Castell de Mediona
© Josep Cano / Diputació de Barcelona
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Escapada al Alt Penedès: entre pámpanos y piedras

En el Alt Penedès caminaremos entre las raíces de las cepas y de nuestra cultura: viñas, castillos y villas medievales

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Fueron los griegos, setecientos años antes de Cristo, que por primera vez dejaron testimonio del vino. A griegos y romanos debemos la expansión de esta bebida por las costas mediterráneas y a los cristianos su consolidación como parte inseparable de nuestra cultura, siendo, como todavía lo es, un elemento importante de la liturgia. Las raíces de las cepas, pues, se entrelazan con las de nuestra civilización. Lo descubriremos en una intensa escapada.

Tarde día 1: paz medieval

Mil años de historia nos contemplan desde la Torre Grossa del Castell de Mediona, en el Alt Penedès. Desde su fundación en el siglo X -probablemente sobre una construcción sarracena-, se han escurrido años, vidas y estilos arquitectónicos diversos, pero la plaza no ha dejado de estar habitada. En el siglo XXI, este conjunto monumental acoge múltiples actividades sociales, culturales y de ocio. Aparte de la paz y el contacto con la naturaleza que por supuesto encontramos, se organizan periódicamente talleres, cursos, exposiciones y visitas guiadas.

Sea cual sea la opción que elijamos, en el fondo no dejará de ser una excusa para, durante unas horas, pisar un suelo empapado de historia en plena naturaleza. En lo alto de una colina de la sierra del Bolet, hundido entre montes y viñedos, se accede  al castillo por una única carretera: un recorrido ideal para transportarnos de lleno al mundo medieval, como los caballeros que, dormidos encima del caballo, eran encantados por las hadas y entraban en una dimensión maravillosa. Para llegar a nuestra meta salimos del núcleo urbano de Sant Quintí de Mediona, cogemos la C-244a en dirección a Sant Joan de Mediona y tomamos el desvío debidamente indicado para llegar al castillo, a la altura del kilómetro 18. Eso si vamos en coche, claro. A pie, a caballo o en bicicleta también es posible llegar. Salimos por la calle de Ponent por un camino entre las viñas hasta y, cerca de una antigua fábrica, nos encontramos con un cartel que nos señala el camino. De pérdida imposible, la subida a pie o en bicicleta es un pequeño placer reservado para los amantes del senderismo.

Si luce el sol, y vamos con tiempo, nos podemos detener antes de llegar a nuestro destino para hacer un poco de ruta silvestre por uno de los caminos que se pierden en la frondosidad que todo lo rodea. Llegamos a la fortificación, y salta a la vista que la construcción primitiva del siglo X la han ido formando de esta manera hasta su estado actual incontables generaciones de habitantes. Una capilla románica del siglo XII en primera instancia, ampliada durante los siglos XIII y XIV con estilo gótico, una construcción templaria del siglo XIII, y, finalmente, la Torre Grossa, edificada en el siglo XV por el duque de Cardona.

Este recorrido cronológico y arquitectónico a la vez os lo encontraréis desarrollado y detallado si asistís a una de las visitas guiadas del castillo, que deberéis reservar con antelación, pero que será un colofón reparador antes de acompañar el sol hacia la puesta.

Mañana día 2: paseo acuoso

Al pie del Castell de Mediona, el municipio de Sant Quintí de Mediona reposa en la montaña desde que fue construido contemporáneamente a la fortaleza. Sus orígenes, como los de la mayoría de los pueblos de alrededor, están vinculados a la frontera entre los árabes y los cristianos en tiempos de la ocupación, y de hecho, son producto inevitable del mestizaje que se produce en las zonas limítrofes.

