primeras décadas del siglo XX, y con un escenario sobre el que encontraréis a menudo grupos de música o magos. Es decir, que si queréis comer mientras escucháis música en directo, consultad su programación y ¡ya podéis reservar mesa!
Ruta del Cister
Amplio, espacioso, con jardines, de aquellos restaurantes preparados para acoger el banquete más grande, pero que también se puede convertir en un rincón de intimidad. Y sobre todo muy adecuado para el paladar, con una cocina que combina tradición y modernidad. La especialidad son los arroces de todo tipo y los caracoles, y de Simó de Palau destacan también sus cavas, con la elaboración de un cava propio y que podéis conseguir en la tienda del restaurante.
Los propietarios han querido adecuar el espacio de la antigua casa que ha sido restaurada completamente manteniendo el tipo de construcción original. Todo se ha hecho con mucho cuidado y sencillez, lo que le da un aire especial. Gracias a ello, el comensal que llega al restaurante se encuentra inmerso en un ambiente cómodo, amable y acogedor.
Arte, vino y gastronomía se cogen de la mano y recorren mesa a mesa el Celler de l’Artista. Albert, Àngel y todo el equipo son los responsables de conseguir una velada inolvidable en un marco lleno de armonía y buen gusto. En los platos se ve reflejada la inquietud de aquél que ama lo que hace. Crean emociones y sentimientos al comensal. Fusión de las últimas tendencias culinarias con lo más tradicional de nuestra cocina. Arte en las paredes... Arte en los platos.
Sin duda, uno de los grandes atractivos de El Call de Montblanc es el propio edificio, una antigua casa de un judío que data de los siglos XIII y XIV muy bien conservada, con un comedor elegante en el piso de arriba. Pero lo que sirven en las mesas no se queda atrás, al contrario, se basa en el producto de proximidad y, por ejemplo, los caracoles ‘a la llauna’ o el bacalao con miel no os dejarán indiferentes. Y cuando es época, los calçots son la estrella.
Salou
Pequeño establecimiento, acogedor tanto en el interior como en el jardín, donde se encuentra la morera que da nombre al restaurante. Cocina de calidad y original. Si tenéis hambre y ganas de probar cosas, pedid el menú degustación. Algunos platos: brocheta de rape y langostinos, huevos estrellados con bogavante, o brandada de bacalao rellena de pato. Para paladares exigentes.
Tarragona
Perfecto para comer unas tapas caseras y platillos con productos km. 0 y de agricultura ecológica. Destaca también por sus más de 200 referencias de vinos, cavas y champagne, y especialmente por los vinos naturales y biodinámicos, así como por la gran variedad de ginebras de todo el mundo. Además, no sólo ofrecen comidas y cenas, también sirven almuerzos de cuchillo y tenedor ¡y por la noche podéis tomar una copa mientras escucháis música!
El Vendrell y Coma-ruga
Vila-seca, La Pineda Platja
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