En este caso, parece ser que fue el asentamiento de un priorato del Monasterio de Ripoll lo que motivó la aparición de una población estable en la región entre los siglos X y XI. La casa o cela monástica que entonces fue construida bajo la protección de Ripoll se puede visitar y es, seguramente, el mejor punto para empezar la ruta dentro del pueblo, en la plaza de la Església. De restos originales quedan pocos porque los años han limado el edificio, pero aún se conservan algunos detalles que nos hablan del pasado. En la Rectoria Vella encontramos lo que había sido uno de los accesos al recinto. Se ha mantenido también una puerta adintelada con una cruz esculpida y varios ventanales decorados con relieves renacentistas. Si estáis un poco acostumbrados a las visitas de iglesias, enseguida reconoceréis las arcadas del claustro que, aunque han perdido su función original, son un recuerdo inmutable de lo que un día significaron. Acompañando la casa monástica, el priorato de Sant Quintí de Mediona también contaba con una iglesia, hoy en día la parroquia de la villa. Sin restos originales, la puerta principal conserva vestigios renacentistas.

Salimos de la iglesia y damos un salto en el tiempo: os hacemos dos propuestas no excluyentes, dependerá de vosotros mismos. La primera es ir al molino papelero Ca l'Oliver, que entró en funcionamiento a principios del siglo XVIII i al cual se accede a pie desde el casco antiguo por el Camí de Ca l'Oliver. La segunda, en la otra punta del pueblo -una buena manera de verlo entero es ir a continuación-, son las Fonts de les Deus, al pie del arroyo Torrent del Duc, desde donde nacen un buen puñado de rutas a pie por los contornos del pueblo. Junto a las fuentes, se encuentran unas instalaciones de deportes de aventura, sin duda una buena forma de abrir el apetito antes de la comida. En el término municipal de Sant Quintí de Mediona hay cerca de cincuenta fuentes naturales. Nada mejor para el caloret del verano.
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Tarde día 2: Vilafranca, más que la capital del vino

Cuna de cultura popular, epicentro político y social de la veguería y símbolo de la prosperidad de comarcas, Vilafranca del Penedès se presenta como una parada obligatoria en nuestra escapada. El momento ideal para hacer escala es, sin duda, a finales de agosto, cuando el calor ya ha bajado un poco y llega San Félix, día de la Festa Major. La ciudad se transforma durante cinco días, las calles hierven y se llenan de fuego. Poco hay que añadir de la fiesta castellera, momento en el que se concentra, en la plaza de Sant Fèlix, la energía vital de toda Vilafranca.

Aparte de las fiestas puntuales, la ciudad presenta un amplio abanico de posibilidades turísticas destacables. Una primera opción es hacer senderismo entre viñedos y recorrer a pie o en bicicleta los 4 kilómetros que hay hasta el bosc dels Pujols. Si, en cambio, queremos pisar ciudad, tenemos dos propuestas definidas, que parecen hechas a medida para aquellos versos de Foix: "m'exalta el nou i m'enamora el vell". El primer itinerario que  sugerimos es la ruta modernista, que nos permitirá admirar la llegada de la modernidad y el progreso en Vilafranca a finales del siglo XIX. Obligatorios los interiores de la Casa Miró. El segundo, la ruta medieval, nos llevará por el centro histórico de la ciudad y nos permitirá conocer de primera mano dos acontecimientos cruciales en la historia de Catalunya: la muerte del rey Pedro el Grande, el Palau Reial, y los hechos que llevaron a la Concordia de Vilafranca. La firma de este acuerdo condujo a la guerra civil catalana del siglo XV entre la familia real de los Trastámara, que en ese momento gobernaban Catalunya, y la Generalitat.

Seguimos en ruta y nos abrimos paso alrededor del Palau Reial y la plaza de Jaume I por la calle General Prim, hasta llegar a la plaza de la Vila, la plaza de Sant Joan y, más allá, el Convent de la Santíssima Trinitat. El entramado de calles nos reconduce a la plaza de la Constitució, justo al lado de donde hemos empezado, para hacer una visita a la Basílica de Santa Maria y el Campanar. En la cripta hay un magnífico grupo escultórico del descendimiento de la Cruz con firma de Josep Llimona. Muy cerca de la basílica se encuentra el más que recomendable Vinseum, el Museu de les Cultures del Vi a Catalunya, donde os adentraréis en la historia de esta bebida de forma comprensible y a través de elementos museísticos modernos.

Mañana día 3: mañana de viñas

Entender el Penedès es entender sus viñas. Por eso no podemos pasar por esta tierra y no dedicar una mañana a recorrer las vías que unen los pueblos de los alrededores de Vilafranca del Penedès: Torrelavit, Puigdàlber, la Granada, Santa Fe del Penedès (¿alguien se acuerda de Nissaga de Poder?)... A pie de carretera, miles de hileras de cepas se van abriendo, a medida que avanzamos, en un orden perfecto, milimétrico. Rodeados de viñedos, para esta mañana os proponemos una original incursión en el Pla del Penedès.

Accedemos a este pequeño municipio desde Vilafranca, tomando la C -15 en dirección a Igualada. Una vez hemos aparcado, podemos echar un vistazo al núcleo urbano, antiguo pero renovado por imposición de la vida cotidiana. En el ambiente se conserva el aire de otro siglo. Lo que proponemos, sin embargo, no es una visita convencional del municipio. En lugar de ello, os invitamos a asistir a un ritual ancestral: un día de vendimia en la finca de Jean Leon.

Entender el Penedès es entender sus viñas. Así que sacad todo el jugo a este día de vendimia, que os permitirá, además de una idílica excursión entre cepas, sarmientos y pámpanos, conocer la historia de esta finca y, luego, degustar un desayuno típico de payés. Experiencia única para sumergirse en el significado del vino, la tierra y la tradición.
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Tarde día 3: entre les runas de la Historia

Paradójicamente, empezamos y acabamos la escapada en el Alt Penedès no en la viña sino en la montaña, señal que la comarca es riquísima en parajes. Esta última tarde la invertiremos en una incursión en el Parc d'Olèrdola, junto al macizo del Garraf. Dentro de las fronteras del parque encontramos las tres formas típicas de vegetación mediterránea: bosque, sembrado y maquia, que se complementan y configuran una preciosa vista desde la iglesia de Sant Miquel, a casi 400 metros sobre el nivel del mar. La iglesia, que data del siglo XII, forma parte de un interesante conjunto monumental los primeros restos del cual nos remiten al Neolítico y la Edad del bronce.

Los íberos también ocuparon este emplazamiento y, de hecho, levantaron una parte de la muralla, que se conserva 3.000 años después. Fueron los romanos los que retomaron la construcción del complejo, completando la muralla y añadiendo una cisterna y una atalaya. A mediados del siglo I a. C. Olèrdola quedó abandonada hasta muchos siglos después, cuando los cristianos reconquistaron la zona de manos sarracenas. El castillo y los primeros indicios de la época medieval datan hacia el siglo X y se alargan hasta el XIII.

Desde su posición de privilegio, la fortaleza de Olèrdola ha sido protagonista de casi todas las grandes guerras que han asolado nuestro país: desde las invasiones árabes hasta la Guerra del Francés. Abrumaros con la historia y el paisaje para poner un punto y final bien adecuado a la escapada.
Cal Saldoni
Cal Saldoni
Al cor del Penedès i envoltat de vinyes, Can Saldoni és un local ideal per degustar els millors vins de la comarca: la seva carta compta amb més de 160 referències. Per acompanyar, els millors plats de la cuina autòctona de temporada, amb especial atenció pel gall de Vilafranca i el peix i marisc fresc de Vilanova i la Geltrú i combinacions de mar i muntanya tan originals com el bacallà amb figues i foie.
El Racó de la Cigonya
El Racó de la Cigonya
De presentació agosarada, els plats d’El Racó de la Cigonya estan elaborats amb la millor base de la cuina tradicional catalana. L’objectiu del jove equip de cuiners d’aquest restaurant és despertar els sentits a partir del gust, les aromes i l’estètica. Una proposta: arròs caldós amb sèpia i escamarlans i peus de porc a la brasa i gratinats. Per postres, una senzilla crema catalana, al punt just, tancarà el menú.
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Cal Blay
Cal Blay
Ideal per a grans esdeveniments, Cal Blay compta, també, amb servei de càtering. Hi trobareu plats per a tots els gustos, en diferents fórmules, amb plats autòctons com la cassola de cigrons de l'Anoia, l'esqueixada de bacallà amb romesco o els calamarsets amb mongetes de Santa Pau saltejades amb ceps però també alguns d'exòtics, com els noodles amb shitake. Per postres, podeu provar els gelats artesans o la poma al forn amb gelat de vainilla de Tahití.
Casa Joan
Casa Joan
Un interior acollidor, amb mosaics enrajolats, és l'escenari perfecte per a un excel·lent dinar a Casa Joan, al cor de Vilafranca. Aquest restaurant de cuina tradicional d'alta qualitat ofereix des dels plats més nostres −finíssim l'entrant de puré de patata amb tòfona−, fins al filet de vedella amb foie amb salsa de cava, un clàssic de la cuina francesa passat pel sedàs local. Bona carta de vins del Penedès, tot i que si voleu seguir la tradició, el més adequat és que acompanyeu el dinar amb una ampolla de cava.
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Fonda Neus
Fonda Neus
Aquest negoci familiar està avalat per quatre generacions d'antiguitat i els seus plats oscil·len dins de la cuina tradicional: vedella amb bolets, vedella al cava o canelons, amb localismes com ara l'amanida de xató o l'ànec del Penedès rostit amb prunes i pinyons. La Fonda Neus ofereix una alta varietat de menús i una carta amb referències com el foie farcit de codony i tòfona o el bacallà amb ceba confitada i sobrassada. Que no falti el vi o el cava del Penedès.
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Cal Lluís de Mas Palou
Cal Lluís de Mas Palou
Magnífica masía del siglo XVIII rodeada de olivos y viñedos, y que además cuenta con amplios espacios para juegos infantiles y con piscina. Ideal para familias o grupos reducidos, ya que dispone de una habitación con cama de matrimonio y otras dos con dos camas cada una, así como de dos baños. Tranquilidad y esencia del Penedès en Cal Lluís de Mas Palou.
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Cal Peret Parera
Cal Peret Parera
Rodeada de viñedos, como no puede ser de otra manera en el Penedès, Cal Peret Parera es una masía de principios del siglo XX convertida en alojamiento rural justo hace diez años, y donde encontraréis silencio, tranquilidad y buena comida. Dispone de cinco habitaciones personalizadas con una capacidad total de 15 personas, y con todos los servicios básicos necesarios para disfrutar de unos buenos días en la comarca, además de una piscina descubierta ideal si vais en verano, y excelentes calçotadas en la mesa cuando es la época.
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Can Bicicleta
Can Bicicleta
Casa rural sencilla pero con todo lo imprescindible para pasar unos días agradables en familia o con amigos –tiene capacidad para seis personas. Uno de los puntos fuertes de la casa es la amplia sala-comedor con chimenea, mientras que en el patio hay piscina y espacio para hacer barbacoas. Lugar ideal como punto de partida de varias excursiones por la comarca del Alt Penedès.
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Mas Pigot
Mas Pigot
Mas Pigot es una masía situada a 10 kilómetros de Vilafranca del Penedès y en la cima de una pequeña colina, lo que le otorga unas panorámicas privilegiadas de los entornos. La casa está perfectamente equipada para pasar unos días con todo tipo de comodidades; así por ejemplo, la piscina pasa a ser cubierta en las estaciones frías, o casi todas las habitaciones disponen de baño propio. Tiene capacidad para 15 personas.
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Les Graus
Les Graus
Gran casa del siglo XVIII en las afueras de Font Rubí con capacidad total para 15 personas en sus cuatro apartamentos independientes. Se puede alquilar entera o por apartamentos. Rodeada de árboles centenarios y de viñedos, tiene como espacios comunes un jardín con piscina y barbacoa. Cerca tenéis una gran cantidad de actividades para conocer la comarca: enoturismo, rutas a caballo, alquiler de bicicletas...
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Museu d'Arqueologia de Catalunya a Olèrdola
Museu d'Arqueologia de Catalunya a Olèrdola

La montaña de Olèrdola ha sido un enclave estratégico con asentamientos de diversa intensidad desde la edad del bronce (poco menos de 4.000 años atrás) hasta bien entrado el siglo XX. Podréis visitar tanto el recinto arqueológico como el Centre de Interpretació, que ocupa parte de un edificio de nueva planta. El museo ofrece tanto visitas guiadas como teatralizadas que permiten descubrir, entre otros elementos, las tumbas antropomorfas y la ciudad medieval, época en que se construyó el castillo de Olèrdola y la ciudad amurallada.

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Castell de Penyafort
Castell de Penyafort
Se trata de un conjunto formado por los restos de la antigua casa fortificada de Penyafort, un convento y una iglesia. El castillo fue construido hacia el siglo XI. Tradicionalmente se localiza el nacimiento de San Ramon de Penyafort (1185 - 1275), dominicano y canonista, y consejero de Jaime I, canonizado en 1601. Las visitas guiadas se realizan el segundo domingo de cada mes con inscripción previa. En el castillo también comienza la Ruta de los refugios antiaéreos, que se hace el cuarto domingo de cada mes, ya que el recinto forma parte de los espacios relacionados con la aviación y la guerra civil.
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Castell Museu Municipal de Sant Martí Sarroca
Castell Museu Municipal de Sant Martí Sarroca
Conocido como Conjunt monumental de la Roca, este recinto incluye la iglesia románica de Santa Maria, edificada en el siglo XII, el Castillo de San Martí, construido en el siglo X, y el museo, que alberga varias colecciones arqueológicas y etnológicas como un monumento funerario ibérico (siglo III-II aC), una cabeza de mujer de piedra (sI aC) conocida como Venus del Penedès, lápidas sepulcrales romanas y una sopera morisca de cerámica de Manises (s. XV), decorada por dentro y por fuera, una pieza que se puede considerar única, encontrada durante la restauración de la iglesia.
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Museu de les Cultures del Vi de Catalunya Vinseum
Museu de les Cultures del Vi de Catalunya Vinseum
El Vinseum cuenta con un extraordinario fondo sobre la historia del vino que destaca por su heterogeneidad disciplinar y por su valor histórico. Las más de 17.000 piezas del fondo forman parte de una serie de colecciones que son testimonio imprescindible para completar la historia de un territorio marcado desde tiempos remotos el cultivo de la viña y la producción vitivinícola. Podréis ver las exposiciones y también diferentes audiovisuales para entender cómo se elabora el vino y que supone a nivel histórico y económico.
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  • Historia
Centre d'Interpretació del Cava La Fassina
Centre d'Interpretació del Cava La Fassina
Ubicado en una destilería de espíritu de vino construida en 1814, el Centre d’Interpretació del Cava ofrece 1.200 metros cuadrados de recorrido por el mundo del cava, desde los orígenes, la historia, el proceso de elaboración, hasta su cultura, el arte de vivir y el espíritu de celebración. Con la visita disfrutaréis de Sant Sadurní d’Anoia en 3D, conoceréis el patrimonio arquitectónico de forma interactiva, y viviréis la Fiesta de la filoxera en gran formato entre otras propuestas.
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